Jugos, aguas azucaradas, refrescos pequeñitos, sabores novedosos, bebidas deportivas… todo es una estrategia de las embotelladoras para impedir que la nueva cultura antiobesidad les afecte.
En los últimos 2 años, el consumidor nacional ha disminuido marginalmente su gusto por los refrescos –donde México ocupa uno de los primeros lugares en el mundo–, pero se ha dejado seducir por otras bebidas, según el Inegi.
Entre 2013 y 2015, las ventas de refrescos de cola y de sabor disminuyeron 0.91 y 1.42 por ciento anual, pero las de jugos y bebidas deportivas aumentaron 17.14 y 12.60 por ciento, de acuerdo con la Encuesta Industrial Mensual que permite medir la evolución en litros.
Incluso, un análisis de El Poder del Consumidor señala que en 2015 el consumo de bebidas endulzadas cayó 8 por ciento con relación al promedio observado entre 2017 y 2013, si se consideran factores como el crecimiento población.
«Se logró una recuperación en volúmenes y ventas, gracias en una flexible arquitectura precio/empaque y a privilegiar presentaciones personales», señaló en su informe anual 2015 Arca Continental.
El volumen de ventas de esta firma pasó de 860 millones de cajas en 2013 -año anterior a la aplicación del IEPS- a 867 millones para 2015.
De hecho, la empresa destaca que tuvo un año excepcional en bebidas no carbonatadas y con mucha presencia de sus bebidas deportivas.
Cultiba, el principal embotellador de Pepsico en México, vendió mil 607 millones de cajas en 2013 y logró mil 650 millones de cajas el año pasado.
Coca-Cola Femsa tuvo una ligera disminución en 2015 a mil 785 millones de cajas, cuando en 2013 reportó mil 798.
Unas de las estrategias a considerar son las presentaciones más pequeñas de refrescos y diversas bebidas azucaradas, expuso Fiorella Espinosa, investigadora de El Poder del Consumidor.
Asimismo, se registraron incrementos mayores al peso por litro en las zonas urbanas, agregó Juan Rivera, director del Centro de Investigación en Nutrición y Salud del Instituto de Nacional de la Salud Pública.
La aplicación de un peso de IEPS por cada peso de bebidas endulzadas es uno de los impuestos más exitosos de la reforma fiscal de este sexenio.
Entre 2014 y hasta abril de 2016, se ha obtenido 47 mil 174 millones de pesos por este gravamen, y no ha dejado de crecer a tasas de dos dígitos.
Fuente: el Vigía