Las personas pasan 90% de su tiempo en oficinas, sin embargo menos del 15% de las organizaciones a nivel mundial cuenta con una certificación que valide las condiciones en que laboran los colaboradores, comentó Paul Scialla, fundador del Instituto International Well Building.
“Entre el 80 y 90% de las empresas se ha enfocado en sustentabilidad, pero orientada a eficiencia energética. Hay otros aspectos de los edificios importantes, porque impactan el potencial de los trabajadores dañando su salud”, dijo en entrevista Scialla, participante en World Business Forum.
Las condiciones de luz, el tipo de escritorio, los alimentos que se ingieren en las instalaciones, eso influye en el rendimiento del colaborador, pero son pocas las empresas que incorporan equipos médicos cuando se construye o se remodelan las oficinas, indicó.
Desde la década de los 80, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció el concepto “Síndrome de Edificio Enfermo”, como un fenómeno que se vive en las organizaciones e impacta el rendimiento del empleado, provocando dolores de cabeza, congestión nasal, tos, estrés, fatiga, entre otros síntomas. El tiempo que las personas pasan en un inmueble con malas condiciones propicia tales problemas de salud.
Paul Scialla, quien laboró en Wall Street por 18 años, indicó que las empresas suelen destinar ente 2 y 5% del presupuesto para tener construcciones que garanticen wellness (bienestar). En el mercado laboral mexicano se calcula que más de 200,000 centros de trabajo tienen un entorno poco saludable para sus colaboradores, de acuerdo con estimaciones de la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios.
El Instituto International Well Building diseñó el Well Building Standard, una evaluación para certificar que los edificios cumplan con la adecuada normatividad en arquitectura, luminosidad, condiciones de aire, agua y otros indicadores para mantener el bienestar del empleado. A partir de esos criterios, Paul Scialla, ex asesor de Goldman Sachs, compartió cinco condiciones que enferman al empleado:
1. ¿Se puede respirar en los edificios?
Siete de cada 10 edificios tiene calidad de aire “peor” que trabajar en la calle, aseguró Scialla. No es un nivel de aire óptimo para los pulmones, iniciando por el uso continuo de aires acondiciones que no pasan un proceso de limpieza continuamente.
2. Mala alimentación
La nutrición, entendida como carecer de comedores con menú equilibrado y abuzar de máquinas con comida chatarra tiene un impacto negativo, lo más visible es el incremento de empleados con diabetes. Otro problema es que el colaborador no es “incentivado” a hidratarse con agua natural. “Eso sólo se ve en 1% de las construcciones”, agregó el entrevistado.
3. Pésima iluminación
El ser humano tiene un nervio óptico circadiano, ubicado en la cara posterior del ojo. Este nervio es el encargado de enviar al cerebro la señal de descansar o estar activo. El problema con la mayoría de las oficinas es sólo utilizar luz blanca o azul, que produce en la persona un estado de activación continua.
Si la persona trabaja hasta muy tarde, con ese tipo de luz, tendrá dificultad para descansar, pues aunque físicamente está agotado (y el abuso de comida chatarra contribuye a ello), no registra la señal de descanso.
“La luz artificial fatiga, resta energía, cómo se quiere tener a empleados al 100% con ello”, señaló el ejecutivo.
4. Sitting is the new smoking
Paul Scialla ocupó esta expresión («Estar sentado es el nuevo acto de fumar») para indicar a las oficinas que en lugar de facilitar que sus colaboradores se mantengan en movimiento durante el día, fomentan la cultura de pasar horas sentados, lo cual incrementa los problemas posturales y por tanto genera ausentismo.
5. Contaminación acústica
El ruido en las oficinas afecta al 70% de los trabajadores en el Distrito Federal, refiere la Asociación Mexicana de Profesionales Inmobiliarios. Una respuesta común de los empleadores es “acostumbrarse” a que exista contaminación auditiva en el entorno, porque forma parte de las dinámicas de las ciudades. “Verlo como normal”, dijo el ejecutivo no implica cero impactos en el desempeño del colaborador. La señal más inmediata es perder concentración.
En términos números los empleados son 30% menos productivos en estos ambientes.
Fuente: CNN Expansión