La renovación de la flota de microbuses y vagonetas requiere de una inversión de entre mil 600 y mil 700 millones de dólares, con los que se podrían adquirir nueve mil autobuses híbridos, eléctricos y con motores Euro VI.
La estrategia sería cambiar 23 mil microbuses y vagonetas con más de 20 años de uso por unidades equipadas con tecnologías limpias, con las que se podría reducir en más de 80 por ciento la emisión de contaminantes que produce el transporte público concesionado.
El Gobierno de la Ciudad de México anunció la salida definitiva de todos los microbuses que circulan a través de un plan en el que tres mil unidades serán chatarrizadas en lo que resta del año; cinco mil, en 2017, y ocho mil, en 2018.
No obstante, la estrategia financiera para la sustitución no es clara, ni el tipo de flota con la que será renovada para garantizar la viabilidad del modelo económico de los concesionarios.
Para Jorge Suárez, la Ciudad de México se ubica ante la oportunidad de virar hacia la electromovilidad y consolidar una flota de transporte público colectivo que sea más limpia y que ofrezca mejores niveles de servicio.
“Estamos hablando de introducir en la flota de la ciudad nueve mil vehículos de los que unos dos mil podrían ser híbridos, unos 300 eléctricos y el resto, que serían poco más de seis mil, serían unidades de mayor tamaño, buses intermedios y autobuses grandes de 12 metros, con tecnología Euro VI.
“Esto en conjunto lograría disminuciones de más de 80 por ciento de contaminantes en comparación con la flota actual”, aseguró el especialista en electromovilidad.
Para consolidar la propuesta, Suárez diseñó un plan en el que las autoridades locales y federales deberán garantizar la migración hacia autobuses de mayor capacidad, la adopción de los estándares Euro VI para autobuses a combustión con diesel y fomentar la electromovilidad.
En entrevista, el especialista apuntó que los servicios públicos concesionados son los más importantes de la capital ya que transportan a 11 millones de pasajeros al día en 30 mil autobuses, microbuses y vagonetas, de los cuales 76.6 por ciento terminaron su vida útil.
“Hoy tenemos 18 mil microbuses y 5 mil vagonetas que son susceptibles de remplazarse y los beneficios serían dramáticos, debido a que estos son vehículos de baja capacidad. Una ciudad como esta necesita autobuses medianos y grandes.
“La alternativa mediana para llevar y sacar a la gente de sus colonias como alimentadores, pero en la ciudad hay unos 30 corredores que son los más importantes y que mueven el grueso de la demanda”, dijo el especialista.
Al sustituir microbuses por autobuses de 12 metros se lograría una reducción de mil 500 millones de kilómetros que recorren estas unidades al año a 500 millones de kilómetros. Eso sólo con un aumento en la capacidad de transportación, destacó.
“Hablamos de cinco mil toneladas en la reducción de contaminantes NOx (óxidos de nitrógeno) y PM (partículas suspendidas), y en el caso de gases de efecto invernadero de 50 mil toneladas en emisiones de CO2 (dióxido de carbono)”, destacó.
El especialista agregó que las unidades híbridas y eléctricas no sólo son más limpias en comparación con los autobuses a diesel actuales, sino que también atraerían, por su nivel de calidad, a los automovilistas.
“Por cada carro que se queda en casa por un mejor transporte público se ahorran cuatro toneladas de CO2 al año; creemos que la calidad también es un aspecto que va a reducir las emisiones, no sólo la tecnología”, expuso.
Financiamiento
El plan para renovar nueve mil autobuses con tecnologías eficientes requiere de una estrategia de inversión en la que participen los gobiernos local y federal, las bancas de inversión y los concesionarios.
Jorge Suárez reconoció que el modelo actual no sería suficiente, por los índices tarifarios y la falta de otras compensaciones,
También apuntó que se debe cuidar que los usuarios puedan pagar el nuevo servicio, sin que esto signifique un golpe significativo a su economía.
Por eso el especialista plantea un esquema con fuentes de recursos complementarios que ayuden a diferir el costo global.
“Se podría ejecutar durante tres años, quiere decir un nivel de inversión de un poco más de 500 millones de dólares al año. Hoy el mercado produce naturalmente mil autobuses al año para la ciudad, eso también tiene que triplicarse para que haya un impacto visible.
“Veo una mezcla: unos mil 100 millones de dólares pueden venir de inversión privada a través de créditos y para los 500 millones que quedan debe haber una mezcla entre incentivos fiscales e inversión pública”, detalló.
Piden mantener tarifa
La diputada local Rebeca Peralta (PRD) calificó como acertada la decisión de las autoridades capitalinas de sacar de la circulación a los microbuses porque ayudará a bajar los niveles de contaminación, pero destacó la necesidad de establecer un mecanismo para garantizar que el precio del transporte público continúe como uno de los más económicos del país.
En ese sentido coincidió la presidenta de la Comisión Especial del Cambio Climático del Senado, Silvia Garza Galván (PAN), quien a través de un comunicado señaló que solicitará a la Comisión Permanente del Congreso de la Unión que pida al Gobierno de la Ciudad de México que el programa de modernización del transporte se realice “sin representar un aumento a la tarifa, para no afectar la economía de las familias de la capital del país”.
Peralta pidió al gobierno de la ciudad hacer un estudio para ver las alternativas que permitan cambiar el parque vehicular pero manteniendo la tarifa más económica pues de esa manera seguirán apoyando a estudiantes, trabajadores, amas de casa y a la población en general que utiliza el transporte público para trasladarse a sus actividades diarias.
Siguiente parada…
Los cambios en la flota de pasajeros muestran amplios beneficios:
- Al sustituir microbuses por autobuses de 12 metros se lograría una reducción de mil 500 millones de kilómetros que recorren estas unidades al año a 500 millones de kilómetros
- En cuanto a la reducción de contaminantes NOx (óxidos de nitrógeno) y PM (partículas suspendidas) representaría cinco mil toneladas al año
- Los gases de efecto invernadero se reducirían 50 mil toneladas en emisiones de CO2 (dióxido de carbono) anualmente
Fuente: Excelsior