Se llama Olga Medrano, tiene 17 años y en lo que va del año ha ganado dos competencias internacionales de matemáticas. Apenas la semana pasada se convirtió en la primera mexicana en conseguir una medalla de oro en la Olimpiada Europea Femenil. Superó a 147 participantes de 38 países.
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Será que sus padres son contadores o que es lo suficientemente disciplinada para entrenar el razonamiento matemático que puede presumirse como una veterana en este tipo de competencias. A los 9 años concursó por primera vez en una olimpiada nacional y en los siguientes años sólo ha sumado medallas.
Olga Martín del Campo, su madre, recuerda que los juegos con sus hijos, casi desde bebés, era armar rompecabezas. “Lo rojo con lo rojo, lo azul con lo azul”, así les enseñaba la actividad que se volvió una afición.
“También me gustan los retos de lógica, porque te entretienen bastante y te olvidas del resto de las cosas que ocurren; también en mi familia nos gusta mucho hacer preguntas o conversar sobre muchos tipos de tema que nos dan curiosidad”.
Su aficiones le abrieron la puerta al Massachusetts Institute of Technology (MIT) para que estudie matemáticas o computación este año. Además, en marzo pasado ganó una medalla de bronce en la Octava Olimpiada “Romanian Masters of Mathematics”, donde fue la única mujer en calificar para formar parte de la delegación mexicana.
Esta es la tercera ocasión en que México participa en la Olimpiada Europea Femenil. La delegación estuvo integrada por Olga Medrano y Alka Xavier, quienes ganaron una medalla de oro y plata, respectivamente; además de Marcela Cruz y Jacqueline Lira.
Alka también encontró en las matemáticas una pasión. Desde los 12 años comenzó a concursar y este es el segundo año que participa en la olimpiada femenil internacional y en ambas consiguió medalla.
El cliché desaparecerá
El Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo (TERCE), realizado por la UNESCO, concluyó que existe “disparidades de género” en el aprovechamiento escolar. El patrón observado reveló que las niñas tienen mejores rendimientos en las pruebas de lectura, mientras que los niños alcanzan mayores logros en matemática y ciencias.
¿Las mujeres no son buenas para matemáticas y ciencias? Para Olga, se trata de un cliché que obedece a problemas sociales y que pueden cambiarse. “Es muy común que las mujeres se rindan en un intento, pero también he visto muchísimos casos de amigas que le han echado ganas constantemente y que sobresalen en mate, física y química. Creo que a este cliché no le queda mucho tiempo”.
En la Olimpiada Femenil, realizada en Rumania, participaron jóvenes de entre 15 y 18, con los mismos intereses y de muchas partes del mundo. “La idea es que, al sentirse acompañadas por sus compañeras, sepan que pueden dedicarse a esto y no serán las únicas”, afirma Isabel Hubard, doctora del Instituto de Matemáticas de la UNAM y entrenadora de la delegación mexicana.
Habitualmente, los equipos en los concursos de matemáticas y ciencias están integrados mayormente por hombres. El problema es que las mujeres sólo participan en olimpiadas hasta primero de secundaria y luego desertan, porque, según le explican a la entrenadora, “ya solo hay niños y no les gusta ser la única mujer del grupo”.
El fenómeno se repite en otros países, por eso las asociaciones de matemáticas apoyan este concurso exclusivo para mujeres, sin que ello contradiga la búsqueda de la equidad de género.
El problema de la equidad en las matemáticas y otras ciencias tiene que pasar por un hecho concreto: “Nos enseñan que éstas son áreas exclusivas para hombres”, señala Hubard . Agrega que eso lo que limita a las jóvenes siquiera a intentarlo.
No se trata de ponerlas a competir sólo en igualdad de género, sino a apela más bien a “cambiar la percepción errónea” de que hay actividades exclusivas para un género. Se busca que corroboren que no están solas en su gusto por las matemáticas y que hay competidoras de excelencia. Por lo tanto, se vuelven más seguras para seguir participando en el resto de competencias mixtas.
La hazaña matemática
El reto que cumplieron las concursantes mexicanas no es menor. Conseguir una medalla de oro y plata en una semana de concurso es el resultado de un entrenamiento intenso, de ser las mejores entre las mejores del país y, ahora, del mundo.
En el concurso nacional en México en noviembre pasado fueron elegidas siete adolescentes de entre 15 y 18 años. A partir de entonces realizaron entrenamientos intensivos de entre 8 y 10 días en diciembre, enero y marzo. En cada entrenamiento presentaron tres exámenes y las mejores cuatro fueron seleccionadas para integrar la delegación mexicana.
Ya en la Olimpiada de Femenil presentaron dos exámenes, cada uno con tres problemas, que tuvieron que resolver en cuatro horas y media. Sólo en la recta final para este concurso, las alumnas entrenaron durante las vacaciones. Todos los días, en la mañana y tarde.
La próxima meta para Olga es el IMO, el concurso de mayor prestigio a nivel preuniversitario de matemáticas, que se celebra desde 1959, con la participación de más de 100 países de los cinco continentes.
Será su último año de competencia en su categoría como estudiante de preparatoria; sin embargo, ya piensa en concursos universitarios como el International Mathematics Competition y el Putnam, que incluye a universidades de Estados Unidos.
La disciplina es intensa, pero la experiencia vale la pena. Por eso, anima a quien le tenga miedo a las ciencias exactas: “Si se dan la oportunidad, podrían perderle el miedo a las matemáticas y hasta les podrían gustar. Intenten conocer este mundo. Vale más la pena decir ‘fracasé’, que decir ‘no lo intenté’, afirma Olga.
Si deseas conocer más información para participar en los concursos nacionales puedes consultar la página de la Olimpiada Mexicana de Matemáticas.
Fuente: Animal Político