Hay quienes pensarían que en pleno siglo XXI la equidad de género es un tema resuelto a nivel laboral, que las mujeres tienen la oportunidad de prepararse y trabajar en una gran diversidad de industrias y que el camino por recorrer es cada vez más corto, sin embargo se trata de un concepto que aún dista mucho de la realidad en México y en el mundo, ya que aún hoy no existe ningún país que haya logrado cerrar la brecha de género por completo.
Se estima que todavía tendremos que esperar al menos 80 años para alcanzar la igualdad en mundo corporativo, erradicando problemas como la brecha de género y los sesgos de liderazgo que se encuentran tan presentes en nuestra realidad actual, sin embargo en algunas regiones este proceso incluso podría tardar más. ¿Será que podemos esperar otros cien años?
Experta en prospectiva de negocios y consultora para la administración de Obama, Alexandra Levit ha publicado recientemente un artículo en Fast Company donde analiza el posible futuro de las mujeres en los negocios dentro de los próximos 30 años, planteando una realidad tan preocupante como verosímil.
«Mi hija de 4 años, Serena, tendrá 30 para el 2041. Suponiendo que ella tenga un título universitario para entonces y ocho años de experiencia laboral ¿Cómo vivirá en un mundo dominado por trabajadores por contrato, brechas salariales persistentes, obstáculos para el equilibrio vida – trabajo y un sin número de prejuicios de género preexistentes?», escribió la experta en un ejercicio para reconocer cuáles son los problemas que enfrentarán las mujeres entonces.
1. Competencia internacional
Serena nació en 2011, año en que la tasa de natalidad de Estados unidos cayó a su nivel más bajo registrado, pero esto no quiere decir que enfrentará una menor competencia para la aceptación en la escuela y los empleos en las próximas décadas, ya que en lugar de competir con otros estadounidenses de su edad, ella luchará por un lugar con profesionales calificados procedentes de todo el mundo.
2. Brechas de género en el liderazgo
A menos que las tendencias actuales tengan un giro realmente dramático es muy poco probable que Serena presida su propia empresa o cualquier otra en el futuro. De acuerdo con Judith Warner en el Centro para el Progreso Americano, la presencia de las mujeres en puestos de alta dirección sigue siendo inferior al 9% y su porcentaje, a menos en Estados Unidos se ha estacado en 12% en los últimos diez años.
3. Sesgos de emprendimiento
En lugar de arriesgarse a tomar el camino del emprendimiento, Serena y otras chicas de su edad probablemente elegirán trabajar por contrato y competir por distintos puestos cada pocos años. Un segmento que tiende a desaparecer, ya que se convertirá en una serie de ciclos contantes de promoción de servicios y búsqueda de proyectos, más que en un espacio estable.
4. Equipos virtuales
Cuando estaba en preescolar a Serena le gustaba pasar de una estación a otra jugando con un grupo diferente de niños a la vez. Eso es bueno, ya que en 2040 deberá trabajar en una gran variedad de equipos distintos para llegar a la meta programada en diversos proyectos. Estos grupos se formarán y disolverán rápidamente luego de un negocio específico, por lo que la habilidad de adaptarse a gran velocidad será altamente valorada.
5. Discriminación inconsciente
Tendrán que pasar más de 30 años para que la población en general supere los sesgos inconscientes de género y rompa con los roles tradicionalmente asignados a hombres y mujeres, por lo que a pesar de pertenecer a una generación en la que los más jóvenes son educados por madres trabajadoras y las niñas pueden acceder fácilmente al sistema educativo, Serena y algunas de sus amigas crecerán constantemente venciendo estas percepciones erróneas.
Un estudio reciente realizado por Vital Smarts encontró que la percepción de las mujeres sobre la compensación merecida por su trabajo se reduce como consecuencia de la sensación de que su trabajo viola las expectativas culturales sobre cuidado y crianza.
6. Integración familia-trabajo
Debido a la competencia internacional y la tendencia a mantener una colaboración a distancia, los empleadores se verán obligados a competir por la atracción de talento con mayores beneficios y prácticas responsables de equidad e inclusión. Los trabajadores estarán conectados a su empleo de forma aún más continua y esto les permitirá contar con las facilidades necesarias para equilibrar su vida familiar y profesional. ¿Resultará esto realmente benéfico para las mujeres?
Por desgracia, la movilidad por si misma no tiene la capacidad de transformar los roles de género tradicionales; para ello hace falta cambiar el paradigma a profundidad, dar a las mujeres una mayor libertad de tomar decisiones sobre su vida profesional y generar acuerdos bilaterales relacionados a su vida en pareja y su futuro familiar.