Minería, agricultura, fracking, tala ilegal, son algunas de las razones por las que numerosos ecosistemas han ido desapareciendo del planeta. Estas actividades han provocado una serie de consecuencias en el medio ambiente, como la extinción de especies tanto animal como vegetal, o la intensificación del calentamiento global. Y de acuerdo con el grupo de investigadores de University of Queensland en Australia y el Wildlife Conservation Society en New York, estas actividades han provocado la destrucción del casi 20 por ciento del total de la Tierra en aproximadamente dos décadas.
Esto quiere decir que desde 1993, el humano ha destruido un área dos veces del tamaño de Alaska, lo cual ha generado que se desaparezca su biodiversidad y un espacio para que animales habiten en él. Como es de esperarse, la constante pérdida de esta diversidad a nivel global representa un problema a largo plazo para tanto humanos como la naturaleza. Por lo que si esta tendencia continúa, “podrían desaparecer las áreas naturales que restan en menos de un siglo.”
Para los investigadores, es evidente la disminución de las áreas naturales, principalmente en áreas de la Amazonia y África central, pese a ser consideradas paisajes ecológica y biológicamente protegidas de la intervención humana. James Watson, líder de la investigación, explica que estas áreas realmente no excluyen a las personas pues en ellas habitan varias comunidades de pueblos indígenas. Sin embargo, el verdadero problema es cuando interviene la transformación de tierras a gran escala, actividad industrial y desarrollo de infraestructura por parte de los mineros, agricultores, empresarios, etcétera.
Según Watson, se han perdido 3.3 millones de kilómetros cuadrados de áreas naturales desde 1993; de los cuales, la Amazonia representa un 1/3 y África central, 14 por ciento. Eso significa que aún quedan 30.1 millones de kilómetros cuadrados de naturaleza, representando menos de 1/4 de la masa total del planeta.
Y no sólo eso, toda esta biodiversidad ha sido destruida en una velocidad inigualable. Pese a los esfuerzos realizados para reestablecer las áreas naturales, en el mismo periodo –de 1993 a 2016–, se han restaurado apenas 2.5 millones de km2 contra los 3.3 millones de km2 que se han perdido. Frente a esto, Watson confirma que no se puede restaurar la naturaleza una vez que se ha perdido, pues “el proceso ecológico que apuntalan estos ecosistemas se ha ido, y nunca volverá a ser el estado que era. La única opción es proteger a la naturaleza que queda de manera proactiva.”
El equipo encontró que la mayoría de la naturaleza que queda en la Tierra se encuentra en América del Norte, Norte de Asia, Norte de África y en el continente australiano, lo cual representa 82,3 por ciento –o 25.2 millones de kilómetros cuadrados–. A continuación te compartimos unos mapas que muestran cómo se ven las áreas naturales que quedan en contraste con las que fueron devastadas por el humano.
El objetivo es cuidar las áreas que quedan como parte de la conservación del planeta, usando métodos ecosustentables y orgánicos para tanto la vida cotidiana como el medio ambiente. Las medidas no tienen que ser extraordinarias, sólo positivas para la naturaleza, de modo que reduzcan los riesgos del cambio climático, la desaparición de especies y problemas sociales relacionados. Es un deber tanto para nosotros como las generaciones que vienen.
Fuente: Ecoosefera