En los últimos 20 años muchas investigaciones relacionadas a la nutrición se han enfocado en el papel de los nutrimentos en el organismo y la salud; además se tiene mayor evidencia científica de la asociación que hay entre una buena alimentación y la reducción de enfermedades.
Debido al estilo de vida que se lleva en la actualidad, los desequilibrios y desajustes alimenticios se hacen presentes y se ven reflejados en un gran número de enfermedades. Como consecuencia de esto surgen los llamados alimentos funcionales que pueden compensar los desequilibrios y garantizan una correcta nutrición.
De acuerdo con The International Food Information Council, los alimentos funcionales son todos aquellos que brindan beneficios para la salud más allá de la nutrición básica. Sin embargo es necesario tomar en cuenta que el beneficio “más allá de la nutrición básica” dependerá de las características propias de cada individuo como edad, estado de salud e incluso las condiciones biogeográficas en las que se encuentra.
Los alimentos funcionales deben consumirse dentro de una dieta sana, equilibrada y en las mismas cantidades en las que habitualmente se consume el resto de los alimentos.
Entre los alimentos funcionales podemos encontrar:
- Leches enriquecidas con ácidos grasos omega 3, ácido oleico, ácido fólico, calcio, vitaminas A y D, o fósforo y cinc.
- Lechas infantiles de iniciación y de continuación.
- Yogures enriquecidos con calcio y vitaminas A y D.
- Leche fermentadas con ácidos grasos omega 3 y ácido oleico y con bacterias probióticas específicas.
- Jugos enriquecidos con vitaminas y minerales.
- Cereales fortificados con fibra y minerales.
- Pan enriquecido con ácido fólico.
- Huevos enriquecidos con ácidos omega 3.
- Margarinas enriquecidas con fitoesteroles.
- Sol yodada.
El concepto de alimentos funcionales aún no se ha adoptado en México por completo. Sin embargo en países como Japón son muy utilizados; en Canadá y Estados Unidos aproximadamente un 40% de la población ya los ha incorporado a su dieta.
Este tipo de alimentos pueden formar parte de la dieta de cualquier persona; pero están especialmente indicados para aquellos grupos de población con necesidades nutricionales especiales como mujeres embarazadas, niños y adultos mayores, e intolerantes a ciertos alimentos o personas con riesgo de determinadas enfermedades cardiovasculares, gastrointestinales, etc.
Fuente:
fesnad.org