A pesar de los grandes retos que aún hay por vencer en materia de equidad de género, muchas mujeres han podido colocarse en privilegiados espacios de diferentes industrias gracias a sus capacidades y su gran tenacidad. Cada una de ellas representa una fuente de inspiración para millones de personas alrededor del mundo y un gran ejemplo para las nuevas generaciones, sin embargo no siempre son tomadas en cuenta para las posiciones de niveles más altos del mundo corporativo.
Un estudio de la organización Catalyst identificó a algunos de los países con mayor sesgo de género en las juntas directivas del mundo y el resultado es verdaderamente alarmante.
De los 20 países que aparecen en el ranking, Noruega es la nación que tiene mayor porcentaje de mujeres en posiciones de liderazgo con un 35.5%, lo que representa poco más de un tercio de los puestos de dirección, mientras que en Japón el 96.9% de los dirigentes de negocios son hombres.
Estados Unidos se mantiene empatado con Australia con un 19.2% de mujeres en puestos directivos; una de las afortunadas es sin duda la directora ejecutiva de Catalyst, Deborah Gillis, quien de acuerdo con información de CNN, declaró que «las empresas que no están tomando medidas a favor de la diversidad en las juntas deberían sentirse realmente avergonzadas», la investigación de la organización asegura que las compañías con mayor diversidad muestran un mejor índice de innovación y un mayor éxito financiero que aquellas con juntas dominadas por hombres.
Pero si el liderazgo femenino es mejor, ¿por qué las juntas de todo el mundo parecen continuar dominadas por los hombres? La respuesta la tiene un interesante estudio publicado por la firma Pershing LLC, que asegura que los ideales de los ciudadanos no siempre son coherentes con sus actitudes cotidianas.
Muy interesantes los datos, deberíamos sugerirles a Catalyst que valdría la pena identificar cuantas mujeres con un perfil de liderazgo y que puedan ejercer ese tipo de puestos de liderazgo están siendo discriminadas. Creo que si hay un rezago en la toma de posiciones de liderazgo, pero hay un problema mucho más grande que se antepone donde el número de mujeres que pueden llegar a esos puestos en comparativa a los hombres, ya que debe ser mucho menor.