Para conseguir un ambiente de armonía dentro y fuera de la empresa, Joaquín Aguilar ha tenido que romper con los esquemas tradicionales que operan en la mayoría de los sindicatos y trabajar de la mano con el departamento de Recursos Humanos.
Ejemplo claro de esto es que para garantizar las prestaciones de los trabajadores, el sindicato de GNP no acostumbra emplazar a huelga a la empresa para obligarla a revisar el contrato como hacen la mayoría de los sindicatos.
Al interior de la empresa, la comunicación del sindicato con los empleados fluye a través de delegados; uno por cada 20 personas. La fuerza del sindicato radica en sus delegados, pues son ellos los que tienen trato con la gente. Por ello la empresa los capacita en línea para que cumplan bien con sus funciones; además, les da un curso de un año que termina en un congreso de cuatro días.
Esto permite inculcarles valores de responsabilidad social que a la larga, junto con todo lo demás, ayuda a crear semilleros para nuevos supervisores.
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