Cuando se estrenó la película Los infieles en la 16º edición del Tour de Cine Francés, más que llamar la atención por su calidad cinematográfica, fue objeto de numerosas críticas por sus carteles promocionales. Aunque la sexualidad desenfrenada era el tema central de la cinta, los pósters solamente fomentaban la cosificación de la mujer al mostrarla como un ente pasivo y permisivo ante los avances sexuales del hombre, quien se mantiene flemático, incluso un poco aburrido del acto.
Este no es el único caso que se ha dado en la industria del cine; especialmente en Hollywood, hay muchos ejemplos en los que podemos observar cómo la mujer es despojada de su individualidad para convertirse en objeto de deseo..
En la industria de la publicidad sucede lo mismo. Cuántas veces no hemos visto comerciales que afirman que las mujeres son las únicas responsables del hogar y los niños, o que al estar menstruando, no debes hacerles caso porque “no son ellas mismas” y no tienen control sobre lo que hacen; igualmente, parece que los hombres necesitan ser machos protectores e infieles en potencia.
Aunque algunas empresas se han esforzado por lanzar anuncios incluyentes y que fomenten la igualdad, hay otras que perpetúan prácticas negativas y venden sus productos bajo la bandera del sexo o la ridiculización femenina.
“Esta clase de publicidad tiene graves impactos sociales –expectativas irreales de los cuerpos de las mujeres que resultan en problemas de imagen, violencia sexual y doméstica, y el refuerzo del sexismo como un comportamiento aceptable… – estamos siendo persuadidos subconscientemente de comprar productos de compañías que creen que está bien usar los cuerpos femeninos en una manera sexual para hacer que su marca se vea cool, en onda y sensual”, dice un ensayo publicado en la revista Muse.
En 2015, Grey México reveló que más del 70% de las decisiones de compra en cualquier categoría las toman las mujeres, entonces, si el mayor consumidor del mercado es el público femenino, ¿no es tiempo de que las compañías promocionen sus productos y servicios de manera responsable? La RSE no es solo ayudar al medio ambiente, también es promover la equidad de género y deshacernos de los estereotipos que se han construido alrededor de las mujeres y los hombres, a quienes tampoco hay que dejar de lado en esta lucha.
Hace un año, Excélsior anunció que, por ley, el gobierno federal está obligado a eliminar la discriminación de género y los estereotipos sexistas de su publicidad. Las empresas privadas no están obligadas de la misma manera, y aunque cada vez más corporativos como Nike, P&G, Verizon y otros se preocupan por lanzar campañas de empoderamiento, aún se siguen estrenando comerciales y publicando anuncios que continúan dividiendo a la gente en lugar de acercarla.
El sector privado tiene un rol muy importante en la responsabilidad social y, además, tiene la obligación de responder ante las demandas de los consumidores. La gente está pidiendo que acaben los prejuicios, y las empresas tienen la oportunidad de convertirse en ejemplos a seguir y ofrecer productos y servicios que satisfagan al público. No hay que promover la prevalencia de un género sobre otro, sino fomentar que todos somos personas y merecemos respeto por igual.