El regatista olímpico Erik Heil tiene una idea novedosa para protegerse de las aguas infestadas con desechos del alcantarillado en las que él y otros atletas competirán durante las olimpiadas del próximo año: se pondría un mono de plástico el cual sólo se quitaría únicamente cuando se encuentre a salvo, más allá del líquido contaminado .
Heil, de 26 años, fue atendido en un hospital de Berlín por MRSA (Staphylococcus aureus resistente a la meticilina), una bacteria carnívora, poco después de navegar en agosto pasado en un evento de prueba olímpica en Río de Janeiro. Parece decidido a no dejarse amilanar por lo ocurrido, pero su estrategia para evitar una infección de nuevo no limitará su riesgo.
En diciembre, una nueva ronda de pruebas por parte de AP mostró que las vías fluviales de la ciudad que acogerá los próximos Juegos Olímpicos están tan plagadas de patógenos tanto lejos de la costa como cerca de tierra firme, donde fluyen las aguas residuales sin tratar de ríos fétidos y desagües pluviales. Eso significa que no hay ningún factor de dilución en la bahía o laguna donde los eventos se llevarán a cabo y, por supuesto, no es menor el riesgo para la salud de los atletas y/o marineros que compitan más lejos de las orillas.
“Esos niveles de virus se han generalizado. No es sólo a lo largo de la costa, sino en cualquier lugar en el agua, por lo tanto, va a aumentar la exposición de las personas que entran en contacto con esas aguas”, dijo Kristina Mena, experta en virus transmitidos por el agua y profesora asociada de salud pública en el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en Houston. “Estamos hablando de un ambiente extremo, donde la contaminación es tan alta que la exposición es inminente y la posibilidad de infección muy probable.”
En julio pasado se dio a conocer que una primera ronda de pruebas mostró virus causantes de enfermedades directamente relacionados con las aguas residuales humanas en niveles de hasta 1.7 millones de veces por encima de lo que se considera altamente alarmante en Estados Unidos o Europa. Los expertos dijeron que los atletas competían en el equivalente viral de aguas negras y con una exposición riesgosa para la salud casi indudable.
Los resultados mandaron una señal de alarma a toda la comunidad deportiva mundial, mientras que las autoridades deportivas se comprometieron a hacer sus propias pruebas virales para asegurar que las aguas sean seguras durante la competencia en los juegos del próximo año. Esas promesas adquirieron mayor urgencia en agosto, después de que los eventos preolímpicos de remo y vela en Río condujeron a enfermedades entre los atletas a casi el doble del límite aceptable para los nadadores en aguas recreativas en EU.
Sin embargo, los funcionarios olímpicos y de la Organización Mundial de la Salud (OMS) jamás se pusieron de acuerdo en las promesas para llevar a cabo las pruebas virales a raíz del informe de julio.
Ahora, las pruebas más recientes muestran no sólo que no hay una mejora en la calidad del agua, sino que el agua está aún más contaminada de lo que se pensaba. El número de virus encontrados a más de un kilómetro de la costa en la bahía de Guanabara, donde los marineros compiten a altas velocidades y (obviamente) terminan totalmente empapados, son iguales a las que se encuentran a lo largo de las costas más cerca de las fuentes de aguas residuales.
“Los niveles de virus son tan altos en estas aguas brasileñas que si vemos esos niveles aquí en los Estados Unidos, en las playas, los funcionarios probablemente cerrarían esas playas”, dijo Mena.
Los funcionarios brasileños, olímpicos y de la OMS dicen ahora que Brasil sólo tiene que llevar a cabo las pruebas de “marcadores” bacterianos de contaminación para determinar la calidad del agua. Ese es el estándar utilizado por las naciones de todo el mundo, sobre todo porque ha sido históricamente más fácil y más barato.
“La salud y la seguridad de los atletas es siempre una prioridad y no hay duda de que el agua dentro del terreno de juego cumple con las normas pertinentes”, dijo en un correo electrónico el comité organizador olímpico. “Río 2016 sigue el asesoramiento de expertos de la Organización Mundial de la Salud, cuyas directrices para Ambientes Acuáticos Recreativos Seguros recomiendan clasificar agua a través de un programa regular de pruebas de calidad microbiana del agua.”
Sin embargo, en los últimos años los avances tecnológicos han hecho que también sea más simple y menos costoso monitorear los niveles virales.
