En conversaciones con familiares y amigos sobre el trabajo, a veces pareciera que la gran mayoría de las culturas corporativas son tóxicas, causando estrés, falta de productividad e incluso burnout entre sus colaboradores. Aunque esta percepción no está muy lejos de la realidad, hay que saber que existen opciones para manejar y hasta mejorar la situación.
La experta Liz Ryan, quien mantiene una columna de consejos sobre el lugar de trabajo en el sitio web de Forbes recibió esta semana una carta en la que un lector comenta sus experiencias y después pregunta “¿qué está mal en las corporaciones e instituciones y por qué la disfunción es tan común pero nunca es solucionada?”
Ryan responde que la estructura tradicional de las empresas, en la que la organización va de arriba hacia abajo y se premia a quienes hacen lo que se les pide promueve que las personas no alcen la voz cuando la cultura es negativa, mientras que los líderes encuentran difícil aceptar que son parte de lo que va mal.
Esto puede solucionarse, dice la experta, si los colaboradores se dan cuenta de que no tienen que esperar a que un jefe solucione las cosas. “Todos pueden nombrar al elefante en el cuarto, no solo un gerente. Todos pueden hablar sobre la cultura.”
Sí, hay casos en los que quien denuncia una cultura tóxica es despedido, pero son mucho menos comunes de lo que pensamos, dice Ryan. Debemos asumir que las compañías quieren contratar a personas completas, no a alguien que solo va a trabajar y habla con una voz ajena.
Por lo tanto, la primera solución es tomarse muy en serio el proceso de reclutamiento, para asegurarnos de no aceptar un puesto en un lugar de trabajo tóxico. La segunda es “levantar la voz y hacer sugerencias positivas donde quiera que trabajes. Crearás más espacio para compartir tus observaciones si usas tus cuerdas vocales que si te quedas callado.”
Al final, nunca valdrá la pena esconder nuestra verdadera personalidad a cambio de un cheque mensual.