Por: Esther Xicota
Ya sabemos que no es oro todo lo que reluce. Por eso, te será fácil imaginar que detrás del telón del glamour, las luces, los anuncios, las cámaras y todo lo brillante y reluciente de la industria de la moda, el modelo de negocio presenta muchas fallas.
El modelo al que me refiero es el modelo de fast fashion.
Estas empresas que ganan miles de millones y que son presentadas en nuestra sociedad como símbolos y modelos de éxtio, dejan detrás de sí, un montón de suciedad, injustícia e infelicidad y ponen en riesgo la supervivencia de todos nosotros.
Y te doy 5 razones por las que esto es así:
1. El modelo productivo es casi esclavitud moderna
La presión para alcanzar los objetivos de producción lleva a los proveedores a subcontratar otras empresas que les apoyen y estos, a su vez, subcontratan nuevamente. A cada subcontratación, el control sobre la mercancía se pierde, los salarios son más y más bajos y las condiciones laborales peores.
La producción de las prendas de estas grandes marcas está ubicada en países en donde los estándares de trabajo y derechos humanos son muy bajos. Esto abarata considerablemente los costes de producción ya que pueden exigir la producción de grandes volúmenes en corto tiempo y a unos salarios que distan mucho de la media occidental.
Solo en Bangladesh se contabilizan alrededor de 4Millones de personas que trabajan en esta industria. Muchas de estas personas trabajan en los denominados sweatshops que son espacios de trabajo donde los trabajadores están sometidos a explotación, períodos de entrega casi imposibles de cumplir, absencia de salario digno para vivir (38$ al mes, 28centavos de $ la hora) o beneficios laborales, condiciones de trabajo pobres y abuso verbal y físico.
En USA un taller se considera un sweatshop cuando viola al menos dos normas como son las horas de trabajo o trabajo infantil. Imagínate
Los trabajadores sufren desmayos, intoxicaciones y problemas de salud relacionados con las condiciones laborales y el contacto con sustancias peligrosas. Pero también sufren agresiones, maltratos y vejaciones por parte de sus superiores.
A veces el descuido llega a tal nivel que las consecuencias son fatales. El caso más emblemático es el del accidente del Rana Plaza.
Y lo peor de todo es que esta situación está generalizada en toda la industria y aceptada por parte del consumidor como el paso por el que todos hemos tenido que pasar para conseguir el “desarrollo”.
2. Genera consumo compulsivo
La fast fashion ha permitido entrar en el mundo de la moda a muchas personas de ingresos bajos. Ahora todo el mundo puede ir a la moda a un precio asequible. De alguna manera, ha reducido la discriminación por la manera de vestir.
Pero, en contraposición, ha creado una generación de personas que está imbuido en una inercia de consumo constante en la cual los consumidores no valoran lo que compran y exigen ver cosas nuevas cada vez más rápido.
El objetivo de las marcas de fast fashion es satisfacer la demanda de una tendencia en concreto cuando esta está en su pico para después dejar de producirla y, literalmente, matarla, dejándola en el olvido.
Las tendencias pasan cada vez más rápido y los consumidores, enloquecidos por la falta de criterio y estilo propio, siguen comprando vez tras otra, lo que las marcas les proponen, cuando ellas lo proponen. Compran por impulso y las tiran rápidamente cuando las prendas ya no son tendencia.
Hemos pasado de ser personas a ser consumidores. Consumir es nuestro leidmotiv.
Es bien sabido que el consumismo extremo genera desórdenes como la acumulación compulsiva que la Universidad de Tilburg, en Holanda, ha identificado con aquellas persona que intentan combatir su infelicidad haciendo compras. En 2007, la Unión de Consumidores Españoles contabilizaba que el porcentaje de consumidores compulsivos en España estaba alrededor del 5 % (Psicología del Consumo).
El consumo compulsivo está asociado directamente con depresiones.
Te engañan. NO somos felices consumiendo más.
3. Contamina al medio ambiente
Todos lo sabemos: el objetivo del fast fashion no es ofrecer calidad sino tendencia para masas y precio.
Una de las estrategias para abaratar costos es la contratación de empresas que cobran poco y la otra es abastecerse de materias primas de muy baja calidad.
Estas materias primas tienen procesos de producción con un fuerte impacto en el medio ambiente y una vida útil muy corta. Hechas para usar y tirar. Para convertirse en residuo muy rápidamente.
