Las cartas de amor son una tradición que nos hace pensar en pretendientes románticos, respetuosos y cariñosos que quieren plasmar por escrito su devoción por su pareja. Pero no todas estas misivas tienen este origen, algunas pueden usarse para manipular, convencer y perpetuar patrones de violencia. Esto pretende mostrar el libro No te mueras por mí, creado por la OSC peruana Vida Mujer.
En los últimos 5 años se han registrado 680 feminicidios en el país sudamericano, convirtiéndose en el segundo lugar en este tipo de crímenes en Latinoamérica. De estos, en 600 de los casos el victimario fue una pareja o expareja de la víctima. Es por esto que la organización obtuvo 25 cartas de amor y arrepentimiento recibidas por víctimas de violencia de género y las recopiló en un libro que por un lado muestra las palabras de amor y por otro el fatal destino de quienes las recibieron. Algunas mujeres perdieron la vida, mientras que otras sufrieron graves heridas físicas y psicológicas.
Lo que se pretende, en palabras de Vida Mujer, es «demostrarle a las mujeres que son violentadas que hay otros casos como el suyo y que pueden cambiar su historia de violencia denunciando a sus atacantes.» Es decir, se deja en evidencia que este patrón de agresiones y disculpas es común de las relaciones abusivas y de la violencia de género, algo que es importante que toda la sociedad, en especial las mujeres, sepa reconocer.
El breve prólogo del volumen es del escritor peruano ganador del Nobel Mario Vargas Llosa y dice:
Ninguna sociedad donde la mujer sea un ciudadano de segunda clase y se vea atropellada y abusada, será verdaderamente libre y democrática.»
Entre cartas escritas a puño y letra, correos electónicos y mensajes de texto, los 25 casos que presenta el libro son a un tiempo distintos y muy parecidos: un hombre escribe para demostrar que va a cambiar, su pareja lo perdona y el ciclo de violencia continúa. Charo, por ejemplo, recibió en su celular el texto «Te prometo que lo de ayer no va a pasar nunca más. Tú eres todo para mí. Yo solo puedo imaginar mi vida a tu lado, solo puedo imaginarme envejeciendo contigo.» Tiempo después, sufrió un traumatismo cerebral a causa de los golpes, que todavía tiene secuelas.
Por supuesto, hay muchas razones por las que una mujer que se ve en esta situación no deja a su pareja abusiva, desde psicológicas hasta económicas. Por eso no es solo responsabilidad de ellas denunciar y dejar atrás el maltrato, sino que los gobiernos y sociedades deben poner a su diposición recursos que permitan que lo hagan de una forma segura. Vida Mujer proporciona algunos de estos servicios, ya que es la primera organización en Perú que se dedica excusivamente a la salud de la mujer.
El libro puede leerse en su versión digital aquí.
