Considero que el liderazgo se ha convertido en un concepto genérico que empieza a tambalearse porque hoy en día sigue cargando una interminable serie de etiquetas tradicionales partiendo del dilema de si el líder nace o se hace. De ahí en adelante, la lista de etiquetas es enorme.
Lo más curioso es que a los jóvenes millennials no les gusta esa palabra y a la fecha nadie ha podido encontrar un sinónimo que remplace el viejo término de liderazgo.
Si tratamos de analizar lo que está pasando en el mundo bajo la óptica de las acciones de los líderes mundiales, podríamos tal vez entender el porqué se ha desgastado el concepto.
Por ejemplo, si le echamos un ojo a la industria automovilística, tenemos que tres de las armadoras más grandes: Volkswagen, Mitsubishi y ayer Ford, han demostrado que su ética en los negocios no ha sido de lo más correcto respetando las leyes ecológicas de diferentes países; técnicamente, con una mano en la cintura están aceptando que sus líderes tomaron decisiones no éticas que afectan a los consumidores.
Con todo esto se me viene a la mente ¿qué nos podrían decir de los cursos y grandes enseñanzas de sus programas de capacitación para los líderes estas empresas?, ¿qué tipo de líderes están formando? y ¿cuál es el futuro de esos líderes con esas capacidades morales?
En otro ejemplo tenemos lo que pasa con los líderes políticos mundiales. En España no logran ponerse de acuerdo para crear gobierno; en el resto de Europa, los líderes políticos han creado un gran déficit en la economía y además hoy tienen que tomar terribles decisiones para defender su territorio y enfrentar grandes problemas de migración. Ello, con todos los asuntos éticos de por medio.
Si nos atravesamos a nuestro continente, los líderes están enfrentando una serie de reclamos de parte de la sociedad por temas de corrupción; líderes empresariales y políticos envueltos en escándalos de corrupción en todas las latitudes del continente y a todos los niveles.
El colmo es cuando en diferentes sociedades, al no haber supuestos líderes confiables, ni valores en las sociedades, aparecen delincuentes a quienes la sociedad les da un lugar de fama y atención. Bajo el concepto de antilíderes y ante la zozobra social, se les da más difusión a esos antivalores que a los valores mismos que dan cordura y decencia a la sociedad en general.
Debe ser por eso que en la actualidad, las #Ladys, los #Lores o los #Mirreyes aparecen como si fuera chiste y se borra la línea de la cordura social. Es seguro que ante la mezcla de falta de valores y liderazgos reconocidos, la sociedad se encuentre polarizada ante estas apariciones o fenómenos de falta de liderazgo.
Otro caso patético son los líderes políticos que hoy aparecen como salvadores de la patria, disfrazados de candidatos en todas sus diferentes versiones, los cuales usan la mentira (o su verdad a medias y acomodada) como el arma más poderosa ante la sociedad para vender sus dichos, historias y soluciones mágicas para simplemente llegar al poder.
Con todo esto, quiero suponer que cuando a los jóvenes les dicen que son líderes y que son el futuro del mundo, pues, en pocas palabras, les da tiña, se les paran los pelos y, por supuesto, son pocos los que le quiere entrar a eso de tener responsabilidades, ser carismáticos, tomar decisiones, tener gente a su mando, ser confiables, ser creativos, ser innovadores, ser congruentes, dirigir las empresas y los países a un mundo mejor, amén de dirigir un barco y enfrentar las resistencias, ser tolerantes, generar aceptación, dirigir la adaptación y promover los buenos resultados, entre otras cosillas más.
Ante el entorno que tenemos, la transformación del mundo y los malos ejemplos, ya entiendo el porqué no quieren jugar a eso de ser líderes.
A final de cuentas, considero que mientras no encontremos otra palabra nueva, les tengo malas y buenas noticias a esos jóvenes rejegos al liderazgo: líderes somos todos, nacemos humanos, con capacidades de adaptación y aprendizaje, nos vamos haciendo en el camino mejores humanos y la vida nos pone pruebas y en algún momento tendremos que tomar decisiones por nosotros mismos, por nuestros seres queridos, y en algunos casos hasta nos podremos hacer responsables de diferentes situaciones y circunstancias que no teníamos en el radar, ya sea por defensa, por gusto, porque no había de otra o porque consideramos que esa situación sí la queríamos encabezar. Así nos vamos haciendo líderes poco a poco. Es irremediable, así que flojitos y cooperando.
Fuente: Forbes