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Teletón: la pasividad no te funciona

Foto vía transportespitic.com
Foto vía transportespitic.com

Por Alejandra Aguilar

«Pura farsa». José Luis no necesita más que dos palabras para describir al Teletón. Él no es alguien conocido, no goza de ningún cargo público ni puesto corporativo. Es seguramente un tipo que no le importa a Fernando Landeros ni a Jorge Font, y en realidad ellos a él tampoco: ni sabe quiénes son.

José Luis ha sido taxista muchos años, tantos que lo más que recuerda es que su primer taxi fue un vocho ‘94. Lo mejor como auto, afirma, porque «se encontraban refacciones hasta en las farmacias».

Del Tsuru que tuvo después también guarda buenos recuerdos, «de batalla, ahorrador». Con tamaños antecedentes, el Aveo placas A54224, que conduce hoy, no le llena el ojo. Siente la diferencia en la gasolina, más cuando se la pasa manejándolo de las 7 de la mañana a las 10 de la noche, de lunes a viernes y fines de semana cuando es necesario, porque «el carro es mi única entrada», dice. Y la familia demanda.

Vive por el metro Mexicaltzingo, tiene dos hijos en la UNAM, «para la que me alcanza». La joven estudia Relaciones Internacionales; el chico, Administración. Cuando ve a alguno flojeando lo asusta diciéndole: «ahí está el taxi, cuando lo quieras agarrar». Él sabe bien de lo que habla. Dejó la escuela y ahora lo lamenta: «como sea uno se defiende más con estudios».

Cuando pasa por los mupis y parabuses que anuncian la campaña estelar de Televisa para el próximo sábado 12 de diciembre, chasquea la boca: “pura farsa”.

Él no sabe que Teletón cambio sus objetivos este año, luego de vivir en 2014 una de las ediciones más complicadas de la historia, según las propias palabras que utilizaron Landeros & Cía el año pasado.

Este 2015, la meta ya no es superar la recaudación del año previo como lo venían haciendo desde 1997. De lo que se trata ahora es de alcanzar 500 mil visitas a los CRIT, tanto presenciales como virtuales.

¿Significa esto el reconocimiento de que los objetivos son insostenibles dada la credibilidad y reputación actuales que tiene Teletón? ¿La aceptación de que la ciudadanía percibe una falta de transparencia en torno a los recursos y centros de rehabilitación?

Sea cualquiera de los objetivos, José Luis no suma en ninguno. Lo más cerca que ha estado de un CRIT es cuando llevó, hace unos días, a una señora y su hija con bastón al de Periférico y Tláhuac.

-Y qué, ¿todo es gratis ahí, señora? –Le preguntó.

-No. Nos hacen un estudio y nos cobran.

José Luis entiende que a lo mejor es mínimo, simbólico, cuotas de recuperación. El caso es que “gratis no es. Los que sí están de a gratis son los voluntarios, esos no se llevan nada”.

Cuando pasa por el cruce de Ermita y Churubusco, le toca el claxon al de los periódicos, lo llama con la mano. El vendedor se acerca lo más rápido que puede, lleva unos anteojos gruesísimos, cuando reconoce a José Luis, le sonríe. Recibe los 10 pesos que le da.

-Muchas gracias, jefe. ¿Tampoco va querer el periódico hoy?

José Luis niega con la cabeza y arranca. “El dinero del Teletón ni sé a dónde se va. Prefiero darle una moneda al señor que sí sé dónde está”.

Esa es la lógica de José Luis. ¿Y cómo responde Teletón a eso? De manera pasiva: “Ven, conoce y decide”.

La gente no pierde nada si no visita los CRIT. Teletón lo pierde todo. En lugar de esperar que la gente vaya, en la fundación deberían hacer un esfuerzo sin precedentes para acercarse a la gente, provocar su interés, sacudirla de su escepticismo.

José Luis quizá les dé lo mismo. No suma ni dona ni visita. No cree. Pero no está solo, José Luises hay muchos y son ellos justamente quienes pusieron al Teletón donde está ahora, en medio de la que seguramente es la crisis de mayor incertidumbre y redefinición de su historia.

Teletón está pagando los costos de no saber provocar a José Luis y a los muchos tipos como él. Si continua, dependerá en gran medida de cómo logre atraer a esa población escéptica. No se trata de colgar balances financieros en internet ni de abrir las puertas y esperar que la gente llegue. Se necesita una comunicación clara, cercana a la gente, que la haga creer, que la mueva de la incredulidad. Proactiva, no reactiva. Dice que es muy transparente y tiene las herramientas. Habrá que verlo.


Ale-AguilarAlejandra Aguilar
Periodista especializada en responsabilidad social y desarrollo sustentable. Ha colaborado en medios como El Universal, El Economista y Mundo Ejecutivo. Escribió el prólogo del estudio Panorama de la Responsabilidad Social en México 2013 y el capítulo “Responsabilidad social empresarial” del libro La transformación inconclusa (2014). Actualmente desarrolla investigación y contenido para asesoría de RSE en Expok y cursa un posgrado en Economía Ambiental y Ecológica en la UNAM. Puedes encontrarla en Twitter y Linkedin.

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