Al inicio de la producción industrial la forma en que las empresas veían a los trabajadores era comparable simplemente con un engranaje que necesitaba cumplir mecánicamente con una serie de funciones específicas durante un tiempo determinado, más tarde son las organizaciones japonesas las primeras en descubrir la importancia de transformar esta perspectiva, humanizar a sus colaboradores y preocuparse por dar respuesta a sus necesidades. Esta visión a evolucionado fuertemente en las últimas décadas y hoy las compañías se preocupan cada vez más, no sólo por dar respuesta a requerimientos básicos y por impulsar el desarrollo de sus colaboradores, sino también por cuidar de su salud e incluso preocuparse por su felicidad.
Cuando un programa de bienestar se implementa de la forma adecuada los beneficios pueden alcanzar tanto a los trabajadores como a las organizaciones, ¿quién podría decir que no le viene bien poder acceder a bonos por actividad física, estudios médicos y otros beneficios saludables? A cambio, las organizaciones pueden notar un incremento en la productividad de sus colaboradores, pero también una reducción en gastos de salud.
Alrededor del 77% de la pérdida de productividad está relacionada con la salud de los empleados y un trabajador poco saludable o con sobrepeso puede costar a las empresas hasta 4,000 dólares más por año que un colaborador con masa corporal promedio, según datos del Centro para la Salud Avanzada (CFAH por sus siglas en inglés), ya que las personas con algunos kilos de más resultan más propensas a contraer padecimientos como diabetes, colesterol alto, y alteraciones en la presión arterial.
Así que las empresas hacen cuanto pueden incentivando el ejercicio y promoviendo mejores hábitos de alimentación entre sus colaboradores para ayudarlos a bajar de peso y mantenerse sanos, aunque por desgracia estos esfuerzos a veces parecen ineficientes o, peor aún, un total desperdicio de recursos, ya que de acuerdo con información de Gallup, sólo 24% de los colaboradores de una compañía con programas de bienestar, participa en ellos.
¿Qué obstaculiza los programas de bienestar?
Aunque hay quienes afirman que uno de los principales obstáculos para la creación de programas de bienestar eficientes es la falta de presupuesto asignado a ello, y claro que este puede ser un problema importante, la verdad es que esto se debe por un lado a un bajo nivel de consciencia sobre la importancia de cuidar la salud de los colaboradores, y por otro a una inadecuada asignación del presupuesto destinado a bienestar.
Una vez que la organización tiene consciencia sobre los costos derivados de la pérdida de productividad y el incremento en el gasto de salud derivados de su falta de acción en este rubro, es muy importante que además de implementar los programas pertinentes, comuniquen sus acciones adecuadamente a sus colaboradores. De nada sirve el mejor programa de salud, si los trabajadores no tienen conocimiento del mismo y, por tanto, no participan activamente en los esfuerzos de la organización.
Un programa de bienestar corporativo en el que los trabajadores no participan deja de ser una inversión y se convierte en una fuga de recursos sin beneficios para nadie.
Cómo crear un programa que funcione
Un programa de bienestar eficiente debe no solo contribuir a cuidar la salud de quienes colaboran en una organización creando un entorno saludable y promoviendo buenos hábitos de alimentación y actividad física, sino también generar cambios visibles en la organización. ¿Quieres saber cómo asegurarte de ello? Jason Barbour nos ha dado algunas respuestas a través de un artículo publicado recientemente en Triple Pundit y nosotros las comentamos a continuación.
1. Intégralo en tu espacio de trabajo
De acuerdo, la mayoría de las empresas no tienen los recursos necesarios para integrar un gimnasio en sus instalaciones u ofrecer clases de yoga gratuitas a sus colaboradores, pero lo que sí pueden hacer es deshacerse de las mesas de galletas en las salas de juntas y sustituirlas por snacks saludables como semillas o crudités, permitir a sus colaboradores varias caminatas de 15 minutos durante la jornada laboral y aliarse con lugares cercanos que provean de comida saludable para que les ofrezcan descuentos.
No es necesario destinar una gran cantidad de recursos a los programas de bienestar, lo que las empresas sí deben hacer es poner mucha atención a la rutina diaria de sus colaboradores y encontrar áreas de oportunidad y momentos clave en los que puedan implementar prácticas que beneficien a su salud.
2. Haz que sea medible
Establece objetivos alcanzables y mide tu progreso de forma constante. Barbour recomienda la contratación de un asistente de bienestar corporativo que pueda ayudarte a encontrar la forma más eficiente de aprovechar tus recursos para impactar en el mayor número posible de colaboradores.
Si decides que no necesitas ayuda, lo que debes recordar es que las personas invierten en la oficina incluso más tiempo del que pasan en casa, por lo que su ambiente laboral puede influir considerablemente en los hábitos que adoptan fuera de las paredes de la oficina. La responsabilidad del cuidado de la salud no descansa íntegramente en la organización, pero sus buenas prácticas tienen el poder de influir más allá de sus paredes, así que necesitarás aprender a reconocer estos impactos.
Para lograrlo, primero deberás plantear metas específicas como conseguir una participación del 30% de los colaboradores en el entrenamiento semanal dentro de los primeros meses; más tarde podrás comenzar a medir de forma paralela el ausentismo por enfermedad y comparar tus resultados, quizá encuentres una relación entre ambos.
3. Recompensa los buenos resultados
Los programas de bienestar servirán muy poco si no van acompañados de acciones que permitan a la compañía mantener a sus colaboradores motivados y elevar su nivel de satisfacción en el trabajo. Los esfuerzos mal ejecutados pueden incluso añadir estrés a su ya complicada jornada laboral y resultar en daños para su salud, ¿quién desea sentirse culpable todo el día porque no pudo asistir a la clase de yoga y además preocuparse por la sanción que la empresa pueda aplicar como consecuencia de ello?
No olvides que el objetivo es impulsar la adopción de hábitos saludables entre tus colaboradores y para que esta práctica resulte rentable y productiva necesitarás la participación de la mayor parte del personal, así que en lugar de hacerlo sonar como una obligación adicional, debes atraer su atención con beneficios atractivos. Cambia tu discurso del castigo a las recompensas y ofrece premios como un día de descanso remunerado o una comida en un restaurante de alimentos saludables; esto los motivará a participar y hará que tu programa resulte mucho más eficiente ayudandote a reducir costos de salus e incrementando su productividad.