Por Luisa Montes
Desde que en el año 2005 Nicholas Stern, profesor de Economía de la Universidad de Londres estimó que el costo del cambio climático podría llegar a ser de entre el 5 y el 20% del PIB mundial y que el costo de evitarlo sería de tan solo del 1%, la comunidad financiera internacional se preguntaba cómo financiar ese 1%. Así nacieron los bonos verdes en el 2007 como una forma de movilizar a la comunidad financiera internacional para financiar el cambio hacia una economía verde.
El mercado de Bonos Verdes ha crecido de forma exponencial desde el 2007 cuando salió la primera emisión de un banco de desarrollo el EIB (European Investment Bank), a partir de esta emisión el crecimiento se dio hasta el 2013 principalmente por emisiones de bancos de desarrollo, pero poco a poco las empresas y gobiernos locales han crecido como importantes emisores como se puede ver en la gráfica de abajo.
Se estima que para cumplir con las acciones necesarias estipuladas en el acuerdo de Paris firmado en diciembre del año pasado en la reunión cumbre del acuerdo de cambio climático en el que los 195 países participantes acordaron hacer lo necesario para mantener el aumento de la temperatura por debajo de los 2° C, requieren de más de USD 500b. Sin embargo aun cuando este compromiso si es vinculante el financiamiento necesario para cumplir con estos objetivos sigue dependiendo de la buena voluntad de los países más desarrollados quienes ofrecieron USD 100b para financiar dichas acciones pero a partir del 2020. Es por eso que el surgimiento a nivel global de los bonos verdes viene a resolver esta brecha en el monto y en el tiempo.
En línea con los acuerdos internacionales, en México la Ley de Transición Energética establece que para el 2024 el 35% de la energía del país tiene que provenir de fuentes renovables, lo que requerirá de una inversión de aproximadamente 75 mil millones de dólares, unos 5 mil millones anualmente, de acuerdo a CESPEDES. Esta inversión necesaria representa una oportunidad tanto para NAFIN como para otras instituciones financieras, adicionalmente, aún cuando los bonos verdes nacieron para financian proyectos que contribuyan a combatir o adaptarse al cambio climático, como proyectos de energía limpia, ahora se han expandido a otro tipo de proyectos verdes, es decir de sustentabilidad que no necesariamente se relacionan directamente con el cambio climático como son agricultura sustentable, proyectos forestales, residuos y control de la contaminación.
En este entorno internacional, Nacional Financiera (NAFIN) la banca de desarrollo más importante de México decidió incursionar en el mercado de bonos verdes y como una institución que financia a nivel nacional el tránsito hacia una economía verde y su primera emisión de bonos verdes encontró una demanda inesperada.
NAFIN estuvo ausente de los mercados internacionales por 18 años, en los que se concentró en ser el banco de segundo piso de la micro, pequeña y mediana empresa mexicana. En años recientes los grandes bancos desarrollaron la capacidad de ofrecer estos préstamos con sus propios recursos al incrementar su captación y con una mayor rentabilidad para ellos, así NAFIN decidió liderar el mercado de bonos verdes en México apoyando a su vez la estrategia de sustentabilidad del Plan Nacional de Desarrollo particularmente financiando proyectos de energía limpia con esta emisión.
Los recursos generados se dedicarán en su totalidad a financiar nueve proyectos de energía eólica en el país, principalmente en Oaxaca donde dicho sea de paso, hacen mucha falta todo tipo de proyectos de desarrollo.
En el caso de esta primera emisión, la respuesta por parte de los inversionistas fue inesperada, la emisión que fue por 500 millones de dólares y se encontró con una demandada por 2,500 millones! En efecto, la tasa era atractiva, 3.375% a 5 años, las calificadoras le dieron una muy buena calificación de A3 y BBB+ y también contó con una certificación de acuerdo al Estándar de Climate Bonds pero el factor determinante fue que los fondos de inversión responsables no encuentran fácilmente este tipo de instrumentos en el mercado internacional particularmente de mercados emergentes para satisfacer sus objetivos de diversificación, es decir hay una demanda y la oferta es aun reducida.
Esto fue un verdadero hallazgo para NAFIN pues aun cuando de acuerdo al USSIF (US Social Investment Forum) organización dedicada a promover y analizar el desarrollo de la inversión responsable, la inversión socialmente responsable (ISR) en los Estados Unidos ascendió a USD 6.7 billones al cierre de 2014, lo que implica un crecimiento del 65% con respecto al medición anterior del 2012.
Este crecimiento en 2 años se debió en gran parte a que ya son 286 las instituciones financieras que han firmado los principios de Inversión Responsable de la ONU y que han contraído por lo tanto, el compromiso de invertir en instrumentos que han sido calificados en su desempeño ambiental, social y de gobierno corporativo conocido como ESG (por sus siglas en inglés). Estos inversionistas con un mandato de inversión responsable que requieren invertir en empresas con buenas calificaciones ESG han decidido estratégicamente diversificar parte de su portafolio en mercados emergentes principalmente China e India.
Ecovalores ha observado estos fondos invierten en promedio un 20% de sus activos en mercados emergentes y aun cuando China e India son los principales receptores de inversión ésta también se ha dirigido hacia América latina en empresas bien calificadas de Brasil, México, Chile y Colombia. Si esta tendencia se mantiene, podríamos recibir inversiones del orden de hasta 40 mil millones de dólares de inversión extranjera adicional en México para inversiones responsables, lo que abriría un gran mercado potencial a los bonos verdes.
Pues hoy en día la pregunta es ¿dónde pueden invertir estos fondos con mandatos de inversión responsable y dónde están los instrumentos de inversión para ellos? Esta es un área de oportunidad para crear nuevos mercados y principalmente para bonos verdes.
Esta es una gran noticia para las empresas de mercados emergentes que ya llevan un buen tiempo haciendo bien las cosas, desarrollando una estrategia de negocios sustentable y que han sido incluidas en diversos índices de sustentabilidad internacionales como son el Dow Jones Sustainabilty Index y Vigeo’s Euronext Emerging 70 Index teniendo la ventaja de estar incluidos en los mejores fondos de inversión socialmente responsable.
Con esta esperanzador panorama la Bolsa Mexicana de Valores lanzó el listado de bonos verdes con el fin de desarrollar el mercado en México, esperemos que para los inversionistas institucionales sean parte clave del crecimiento de este mercado.
En Ecovalores, como representantes de Vigeo-Eiris contamos con una gran experiencia en la certificación de bonos verdes bajo el estándar de Climate Bonds Initiative y para dar una segunda opinión ya que hemos calificado a más de diez emisiones de bonos verdes de 2012 a la fecha.
A este respecto Pedro Guerra Tesorero de NAFIN comentó:
“Estamos muy contentos de anunciar la primera emisión de bonos verdes en México y la tercera en América Latina. El financiamiento de proyectos sustentables no es nuevo para nosotros, este bono verde demuestra el compromiso de NAFIN con el desarrollo sustentable. Con esta transacción, NAFIN se posiciona como un banco de desarrollo estratégico para que el Gobierno Federal alcance sus metas en materia de sustentabilidad. Quiero felicitar al Climate Bonds Initiative por su papel con el Climate Bond Standard ya que una certificación de esta naturaleza le da una enrome confianza al inversionista, asegurándole al mercado que los recursos obtenidos con la emisión serán utilizados de la mejor forma posible”
Luisa Montes
Dirige Ecovalores desde 2009, empresa que realiza la calificación de las 71 empresas para la muestra del índice sustentable su correo [email protected]