El síndrome de burnout es un trastorno relacionado con el estrés de la vida laboral que se caracteriza por la presencia de ansiedad, depresión e incluso malestar físico, como agotamiento o dolor de espalda. Si lo padeces es muy probable que cada vez que el lunes de acerca, te encuentres molesto por la idea de tener que asistir a la oficina, y al llegar el viernes sientas una enorme sensación de alivio por un periodo breve que concluye cuando te das cuenta de que aún tienes una gran cantidad de pendientes.
Este padecimiento es sumamente difícil de identificar, ya que algunas personas pueden considerar los síntomas como una sensación normal; sin embargo, se trata de un tema que debe tomarse con seriedad tanto a nivel individual como organizacional. Si alguna vez has vivido sus síntomas y conoces la importancia de superar esta sensación, probablemente te hayas encontrado con algunos de los mitos que la experta Paula Davis ha identificado como los más comunes en torno a este padecimiento; si no es así ¿qué esperas para conocerlos?
Mito 1: El desgaste significa ser débil
Para las personas que padecen síndrome de burnout es muy común adentrarse en este pensamiento basado en la creencia de que todo el mundo parece tener los mismos problemas y manejarlo diez veces mejor, así que ¿por qué debería ser más difícil para ellos?
Cuando estás agotado e invadido por sensaciones negativas, es muy sencillo autocastigarte incluso de manera injusta. Existe una mejor forma de lidiar con el estrés, y no tiene nada que ver con hacer yoga o ir a ejercitar tu cuerpo: lo primero que necesitarás es reconocer el impacto que tu trabajo tiene sobre las vidas de otros; es decir, no sólo su importancia dentro de la compañía, sino también cómo es que esto genera algo positivo al cliente. Reconoce que de alguna forma, gracias a tu trabajo existe una diferencia
Mito 2: Derrotar este síntoma requiere grandes cambios
Cuando las personas se enfrentan al síndrome de burnout es muy común que eviten reconocerlo por miedo a tener que abandonar sus puestos de trabajo, aunque a muchos aún les agrade lo que hacen. La verdad es que no hay que hacer grandes ajustes para poder hacerlo, el establecimiento de pequeñas acciones, la delimitación de límites entre la vida laboral y personal y la interacción y generación de vínculos con tus compañeros de trabajo pueden parecer pequeños cambios, pero ayudarán considerablemente a aliviar el padecimiento si los conviertes en hábitos.
Mito 3: Todo es un secreto
Si estas sufriendo síndrome de burnout es muy probable que otras personas ya hayan comenzado a notarlo, el agotamiento, el cinismo y la ineficiencia que surgen como consecuencia de este trastorno son con frecuencia evidentes. ¿Has comenzado a ausentarte más de lo normal? ¿Te enfermas con mayor facilidad? ¿Has dejado de interactuar con otros?
Lo mejor es que comiences por tener una conversación con tu jefe (asumiendo que confíes en él), un amigo, tu pareja, o te acerques a un especialista.
Mito 4: Lo único que necesitas son vacaciones
Este es probablemente el mito más frecuente alrededor del síndrome de Burnout. Cuando un jefe escucha algo como «me siento agotado, estresado, o con demasiada presión», parece entender que lo que su colaborador necesita es simplemente un viernes libre.
Esto sucede porque con frecuencia nos es muy difícil identificar la diferencia entre el estrés y el desgaste del día a día; tendemos olvidar que, si bien una solución rápida podría reducir el problema, éste reaparecerá tarde o temprano porque no es atacado de raíz. Para aliviar este padecimiento es necesario identificar el origen del problema, motivar a tus colaboradores dentro del trabajo y no reforzar la creencia de que la mejor parte de su vida laboral sean los fines de semana
Mito 5: Síndrome de burnout = depresión
Aunque el síndrome de burnout y la depresión parecen estar relacionados de alguna forma, los investigadores aún tratan de precisar cómo es que una influye en la otra y en qué casos. La creencia predominante es que alrededor del 20% de los casos de burnout puede explicarse por depresión y viceversa, por lo que el 80% de las ocasiones existen otros factores en juego.