Considerada como una industria limpia porque no emite contaminantes y por lo tanto no altera o atenta al medio ambiente, la banca en México se ha mantenido al margen de las políticas de gestión ambiental.
Sin embargo, en algunos países de centro y Sudamérica varios corporativos de instituciones financieras han iniciado un proceso de concientización sobre cuestiones ambientales, pues han reconocido y aceptado que causan impacto ecológico en forma interna y externa.
No se trata de satanizar a la banca, pero sí de crear conciencia que tiene una responsabilidad compartida y que debe involucrarse con sus clientes en el análisis de posibles riesgos ambientales de sus proyectos, y por tanto, en la búsqueda de soluciones orientadas a la sustentabilidad.
Los riesgos ambientales y sociales pueden tener un impacto sobre las utilidades y el valor de una compañía, incluyendo a los bancos; así lo han demostrado las instituciones financieras que han incursionado en la gestión ambiental, sin embargo, la detección y la eficiente administración de esos riesgos, les ha permitido no sólo reducir los riesgos; más aún, les ha creado nuevas oportunidades de negocio y mayores utilidades.
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