Varias cadenas mayoristas suspenden la compra de espacios en programas neoconservadores que ataquen al presidente de Estados Unidos. La primera víctima: FOX
Los poderosos del comercio al por mayor en Estados Unidos han puesto un hasta aquí a los ataques gratuitos y a los llamados a la insurrección, que comentaristas de radio y televisión de la extrema derecha han lanzado contra el presidente Barack Obama.
Encabezados por las cadenas multinacionales Wal-Mart, Best Buy o CVS —especializada en la venta de productos farmacéuticos—, una veintena de empresas han decidido unirse para retirar su apoyo publicitario a programas cuyo contenido incite al odio racial o alienten de forma encubierta a la revuelta.
El primero en probar el veto publicitario ha sido el comentarista de la cadena Fox Glenn Beck, estrella del movimiento neoconservador, quien ha acusado al presidente Obama de ser un “racista” y de odiar a los blancos.
La decisión de estas empresas, que han ido contra la lógica de poner su multimillonaria inversión en los programas de mayor audiencia —el de Beck cuenta con casi 3 millones de telespectadores—, ha lanzado un poderoso mensaje contra quienes se escuden en la primera enmienda de la Constitución (el derecho a la libertad de expresión) para orquestar una campaña contra el presidente de EU, con la excusa de que “es un racista que, además, pretende entregar a la nación en manos del socialismo”.
La presión de las redes
La respuesta de las empresas a los ataques contra Obama no es producto de un súbito ataque de ética y moral. Se debe, en buena medida, a la presión de poderosas redes sociales como ColorofChange.org, que cuenta con más de 600 mil afiliados que no están dispuestos a permitir una política de acoso contra el presidente. La red es financiada por un poderoso núcleo de intereses corporativos que incluye a las industrias farmacéutica, aseguradora, petrolera y militar, bajo el paraguas de American For Prosperity.
“Las acusaciones del señor Glenn Beck contra el presidente Barack Obama, de quien dice que es racista y odia a la gente blanca, no sólo son ridículas sino que dividen al país y envenenan el discurso público”, dijo el comunicado enviado por ColorofChange a los presidentes ejecutivos de las principales cadenas mayoristas. “Por ello, les urgimos a que suspendan toda forma de publicidad en el programa de Glenn Beck en la cadena FOX”, añade el exhorto.
A los pocos días de iniciada la campaña de ColorofChange, Wal-Mart emitió un comunicado confirmado su decisión de retirar su publicidad del programa de Beck, mientras CVS, Best Buy y una veintena más de empresas confirmaban que la cadena FOX ya había sido informada oficialmente de la retirada de publicidad.
Suspenden a Beck
Curiosamente, la ofensiava ha coincidido con la suspensión, durante una semana, del programa que ha servido de polémica y principal escaparate en la televisión a nivel nacional para atizar la campaña contra la reforma sanitaria de Obama.
La suspensión del show de Beck ha desatado un raudal de especulaciones. Mientras numerosos bloggers han asegurado que la medida ha sido producto de la presión de las redes sociales y del guillotinazo en la publicidad, los colaboradores de Beck insisten en que la cadena ya había pactado con el comentarista una semana de asueto antes del incidente.
En cualquier caso, el retiro de la publicidad ha sido una poderosa llamada de atención contra la cadena FOX, que nunca ha ocultado su favoritismo hacia los republicanos y la derecha más conservadora del país, una estrategia que hasta ahora le había redituado enormes beneficios a Rupert Murdoch, el dueño de The Wall Street Journal y varias cadenas de televisión y periódicos en Italia, Australia y el Reino Unido.
Primer “round”
Para la mayoría de los analistas, el éxito de la campaña de ColorofChange contra un programa que ha tildado a Obama de racista —y que ha llegado al extremo de defender a quienes portan armas en los actos públicos del presidente o a quienes le comparan con Adolfo Hitler—, supone sólo el primer round de un duro enfrentamiento en el que la cadena FOX tendrá que replantear su programación dirigida a socavar la Presidencia y las reformas de Obama.
O, por el contrario, mantener la estrategia de acoso y derribo que le ha permitido recuperar el primer lugar en los ratings de audiencia y jugosas ganancias publicitarias, gracias, en buena medida, al apoyo ofrecido a comentaristas de vena incendiaria como Beck o Sean Hannity.
“El éxito de ColorofChange contra Glenn Beck es realmente admirable. El problema es, sin embargo, quién está detrás de él. Es decir, el dueño de la cadena, Rupert Murdoch”, consideró la analista, Adele Stan-
Señaló que el objetivo primordial de Murdoch no es el de defender el derecho constitucional de sus comentaristas a decir lo que se les venga en gana, sino de impulsar la agenda del Partido Republicano y de organizaciones de tendencia neoconservadora.