Es por eso que muchas de las comunidades científicas en EU y Europa están presionando para la creación de una legislación que requeriría pruebas virales de agua. Ellos argumentan que los estudios repetidos que se remontan décadas han mostrado poca o ninguna correlación entre los niveles de bacterias patógenas en el agua (que desaparecen rápidamente en condiciones saladas y soleadas como los de Brasil tropical) y la presencia de virus, que se ha demostrado que dura varios meses y, en algunos casos, años.
Dicha disparidad ha aparecido en las pruebas de AP en Río, donde las aguas caen a menudo en niveles seguros de bacterias fecales, pero la misma prueba muestra niveles de virus similares a las aguas negras. Muchos de los puntos de prueba muestran los picos de contaminación bacteriana también, especialmente en la laguna Olímpica y en el puerto deportivo donde los marineros zarpan en sus botes.
Los cauces de agua de Río de Janeiro, como los de muchos países en desarrollo, están muy contaminados debido en mayor parte a que las aguas residuales de la ciudad no se tratan, ni mucho menos son recolectadas. Grandes cantidades de ellas fluyen directamente a la Bahía de Guanabara. Así mismo, la laguna Rodrigo de Freitas y la famosa playa de Copacabana también están muy contaminadas.
Promesas incumplidas
Río ganó el derecho a organizar los Juegos Olímpicos basado en un documento de oferta en el que se comprometió a limpiar los cauces escénicos de la ciudad, mejorando el saneamiento de aguas residuales. Una promesa que estaba destinada a ser uno de los mayores legados del evento.
Sin embargo, las autoridades brasileñas reconocen ahora que no va a suceder.
Los primeros resultados publicados por AP se basaron en muestras tomadas a lo largo de las orillas de la laguna donde se llevarán a cabo eventos de remo y piragüismo. Otras muestras fueron extraídas de la marina donde los competidores entran en el agua y, finalmente, en la playa de Copacabana, donde el maratón y el triatlón tendrán lugar. Así mismo, también se puso a prueba, la playa de Ipanema, popular entre los turistas y donde muchos de los esperados 350 mil visitantes extranjeros se darán un chapuzón durante los juegos.
Desde entonces, las pruebas se ampliaron para incluir sitios de muestreo en alta mar y en el centro de la laguna. Las pruebas encontraron que la laguna y la bahía estaban consistentemente cargados de virus en su totalidad, pero también detectaron un aumento en de bacterias fecales coliformes en la laguna en más de 16 veces la cantidad permitida por la legislación brasileña.
Mena, la experta en virus transmitidos por el agua, dijo que tiene sentido para los atletas creer que los lugares más profundos de la bahía y la laguna serán más seguros, pero las pruebas no dan cuenta de eso.
“Uno esperaría ver más fluctuaciones en los niveles de cualquier patógeno en el agua, pero no es así allí”, dijo.
Como resultado de ello, ninguno de los lugares son aptos para los nadadores o los navegantes, dijo. Los atletas que ingieren tres cucharaditas de agua tienen una probabilidad del 99 por ciento de ser infectados por virus.
Esta apreciación fue compartida por el virólogo brasileño Fernando Spilki, coordinador del programa de calidad ambiental en la Universidad Feevale, en el sur de Brasil, que está llevando a cabo pruebas mensuales del agua de Río.
“Las muestras de las áreas para vela y en el interior de la laguna prueban que los virus están presentes incluso lejos de la orilla, lejos de las fuentes de contaminación y que mantienen una carga viral muy alta”, dijo.
Los atletas en eventos de prueba de Río han intentado muchos trucos y tratamientos para evitar caer enfermos entre los que incluyen la utilización de remos con blanqueador, lavar sus cuerpos inmediatamente apenas terminen de competir y tomar preventivamente antibióticos. Sin embargo, todo esto no tiene ningún efecto sobre los virus.
A pesar de esos esfuerzos, los atletas en una competición en agosto se enfermaron. De esto dio fe la Federación Mundial de Remo que informó que 6.7 por ciento de los 567 competidores se enfermó tras un evento de campeonato júnior en Río.
La Federación Internacional de Vela dijo que poco más del 7 por ciento de los marineros que compitieron en un evento de preparación olímpica a mediados de agosto en la Bahía de Guanabara cayó enfermo. No obstante, la federación no ha llevado a cabo un conteo completo de cuantos atletas se enfermaron en las dos semanas siguientes a la competencia, el período de incubación aproximada para muchos de los patógenos en el agua.