Para nombrar dos de los impactos más inmediatos de esta industria con respecto al uso de materiales de baja calidad:
- Para hacer 1kg de algodón son necesarios más de 1.000 litros de agua y 1kg de químicos . Solo el cultivo de algodón usa el 22,5% de los insecticidas consumidos globalmente (fiber2fashion). Y ¿cuánto es la vida media de una prenda? Pues 3 años según textilerestorations.
- Se dice que los ríos de China tienen el color de tendencia. Esto es porque la falta de legislación e infraestructuras de tratamiento de agua en las fábricas (de China y de muchos otros países), hace que las industrias descarguen el agua con químicos (de los procesos de teñido y acabado) directamente a las fuentes de agua poniendo en grave peligro los ecosistemas y la salud y supervivencia de las comunidades que viven de los ríos.
4. Es peligroso para la salud
Entonces, cuando un pescador va al río a faenar para sacar adelante a su familia, o cuando un agricultor usa el agua para hacer crecer su cultivo para luego vender los productos en el mercado local o a una gran empresa multinacional que los comercializará a gran escala, ahí la suciedad de la industria textil pasa a ser una cuestión de salud pública a nivel mundial.
Además, los químicos usados en el proceso productivo son altamente peligrosos para la salud de los trabajadores que los manipulan pero también para los consumidores.
¿Te ha pasado alguna vez que tus manos se han quedado azules después de los primeros días de usar unos jeans nuevos? Esta es una cosa que nos ha pasado a todos pero estoy segura que nunca te has parado a pensar: esto son químicos; químicos que están tocando tu piel todo el día; químicos que tu piel absorbe y que afectan a tu salud.
Cuando lavas tus prendas, estos tintes se descargan al medio ambiente. Este es el siguiente paso de la contaminación en tóxicos que no acaba en el proceso de consumo sino que se extiende a todo el ciclo de vida de los productos.
Greenpeace lleva años con su campaña DETOX. Esta campaña insta a las marcas a eliminar los químicos y tóxicos peligrosos del proceso de producción. Greenpeace también emite informes que estudian la cantidad y tipología de químicos que se encuentran en nuestras prendas. Algunas marcas líderes en la eliminación de tóxicos en su ropa, según Greenpeace, son Adidas y H&M mientras que Diesel, Gap y Giorgio Armani están en la cola.
5. Es un mal negocio
Sí, yo sé que he dicho que el fast fashion es un éxito a nivel económico. Pero esto solo es verdad si estás dentro del paradigma de crecimiento y la persecución del éxito individual.
Ahora bien, si lo que buscamos es tener una economía viable a largo plazo y que sirva a las necesidades de las personas sin comprometer su superviviencia como especie, entonces un modelo que es el responsable del agotamiento y contaminación de los recursos naturales y responsable de la esclavitud, enfermedad e infelicidad de las personas, es un sistema económico poco exitoso.
El futuro del Fast Fashion es lento
La hemos pasado en grande durante muchos años, consumiendo y tirando como locos, para acabar dándonos cuenta que no somos ni mejores ni más felices teniendo mucha ropa.
¿Y ahora?
Siempre hay una salida para todo y la innovación para hacer la moda un poco más sostenible es probablemente la única vía.
Si en contraposición del Fast Food tenemos al Slow Food, en contraposición al Fast Fashion ha nacido la Slow Fashion.
La filosofía de la Slow Fashion adopta los principios del movimiento Slow Food que son: Bueno, Limpio y Justo.
Es una moda hecha con productos de calidad, buscando un mínimo impacto o impacto positivo en el entorno y asegurando la justicia y dignidad de las personas en toda la cadena productiva. De esta manera se promueven productos locales (llamados también km0), tejidos ecológicos y productos certificados de fair trade. Es realmente, otra manera de llamar a la moda sostenible.
Puedes informarte más en la plataforma Slow Fashion Spain o bien en Slow Fashioned, magazine especializado en slow fashion (en inglés) y, por supuesto, sigue a magneticapara saber cómo implementar estos conceptos en tu negocio.
La industria de la moda necesita parar un segundito a reflexionar y a buscar maneras innovadoras de ofrecer ropa y accesorios a sus clientes sin que ello ponga en riesgo nuestra supervivencia y felicidad.
Como siempre, la palabra clave es innovación. Y para conseguirla, tienes que estar atento a magnetica.
Ester Xicota es editora en magneticabcn un blog sobre moda, sostenibilidad y tecnología.