Al ser comparado con la filantropía, el emprendimiento social puede diferenciarse principalmente por dos elementos: su naturaleza de negocio y el uso de la innovación como herramienta para alcanzar sus objetivos. Por lo mismo, no es de sorprender que los emprendedores sociales usen y adapten métodos del sector privado para atacar problemas como la pobreza o el deterioro ambiental.
Uno de estos casos es la adopción del diseño centrado en las personas, metodología impulsada por la Stanford D-School y la empresa IDEO que por varios años ha demostrado ser una herramienta muy útil para innovar y resolver creativamente los desafíos de varios negocios alrededor del mundo. La propuesta es orientarse menos en el tiempo que la empresa pasará planeando (y pensando) un producto o servicio y enfocarse mucho más en la experiencia real del usuario final. Esto se logra probando prototipos en el mundo real para generar empatía con las personas y buscar cometer errores más rápido y más barato, lo que permite hacer ajustes antes de lanzar un producto o servicio final. Los expertos comentan que este método ha sido muy exitoso en el sector social debido a que permite conocer a las comunidades a profundidad, empatizar con su gente y cocrear soluciones.
Sabiendo lo anterior, me surge una duda: ¿será útil este enfoque para las organizaciones internacionales y gobiernos? En algunos casos, los organismos encargados de implementar programas de desarrollo han asumido desde sus oficinas lo que la gente necesita sin entender el contexto y los intereses reales de la comunidad. Esto da como consecuencia que las acciones implementadas en zonas de mucha pobreza no logren aliviarla a largo plazo y sólo sirvan como una medida de control temporal.
Otro problema es la burocracia y el sosiego institucional de algunas de estas organizaciones, que terminan por ser un terrible lastre para el buen desempeño de los proyectos sociales de alto impacto. De ahí que el diseño centrado en las personas pueda verse como una alternativa sensata y una herramienta que les pueda ayudar a ser más eficientes, rápidas y atinadas. Afortunadamente ya hay casos de éxito: Unicef, USAID y la Fundación Bill & Melinda Gates han implementado este enfoque para combatir problemas de salud en Uganda, acceso al agua en la India y mejorado procesos de registro civil de niños en Nicaragua.
Los fondos para el desarrollo son cada vez menos y tenemos frente a nosotros varios problemas sociales que resolver. Por lo mismo es importante renovarse e intentar nuevas formas para obtener mejores resultados. Estoy seguro que esta metodología dará mucho de que hablar en el futuro. Si quieres conocer más del diseño centrado en las personas o, mejor aún, te interesa poner manos a la obra, puedes consultar aquí la guía de implementación en el campo.
Rodolfo Sagahón Velasco
Licenciado en Relaciones Internacionales de la Universidad Iberoamericana México donde también cursó una especialidad en Desarrollo Sustentable. Ha trabajado durante los últimos 10 años en posiciones que le han permitido detonar cambios positivos en materia de responsabilidad corporativa desde el gobierno, el sector privado y en organizaciones internacionales.
Del año 2010 al 2015 se desempeño como Coordinador de la Red del Pacto Mundial de las Naciones Unidas en México. También ha sido columnista en el periódico El Economista y Gerente de Responsabilidad Social Empresarial en el Grupo Xcaret.
Actualmente vive en San Francisco, California donde estudia la Maestría en Emprendimiento Social en Hult International Business School.