Seguramente alguna vez te has preguntado si son igual de nutritivas las frutas y verduras frescas, que las congeladas o enlatadas. Existen muchos mitos en relación a las propiedades nutrimentales de estos alimentos cuando se someten a procesos de conservación.
A continuación encontrarás la información necesaria que te hará tomar la mejor decisión a la hora de ir al supermercado y comprar frutas para tu despensa.
Productos enlatados
Las frutas y verduras enlatadas muchas veces son percibidas como opciones de alimentos llenos de conservadores y con un bajo aporte nutrimental. En realidad, estos vegetales generalmente se recolectan en su madurez máxima y el mismo día que se cosechan son cocinados y enlatados para su preservación; esto significa que los frutos al estar maduros tienen una mayor concentración de nutrimentos que los alimentos que se recogen prematuramente para que puedan soportar el recorrido hasta los autoservicios y mercados.
Por otro lado, las condiciones de cocción de estos alimentos suelen ser mucho más controladas que los procedimientos caseros que utilizamos cuando los cocinamos nosotros mismos.
En la mayoría de los casos a los alimentos enlatados se les añade azúcar y sal para realzar los sabores, lo que aumenta el aporte de azúcares simples y sodio a la dieta. Además a la hora de comprarlos es importante revisar que la lata se encuentre en buenas condiciones, y que no presente abolladuras o golpes.
Productos congelados
El principio de utilizar un ambiente frío para conservar un alimento se basa en que el agua congelada evita el crecimiento y desarrollo de microorganismos. Al igual que los productos enlatados, las frutas y verduras congeladas suelen cosecharse en su madurez máxima, lo que implica que estos alimentos contengan un valor nutrimental, en ocasiones, más elevado que los alimentos frescos.
El proceso de congelación de los alimentos se debe llevar a cabo de manera rápida ya que entre más corto sea el tiempo de este procedimiento más pequeños serán los cristales de hielo que se formarán y el alimento conservará mejor su textura y consistencia. En el caso particular de las verduras, muchas de estas se someten a un proceso de precocción, lo que inactiva a ciertas enzimas responsables de la descomposición de los alimentos y ayuda a conservarlos mejor; sin embargo, con este tratamiento térmico se pueden llegar a perder propiedades importantes, como la vitamina C.
Una de las consideraciones importantes que debemos cuidar en relación a los alimentos congelados es justamente el descongelamiento, ya que al realizarse inapropiadamente muchas de las vitaminas contenidas se podrían perder. Lo más recomendable en el caso de las verduras precocidas es descongelarlas mediante vapor o en el microondas, de esta manera se evita que las vitaminas se pierdan y en el caso de las frutas, se recomienda pasar el alimento al refrigerador para que ahí mismo se descongele.
Producto fresco
Las frutas y verduras frescas son siempre la mejor opción pues no son sometidos a procesos de conservación. Sin embargo, debemos tomar en cuenta que los alimentos que normalmente compramos en las tiendas de autoservicio o en el mercado, muchas veces tienen días de haber sido cosechados. En ocasiones se recolectan inmaduros y se congelan para que puedan soportar el trayecto desde la huerta hasta el lugar de su venta, además durante el transporte son sometidos a cambios de temperaturas y a exposición solar, lo que permite que se pierda cierto contenido de vitamina C y vitaminas del complejo B.
Tras esta información, ya sabes que no importa si son enlatadas, congeladas o frescas, lo más importante es aprovechar las ventajas de las distintas presentaciones de estos alimentos para incluirlos en la alimentación, sin olvidar que la recomendación de los expertos es consumir diariamente 5 porciones de frutas y verduras.
Fuente: INSK.com