En algún punto de nuestra historia laboral todos hemos encontrado alguna vez a una persona que trabaja día a día con el único objetivo de cumplir con sus obligaciones y alcanzar determinada remuneración económica en el periodo establecido para ello; el éxito, el fracaso y el crecimiento de su compañía lo tienen sin cuidado, rara vez se muestra feliz y se apega a los procesos establecidos sin cuestionar nunca la eficiencia de los mismos o preponer mejoras.
Estos colaboradores no suelen involucrarse socialmente con sus compañeros de trabajo y a menudo constituyen un obstáculo para la creación de soluciones creativas y el desarrollo del personal, por lo que es de gran importancia que las empresas responsables puedan identificarlos a tiempo con el fin de escuchar sus inquietudes, motivarlos a alcanzar su máximo potencial y encontrar soluciones que contribuyan a mejorar su satisfacción laboral.
Las causas de esta falta de motivación desde luego pueden ser muy diversas, y van desde la ausencia percibida de oportunidades de crecimiento, hasta la presencia de un mal jefe, por lo que las empresas tienen la responsabilidad de escuchar las necesidades de sus colaboradores y responder de la mejor forma. Pero, ¿cómo saber cuándo es necesario intervenir?
Idealmente, las organizaciones deben mantener comunicación constante con sus stakeholders y actuar siempre de forma proactiva a fin de evitar una crisis de motivación generalizada, sin embargo nunca es demasiado tarde para actuar, por lo que el portal Entrepreneur identificó algunos de los síntomas que las organizaciones pueden notar cuando un equipo de encuentra a disgusto con la organización. Los presentamos a continuación.