La mitigación del cambio climático no sólo no se opone a los objetivos de crecimiento económico y de desarrollo de un país sino que es un proceso de cambio estructural que los potencia, según un informe publicado por la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD).
«En los próximos años y decenios las economías en desarrollo dispondrán de un margen considerable para aprovechar las oportunidades que surjan del cambio estructural orientado hacia fuentes de energía renovables, tecnologías inocuas para el clima, equipo y aparatos de baja emisión de carbono y modos de consumo más sostenibles», señala el texto.
«Participando con éxito en esos mercados nuevos, las economías en desarrollo y en transición podrían combinar las políticas de mitigación del cambio climático con un crecimiento más rápido», agrega.
En el informe se explicita que se debe considerar la mitigación del cambio climático como un proceso de cambio estructural, cuyos ajustes «suponen una carga para muchos hogares, empresas y economías, pero que también ofrecen enormes oportunidades nuevas para la innovación de productos y procesos industriales, y el crecimiento de los ingresos y el empleo».
De hecho, los economistas de la UNCTAD comparan este proceso con la mecanización, la motorización, la informatización y otros cambios estructurales del pasado, y están convencidos que el potencial de crecimiento es considerable.
«El mercado de la energía renovable y la tecnologías verdes, y de los vehículos, edificios y aparatos de bajo consumo energético crecerá rápidamente en las próximas décadas, probablemente a mayor velocidad que cualquier otro mercado», dice el informe.
Pero recuerda que, actualmente, el mercado mundial de las tecnologías verdes y los bienes ambientales sigue dominado por los países desarrollados.
Por ello, y para que los países en desarrollo y las economías en transición se beneficien de estas oportunidades, «no deben dejar que dichos cambios estructurales se produzcan a merced de las fuerzas del mercado», y aboga por que emprendan políticas industriales proactivas.
Los economistas de la UNCTAD señalan que la innovación en energías verdes requiere de una intervención directa de los gobiernos, mediante la introducción de normas que impongan o prohíban determinadas formas de producción y consumo, establezcan normas de emisión y regulen estrictamente las reducciones de gases de efecto invernadero.
«Hasta el momento, no se ha invertido lo suficiente en la investigación pública y privada para desarrollar fuentes de energía alternativas y métodos de producción más limpios», señala el secretario general de la UNCTAD, Supachai Panitchpakdi.
«Por consiguiente, se necesitan políticas proactivas, incluidas subvenciones y la adquisición pública de patentes, para impulsar el proceso tecnológico y acelerar la recuperación del antiguo retraso en las inversiones», agrega.
Además, «la experiencia enseña que el cambio tecnológico suele acelerarse cuando el sector público se pone al frente de la investigación y desarrollo y de la aplicación práctica de las nuevas tecnologías», afirma Panitchapkdi. (Agencias)