Es irónico: mientras la mitad de la ciudad se inunda a causa de las lluvias, la otra mitad debe vivir un par de días de cada semana sin agua. Y parece que ni siquiera así aprendemos la lección.
Muchas personas aún desperdician de forma absurda el vital líquido, sin mayor pretexto que la flojera. Por ejemplo, el señor que mientras se enjabona deja abierta la regadera para que le caiga el agua calientita «y no le de frío».
Los fines de semana es común ver a personas lavando el automóvil, el patio y hasta la banqueta con manguera, quizá aún no saben que por estas acciones pueden recibir una multa por 15,000 pesos.
El Sábado de Gloria de este año fueron detenidas 69 personas por jugar con agua en la ciudad de México, Esperemos aprender la lección y que para el próximo año hayamos comprendido lo absurdo que es transformar el desperdicio de agua en una forma de festejo.
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