El primero de sus restaurantes se abrió en el barrio sur de la ciudad y ofrece platos saludables y de temporada por menos de 4 dólares. En su segundo establecimiento, que pronto abrirá en el centro, estos platos cuestan alrededor de 8 dólares. ¿La explicación de esta diferencia de precio? Los residentes del centro ganan más dinero, simplemente. La idea es competir de forma inteligente con la infinidad de hamburguesas que se venden por 4 dólares en cualquier distrito.
La comida sana, derecho fundamental
Everytable fue creado con la misión de hacer que los alimentos sanos fueran accesibles al mayor número de consumidores. Especialmente en Los Ángeles, capital americana de la pobreza. El sitio web de la cadena explica:
“Nueve dólares por los jugos verdes y ensaladas por 12 dólares hacen que los alimentos sanos sean un lujo que la mayoría de la gente no puede permitirse”. […] “De hecho, muchas comunidades en Estados Unidos tienen muy poco acceso a una alimentación saludable a precios asequibles.
Esto es lo que se conoce como food deserts -desiertos de comida. En estas comunidades, se observa una fuerte tasa de obesidad, diabetes y estrés.”
Sus cofundadores, Sam Polk y David Foster, explican en la página web de Tech Insider que su política de ajuste de precios basada en los ingresos no les hace perder dinero. De hecho, su negocio es relativamente pequeño, funciona según el principio de autoservicio, pagan poca renta y no cuenta con mucho personal.
Las comidas se preparan en grandes cantidades fuera y se entregan a la tienda, lo que mantiene bajos los costos, y por lo tanto permite que los precios sean razonables; entre 2.95 y 4.50 dólares por producto. Además, California tiene la ventaja de ser el primer productor nacional de frutas y verduras, carne y productos lácteos, lo que proporciona a Everytable la posibilidad de comprar diariamente productos frescos y locales a buen precio.
Un menú inspirado en sabores y culturas de la región
En Everytable, servimos comida fría y caliente y un menú para niños, con opciones sin gluten, vegetarianas y veganas. En cuanto a los platos fríos, ¿qué tal una ensalada de pollo al estilo vietnamita, una ensalada César con col rizada, un plato variado tipo barbecue o coliflor picante? En cuanto a los platos calientes, se inspiran en las comunidades de la región, con el pollo picante a la mexicana o ahumando a la jamaicana, salmón cajún o chile sin carne (la versión vegetariana de chile con carne).
Cada plato de los restaurantes se acompaña de su información nutricional, es decir, las grasas, proteínas, vitaminas, azúcares y las calorías. Esto sirve para motivar a quienes quieren comer bien y dejar de lado la comida rápida y la típica hamburguesa de mala calidad con patatas fritas.
En L.A., cada vez hay más iniciativas para democratizar la comida
La iniciativa de Sam Polk y David Foster, afortunadamente, no es la única en la ciudad de Los Ángeles, que registra un alto índice de pobreza. Del mismo modo, los chefs Roy Choi y Daniel
Patterson (2 estrellas Michelín) aceptaron el desafío de la democratización de la gastronomía.
En primer lugar lo hicieron en un barrio pobre de San Francisco, donde introdujeron la gastronomía molecular, y más recientemente en el barrio afroamericano de Watts, donde crearon Locol, un “establecimiento de comida rápida saludable”, en el que nada en el menú supera los 7 dólares. Sus hamburguesas están hechas en un 70% de carne de vacuno y un 30% de tofu, y todo sobre una cama de rábano picante con cebollitas verdes, servido sin papas fritas ni bebidas con gas.
Hace un par de meses, también encontramos el camión Share a Meal, que recorre Los Ángeles cada semana ofreciendo burritos vegetarianos, frescos y sabrosos, a casi 700 personas en situación de calle. En el menú: un plato a base de arroz y dhal (plato indio con lentejas), cubierto con cebolla y cilantro fresco, todo envuelto en una tortilla.
En un país en que los marginados y pobres no tienen otra opción que ayudarse unos a otros, son los ciudadanos los que promueven, cada vez más, la solidaridad y la cooperación comunitaria.
Fuente: Konbini