Hace 13 años, Buscando a Nemo acercó a toda una generación de niños, jóvenes e incluso adultos a los misterios y bellezas del mundo submarino. La acción de la película sucede en la Gran Barrera de Coral, el mayor arrecife del mundo, y sin duda ayudó a generar conciencia sobre la maravilla de este ecosistema, pero también tuvo un efecto adverso.
Según reporta The Huffington Post, en 2003, después del estreno de la película se dispararon las las ventas de peces payaso, la especie a la que pertenecen Nemo y Marlin. Esto resulta un problema si se considera que el 90% de este tipo de peces son tomados de su hábitat natural, no criados específicamente para su venta. Ahora, los expertos temen que suceda lo mismo con Buscando a Dory, la esperada secuela.
Carmen da Silva, bióloga marina y candidata al doctorado en la Universidad de Queensland, en Australia, es una de las fundadoras de Saving Nemo Conservation Fund, una organización sin fines de lucro que cría peces payaso para reponer las poblaciones y enfrentar la demanda. Según la experta, la industria cosecha más de un millón de estos peces al año en su hábitat natural, lo que, junto con el cambio climático y la acidificación del océano, ha llevado a la reducción de la población en la Gran Barrera de Coral y otros lugares.
El problema podría ser mayor en el caso de los cirujanos azules, la especie de Dory, porque no han sido reproducidos con éxito en cautiverio. Por lo tanto, todos los peces de este tipo que se venden en acuarios provienen del océano.
No se trata de peces que estén en peligro de extinción, pero sí se enfrentan a otras amenazas como el aumento de temperaturas en el océano, lo cual significa que podrían sufrir si la demanda aumenta de forma considerable como resultado de la película.
El caso no es único: después del estreno de Harry Potter y la piedra filosofal también se registró un aumento en ventas de lechuzas blancas como Hedwig, la mascota de Harry Potter. En este caso, se trata de una «moda» preocupante porque las lechuzas no deben ser mascotas.
Así que si tú o tus hijos desean invitar a un pez a su hogar después de deleitarse con las aventuras de Dory, recuerden que lo mejor será preguntar por una especie que sea criada en cautivero y que no provenga del océano.