El paradigma prevaleciente de gente trabajando como empleados de tiempo completo para una sola organización ha vivido más que su utilidad. Produce exceso de volatilidad en el ciclo de negocios, resultando en costos económicos mensurables para los individuos y las compañías.
Imaginamos una alternativa: la mayoría de la gente se volverá contratista independiente con flexibilidad para trabajar medio tiempo para varias organizaciones a la vez, o para hacer una serie de breves estancias de tiempo completo con distintas empresas durante el transcurso de un año. Las compañías solo mantendrán un personal mínimo de ejecutivos, gerentes clave y profesionales de tiempo completo, y sumarán al resto del talento requerido según lo necesiten en una forma focalizada, flexible y deliberada.
Hay dos motivos por los que dicho sistema de trabajo flexible es ahora es plausible. Primero, el equilibrio entre la vida laboral y personal y el itinerario amigable para la familia son cada vez más importantes para los trabajadores actuales, y las compañías cada vez están más dispuestas a adaptarse a ellos.
En segundo lugar, los avances tecnológicos han mejorado enormemente la facilidad con la que la gente puede trabajar y colaborar a distancia.
La aplicación en el mercado de cuello blanco del concepto de trabajador de temporada (presente desde hace mucho en el comercio al por menor y en la agricultura) tiene claras ventajas sobre el modelo prevaleciente de empleados de tiempo completo. Existe la posibilidad de que los trabajadores, los empleadores y la sociedad se beneficien tremendamente:
Los trabajadores: Mucha gente que actualmente sería despedida de cargos de tiempo completo cuando llegue una recesión encontrará más fácil permanecer al menos 80 por ciento empleada durante una caída. Además, la carga de lo siguiente se reduciría o se eliminaría:
- Los costos significativos de encontrar un nuevo trabajo.
- Mayores gastos de bolsillo al perder la cobertura médica prevista por el patrón.
- Mayor deuda resultante de periodos no planificados de ingresos perdidos o reducidos.
- Los injustos costos para la reputación de “vacíos en el currículo” debido al desempleo.
Los patrones: Las firmas pueden limitar los altos costos de ubicar, examinar e incorporar a empleados de tiempo completo, que pueden ascender a hasta 150 por ciento del salario anual de una posición gerencial, según el Instituto para la Investigación del Trabajo y el Empleo de la Universidad de California, en Berkeley.
Separadamente, la burocracia y aprobaciones necesarias para colocar a un aspirante a un trabajo de tiempo completo en una compañía de la lista Fortune 1000 a menudo puede tardar entre tres y seis meses, lo que significa que las compañías pudieran acelerar muy lento las contrataciones para capitalizar las oportunidades comerciales.
Además, las contrataciones y despidos están sujetas al “efecto látigo”: debido a una falta de información sobre el verdadero estado del presente y el futuro, las compañías constantemente se rezagan en la expansión o achicamiento de su fuerza laboral durante el transcurso del ciclo de negocios. El sistema de trabajo flexible permite que las firmas se ajusten más rápido y de forma más precisa.
La sociedad: La necesidad de beneficios de seguridad social para ayudar a la gente que pierde el trabajo disminuiría. Y un sistema laboral flexible crearía oportunidades económicas para gente ordinariamente excluida de puestos de trabajo de élite de cuello blanco, como los estudiantes y los proveedores de servicio médico primario. Esto incrementaría el tamaño general de la fuerza de trabajo y ayudaría a crear una reserva de talento más amplia, más diversa.
Andrei Hagiu es profesor asociado del grupo de estrategia de la Escuela de Negocios de Harvard. Rob Biederman es cofundador y CEO de HourlyNerd, un mercado global que conecta empresas con consultores.
