El presidente francés, François Hollande, anunció un endurecimiento del dispositivo legal contra el racismo y el antisemitismo, en particular con una respuesta administrativa más rápida contra las declaraciones de odio.
Se trata de “confiar a la autoridad administrativa la posibilidad de bloquear los sitios internet” que propaguen “el odio racista o antisemita”, señaló anoche Hollande en un discurso ante el Consejo Representativo de las Instituciones Judías de Francia (CRIF).
En la misma línea, prometió una mayor vigilancia de las redes sociales a escala europea para detectar ese tipo de discursos.
Precisamente, el pasado fin de semana su ministro del Interior, Bernard Cazeneuve, se había reunido en Estados Unidos con responsables de algunos de los gigantes de internet para implicarlos en el combate contra los mensajes terroristas o de odio racial o religioso.
El presidente socialista prometió “sanciones más rápidas y más eficaces” contra “declaraciones de odio” con contenido racista, antisemita u homófobo, y precisó que tendrán una consideración penal y dejarán de estar en el ámbito del derecho de la prensa.
A ese respecto, como ya anunció el domingo la ministra de Justicia, Christiane Taubira, la circunstancia agravante de racismo podrá acompañar a todos los delitos penales.
Eso supondrá mayores penas cuando se constaten motivaciones racistas o antisemitas por ejemplo en una agresión sexual o en un acto de acoso moral.
El jefe del Estado mostró, ante los representantes de la comunidad judía francesa, su intención de actuar en cuatro ámbitos, la educación, el arsenal represivo, los valores republicanos e internet.
En el terreno de la educación, se organizará una semana de “lucha contra el racismo” en todos los centros escolares, y la primera edición comenzará el próximo 16 de marzo.
Este dispositivo fue presentado en un contexto particular tras los atentados de comienzos de enero en París, en los que murieron 17 personas, entre ellos cuatro clientes de un supermercado judío asesinados por el terrorista Amédy Coulibaly.
El acto del CRIF estuvo marcado por la polémica generada por su presidente, Roger Cukierman, que horas antes de la tradicional cena anual con autoridades había señalado que actualmente “todas las violencias las cometen jóvenes musulmanes”, además de coincidir con el primer ministro, Manuel Valls, en la constatación de la emergencia de un movimiento “islamo-fascista”.
Esas palabras suscitaron la reprobación del Consejo Francés del Culto Musulmán (CFCM), cuyo presidente, Dalil Boubakeur, las calificó de “irresponsables e inadmisibles”.
El CFCM, en contra de lo que ocurría en los años anteriores, no acudió al acto del CRIF.
Fuente: SinEmbargo MX