Una ciudad iluminada da la sensación de protección, antes esto se hacía con fogatas y ahora con la iluminación artificial; sin embargo, no necesitamos tanta iluminación para tener esta sensación, aseguró Héctor Antonio Solano Lamphar, profesor investigador del Programa Interdisciplinario de Estudios Metropolitanos, al hablar de la contaminación lumínica y sus efectos.
El especialista en el tema explicó que la contaminación lumínica “es un problema que tiene que ver con la iluminación artificial nocturna, que interactúa con partículas de suspensión en la atmósfera y en las grandes ciudades se puede ver como ese halo de luz que no deja ver las estrellas, en un principio, pero que tiene otras connotaciones y problemas, tales como gasto energético o en la salud”.
Normalmente este fenómeno se da en las grandes ciudades porque es más evidente, pero cualquier urbe con iluminación artificial nocturna puede tener el problema y “estamos a tiempo de abordar el problema, sin embargo, el reto hoy en día es darnos cuenta de las implicaciones, efectos negativos que se pueden ocasionar y aplicar políticas públicas, investigación y mediciones adecuadas”, aseguró el investigador del Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora, del Conacyt.
Los problemas de contaminación lumínica son reales
Son varias áreas las que se afectan cuando se habla de contaminación lumínica.
En el ámbito económico, el especialista aseguró que se tiene mucho gasto energético debido a las malas decisiones de iluminación en las distintas áreas de una ciudad. “Hice una estimación muy simple y tengo que estudiarlo, puede ser esta cantidad o menos, pero yo estimo que el costo anual sólo de la iluminación pública en México es de 34 millones de pesos, esto con base en estadísticas de la CFE, y estimo que la mitad de esta iluminación no se está aprovechando”; con una buena implementación de la iluminación, se ahorrarían 17 millones de pesos.
“En el caso del hombre, podríamos empezar con el problema del estrés o irritabilidad a largo plazo, además puede verse directamente relacionado con distintos tipos de cáncer, la melatonina (célula que ataca a las células cancerígenas) se ve dañada por la iluminación. No quiere decir que esta contaminación es el origen del cáncer, pero sí está estrechamente ligada; además altera nuestros ritmos circadianos, aumenta los accidentes de tráfico, disminuye la seguridad y la visión de obstáculos ”, aseguró.
En el medio ambiente también tiene muchos efectos: “Se alteran los ciclos reproductivos de ciertas especies y los efectos en la fotosíntesis. En los insectos, por ejemplo, ellos son de costumbres nocturnas y si no tienen una oscuridad adecuada no realizan sus funciones habituales, como polinizar una flor y se rompe la cadena alimenticia”; además, un anuncio iluminado puede llegar a matar hasta 300,000 insectos en una noche, dijo.
Se requiere de un proyecto inteligente
Solano Lamphar aseguró que ante este problema se debe hacer un proyecto inteligente. “Nosotros analizamos cinco tipos de lámparas que se utilizan en la iluminación pública: de vapor de sodio a baja y alta presión, leds, lámparas de mercurio y de elementos metálicos; estos tipos tienen diferente radiación espectral, es decir que el tipo de iluminación que generan es diferente, desde ahí ya estamos mal al tratar de emplear el mismo tipo de luz para diferentes zonas”.
Por ejemplo, “la luz de vapor a baja presión es muy utilizada por astrónomos porque es un espectro muy pequeño y se ve como triste, pero es muy eficiente; las led se usan porque son muy ahorradoras, pero no podemos cambiar toda la iluminación de la ciudad por un solo tipo de iluminación”.
El investigador explicó que la iluminación inteligente es “sectorizar a la ciudad y tomar en cuenta la biodiversidad. Por ejemplo, en sectores comerciales, en calles poco transitadas, zonas donde a las 12 de la noche ya no se requiera de luz, etcétera, son diferentes las medidas que se deben tomar”.
En cuanto a nuestro país, Solano Lamphar dijo que en la ciudad de México es imposible cambiar el sistema de iluminación incluso en 10 años, pero se debe trabajar por sectores y “lo más importante es cambiar la mentalidad de las reglamentaciones, por ejemplo los monumentos o los espectaculares después de media noche muy poca gente los ve, de 100% se reduce a 10% el impacto a estas horas”, explicó.
Instrumentos de medición
El investigador perteneciente al Instituto Mora, que próximamente será un centro de investigaciones en estudios de las metrópolis y las grandes ciudades de México, ha llevado su investigación más allá al realizar dos instrumentos de medición lumínica a muy bajo costo que podrían aportar a la realización de políticas públicas eficientes.
“Los instrumentos de medición relacionados con la luz pueden llegar a costar hasta 500,000 pesos, ya que éstos se hicieron para mediciones diurnas pero no son adecuadas para la noche; nosotros tenemos un desarrollo que se encuentra en Eslovaquia, funciona con un microcontrolador que es como un pequeño procesador que regula al sistema y se trabaja con una cámara fotográfica profesional común; a través de un simple sistema se pueden hacer mediciones, incluso de toda la noche para medir las variaciones lumínicas, su costo varía, pero está en alrededor de 25,000 pesos; así que no se acerca ni poco a los medidores que ya existen”, dijo.
Fuente: El Economista