La historia como la conocemos es más o menos así: antes de La sirenita, las princesas clásicas de Disney (Aurora, Blancanieves y Cenicienta) eran retrógradas, reflejando estereotipos de género anticuados. Desde Ariel, las heroínas tienen más autonomía y personalidades más fuertes. Si miramos más allá, sin embargo, podremos ver que las cosas no son tan sencillas.
Con La sirenita comenzó una tendencia de incluir más personajes en las películas, lo cual a su vez llevó a que las protagonistas tuvieran mucho menos qué decir en sus propias historias.
Según las lingüistas Carmen Fought y Karen Eisenhauer, quienes están estudiando los diálogos de todas las películas que forman parte de la franquicia de las princesas, desde La sirenita en promedio los hombres hablan tres veces más que las mujeres.
The Washington Post resume los hallazgos de estas investigadoras, presentados en el marco de una importante conferencia de lingüística hace unos días. Para ellas, es importante conocer cuáles son los roles de género que reflejan estas películas, ya que las niñas pequeñas las miran una y otra vez.
No creemos que las niñas naturalmente jueguen de una manera o hablen de otra (…) En algún punto les enseñamos, así que la gran pregunta es de dónde sacan sus ideas sobre ser una niña”, dijo Fought.
En su estudio, que todavía está en proceso, las lingüistas descubrieron que en las tres películas clásicas mencionadas al inicio, las mujeres hablan lo mismo o más que los hombres. En La bella durmiente, llegan a tener el 71% de los diálogos.
En contraste, en las películas producidas entre 1989 y 1999, los hombres toman el liderazgo. En La sirenita ellos hablan el 68% del tiempo, en La bella y la bestia es el 71%. En Pocahontas es un 76% y en Mulán aumenta a 77% (aunque Mulán estaba haciéndose pasar por hombre, por supuesto es contada como mujer.) En Aladín el porcentaje es un increíble 90%.
La buena noticia es que en los filmes más recientes, las mujeres están recuperando el terreno perdido. En Enredados, las mujeres tienen el 52% de los diálogos, y en Brave se alcanzó un 74%. Pero, a pesar de que Frozen es considerada una película de empoderamiento femenino, significó un retroceso para la voz de las mujeres, ya que los hombres se llevan el 59% de los diálogos.
Otro punto a considerar es el contenido de dichos diálogos. Hasta ahora Eisenhauer y Fought se han enfocado en los cumplidos que reciben las protagonistas, descubriendo que el 55% de los recibidos por las tres “clásicas” se basaban en su apariencia física, mientras que solo el 11% se enfocaban en sus habilidades o logros.
Para las princesas de la década de los noventa, las cosas van mejorando: el 38% de los cumplidos recibidos eran sobre su apariencia y el 25%, sobre sus acciones o habilidades. En los filmes más actuales (La princesa y el sapo, Enredados, Brave y Frozen), por fin reciben más comentarios respecto a sus logros (un 40%) que sobre su físico (el 22%).
Es sabido que Disney ha hecho un trabajo consciente por modernizar sus películas desde adentro, incluyendo a un mayor número de mujeres guionistas y directoras, las cuales sin duda tienen qué ver en la mejora que se ha visto en la última década. Sin embargo, hay todavía mucho por hacer respecto a los mundos que habitan estas princesas, quién tiene el poder en ellos y quién puede levantar la voz.