A medida que se incrementa el conocimiento y la conciencia sobre el fenómeno del cambio climático y el tremendo impacto que nuestras actividades cotidianas tienen sobre el medio ambiente, poco a poco la conversación sobre las posibles soluciones cobra fuerza, y con ello, se elevan también las voces de consumidores de todo el mundo solicitando a empresas e instituciones cuentas claras sobre sus acciones a favor de la conservación de nuestro planeta.
Se sabe, por ejemplo que si la explotación de los recursos naturales continúa avanzando a la velocidad actual, muy pronto necesitaremos incluso tres planetas para cubrir las necesidades básicas de una sociedad extremadamente demandante, y por ello poner manos a la obra ha pasado de dar puntos extra a las empresas para convertirse poco a poco en un requisito indispensable tanto para su funcionamiento, como para la sobrevivencia de las comunidades en las que habita.
En este sentido, las compañías han tenido que responder a las necesidades de sus stakeholders comenzando a transparentar su impacto ambiental y comprometiéndose con la eliminación gradual de las emisiones contaminantes, especialmente de CO2, causa principal del calentamiento global; muchas de ellas incluso han asegurado que la meta es convertirse en empresas cero emisiones, pero ¿realmente es esto posible?
Cada vez que una organización habla sobre su meta cero emisiones, suena a que lo que busca es desaparecer su impacto ambiental por completo y lo cierto es que se trata de algo realmente imposible, por lo que este tipo de objetivos están basados en un método de compensación. Es decir, ya que no puedo simplemente detener las operaciones de la compañía para eliminar sus emisiones contaminantes, buscaré reducirlas al mínimo posible y compensaré el resto a través de bonos de carbono.
De acuerdo con un artículo realizado por Lili Fuhr y Niclas Hällström, este modelo de compensación pone al planeta entero en una situación realmente peligrosa, ya que muy lejos de lanzarse a buscar soluciones eficientes para el calentamiento global y la reducción de emisiones contaminantes, pueden seguirse lanzando grandes cantidades de CO2 directamente a la atmósfera e incluso crearse nuevas centrales de carbón
Por otro lado, un Sharon Johnson en Sustainable Brands asegura que hablar de metas cero emisiones netas no es algo completamente negativo, ya que la adopción de estos objetivos da sentido a la implementación de la sustentabilidad a corto plazo, reduce radicalmente las emisiones globales a través de innovaciones rentables y permite incrementar la inversión en energías renovables como una forma de equilibrar el uso de combustibles fósiles.