Prestarle su voz a un león y a una gallina le hizo recordar su niñez, porque de pequeña solía imitar los sonidos de los animales que su hermano Miguel llevaba a casa.
Pero, más allá de evocar esa etapa, lo más especial para Rebecca de Alba fue leer cuentos para niños que padecen cáncer.
Cuando se presentó con los chiquitines de Casa de la Amistad, la conductora les dijo que quería hacer magia a través de los relatos, y vaya que lo logró, ya que los cambios en la entonación de sus palabras hacía que los pequeños estuvieran en ascuas.
Rebecca fue la pionera de una de las nuevas dinámicas organizadas por la Fundación CIE, a través del programa Creamos Alegrías, que consiste en compartir con niños en situación vulnerable historias que los hagan imaginar y aprender. La interacción con los niños también conmovió a Guillermina Pilgram, directora de la Fundación, quien compartió por qué el programa «Creamos Alegrías con Historias que Perduran» es tan especial.
Reforma, Gente, p. 6, Sábado 06 de septiembre de 2008