Mena y otros expertos dicen que es difícil poner estas cifras en contexto internacional ya que cada ubicación geográfica tiene amenazas únicas. Sin embargo, en los Estados Unidos, por ejemplo, la tasa de enfermedad máxima de la Agencia de Protección Ambiental para la natación es un 3.6 por ciento, y muchos expertos dicen que es demasiado alta.
Faltando apenas unos meses para los Juegos Olímpicos se están examinando muestras mensuales de agua para tres tipos de adenovirus humano, así como enterovirus, rotavirus y coliformes fecales bacterianas. Los virus se encuentran en tractos intestinales y respiratorios humanas. Causan enfermedades digestivas como vómitos, diarrea explosiva y problemas respiratorio, todo lo cual puede dejar a los atletas fuera de las competencias. Así mismo, enfermedades cardíacas grave y cerebrales también son posibles, aunque raras.
Expertos de calidad de agua dicen que que un conteo de virus que ronde los mil por litro ocasionaría que en Europa o en EU se extendiera una alarma que conduciría incluso al cierre de playas.
Así, los niveles virales son 30 mil veces más altos de lo que el nivel de alarma marca en la Unión Americana o Europa en cada una de los sitios de muestreo de AP, entre los que se incluye una zona ubicada a 600 metros de la orilla de la playa.
En septiembre las pruebas en la carrera de la Escuela Naval, el agua dio positivo en enterovirus, un causante mayor de enfermedades respiratorias y gastrointestinales y, en menor medida, inflamación severa del corazón y del cerebro.
Pruebas de cultivo celular posteriores mostraron que los virus en el agua de la laguna son “activos y contagiosos”, pero las muestras tomadas en las rutas de vela en la bahía no lo eran. Mena, el experto en la evaluación de riesgos, dijo que varios factores inhiben el crecimiento de virus en un laboratorio, pero el gran número de agentes patógenos en las aguas del Río significa que el riesgo para la salud humana es inaceptable.
Las autoridades estatales de Río de Janeiro prometieron completar la infraestructura de drenaje cerca de la Marina da Gloria para finales de 2015 y dijeron que para entonces las instalaciones olímpicas serían seguras.
Sin embargo, los altos niveles de patógenos ligados a aguas residuales encontradas en las rutas de vela en alta mar “muestran que estos virus no sólo vienen desde el puerto deportivo. Hay muchos, muchos puntos en los que las aguas residuales entra en la bahía”, dijo Spilki, el experto brasileño. “Estos patógenos que estamos buscando, especialmente los virus, son capaces de migrar en las corrientes a lo grande.”
Estos puntos de contaminación son principalmente las docenas de ríos que atraviesan ln la zona metropolitana de Río y descargan millones de litros de aguas residuales en la bahía a diario y, según los cálculos del propio gobierno, sólo la mitad de estas aguas de la ciudad que desembocan en la bahía son tratadas.
Desde que el informe de la AP en julio expuso el grave riesgo para los atletas, funcionarios olímpicos y de la Organización Mundial de la Salud han cambiado drásticamente su postura sobre si iban a llevar a cabo sus propias pruebas virales.
La Organización Mundial de la Salud, que tiene un rol como consejero para el Comité Olímpico Internacional tomó cuatro diferentes posiciones sobre si la realización de las pruebas debía hacerse o no entre julio y octubre del año pasado. En un correo electrónico enviado el pasado 24 de octubre, la OMS le dijo a AP que no consideraba que los oficiales olímpicos debieran conducir una “rutina” de pruebas virales, pero agregó que no estaba “despreocupada sobre los patógenos virales en el agua” y que la calidad del agua y la vigilancia harían de ser discutidas en Brasil una vez más a finales de noviembre.
Mel Stewart, un estadounidense que ganó dos medallas de oro y una de bronce en natación en los Juegos de Barcelona de 1992, dijo que si su hija fuera una competidora en un torneo de natación en aguas abiertas, en Río, él le diría que no compitiera.
“Una medalla de oro no vale la pena poner en riesgo su salud”, dijo Stewart. “En este momento hay demasiadas preguntas. No veo la seguridad. No aparece en este punto que los atletas estén siendo la prioridad.”
Fuente: sinembargo.mx