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¿Cuántas personas podrían alimentarse con lo que no se vende en el supermercado?

Mientras en el mundo mueren 3 millones de niños al año por falta de alimentación, toneladas de comida terminan en la basura al no cumplir con nuestros parámetros de calidad y estéticos.

Cuando una persona va al supermercado y aprieta un aguacate le provoca un proceso de degradación. Si el producto no le convence porque está muy duro, muy rasposo o aún se ve verde, el cliente se retira pero más tarde vendrá alguien más y hará lo mismo; al cabo de unas horas ese mismo aguacate que sobrevivió al campo, enfrentó un largo proceso de producción, recorrió carreteras sin caer en el camino, superó la prueba al tampoco caer de la canasta para ser expuesto al público; terminará uniéndose al club de la merma.

En México 100 mil millones de pesos en granos, carnes, frutas y verduras terminan en la basura gracias al desperdicio del 37 por ciento de la producción agropecuaria anual.

El Grupo Técnico de Pérdidas de Alimentos de la Cruzada contra el Hambre sabe lo que eso significa, 10 millones de kilos “tirados a la basura” son suficientes para nutrir a 7 millones de personas, algo así como alimentar por un día a todos los ciudadanos de Coahuila, Colima, Baja California Sur, Zacatecas, San Luis Potosí y Campeche, según los últimos datos del Consejo Nacional de la Población.

Pero los desperdicios no sólo se producen durante el proceso de almacenamiento o traslado, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y Agricultura (FAO), una persona en promedio tira 100 kilogramos de comida al año.

El problema actual es que a nivel nacional se desconoce cuánta comida se desperdicia en los hogares, tampoco se cuenta con el dato de la merma producida en pequeños comercios, además, son pocas las personas que toman conciencia del valor que esta comida podría tener para otros ciudadanos que sí lo necesiten.

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Alimentos vía Shutterstock

Banco de Alimentos

El Banco de Alimentos de Saltillo recibe mil 200 toneladas de comida al año, lo que les permite alimentar alrededor de 324 mil ciudadanos cada mes; la mayoría de estos productos provienen de donaciones por parte de agricultores, empresas o ciudadanos, de acuerdo a la QFB Alejandra Salgado Valdez, procuradora de fondos del Banco de Alimentos.

Tan solo este mes al banco llegaron 60 toneladas de papa en perfecto estado, el único detalle que representaban para su productor era que no cumplían con el tamaño estándar requerido para la empresa a la que surte su producción.

La misma historia se repite con chile chilaca, chile habanero, chiles jalapeños, tomates y berenjenas, toneladas de comida que por no “llenar” el ojo de las comercializadoras, no representa ganancia para los agricultores.

El Banco de Alimentos recurre al trueque con otros bancos del país para surtir sus bodegas con productos varios, cuando en Campeche o Veracruz se enteraron del donativo de papa, el teléfono no tarda en sonar para pedir un intercambio de donativos, así es como hasta Saltillo llegaron camiones cargados con embutidos y refrescos.

A través de los Centros de Distribución del Banco de Alimentos se han beneficiado 100 comunidades urbanas y rurales de Saltillo, General Cepeda, Arteaga y Ramos Arizpe.

Gracias a los 5 programas con los que cuenta el Banco se alimenta a 27 mil personas cada mes a través de distribución de comida en instituciones como Cristo Vive, Restauración del Hogar y comedores del DIF.

La cantidad de personas que se alimentan a base de “mermas” es mucho más representativa que la ayuda brindada a través del Gobierno Federal con productos de la canasta básica comprados.

Proponen sancionar al que tire la comida

Sería la solución para acabar con el problema alimentario de la entidad, dice diputado

En Coahuila la Cruzada contra el Hambre beneficia a 5 mil 923 personas en 23 de los 38 municipios del estado; de acuerdo con este movimiento nacional, el porcentaje de personas en pobreza extrema alimentaria en el estado es de sólo 1.88 por ciento del total de la población.

Según la FAO el hambre es sinónimo de desnutrición crónica y la recuperación de los “desperdicios” o mermas producidos por la sociedad podrían servir para alimentar sin problema a otro sector de la población, este problema y una posible solución fue expuesta en el Congreso del Estado a través de una iniciativa de modificar tres artículos en la Ley de para la Donación Altruista de Alimentos y su Fomento en el Estado de Coahuila de Zaragoza.

El diputado Javier de Jesús Rodríguez Mendoza del Partido Verde expuso ante el Congreso se investigara y sancionara a quien desperdicie comida en cantidades industriales y comerciales, así como para que se generen convenios entre el Sistema para el Desarrollo Integral de la Familia y Protección de Derechos con albergues y asociaciones civiles que requieran de alimentos para sus benefactores.

Creando conciencia

El tema de pérdidas y desperdicios de alimentos ha comenzado a unir investigadores de todo el país, en el caso de Coahuila, la Facultad de Ciencias Químicas a través del Departamento de Investigación cuenta con tres doctoras que se acaban de unir a la red orquestada por la doctora Juliana Morales del Tecnológico de Durango.

Gracias a esta invitación las doctoras Adriana Carolina Flores, Rosa Rodríguez Jasso y Janeth Ventura, llegaron a la conclusión que en la ciudad se desconocen las cantidades de desperdicios en alimentos producidos por la sociedad.

A través de la red de Doctores recién creada en México, se trabajará una primera fase para conjuntar información que permita tener datos precisos en el país. De momento el único dato certero con que cuentan es que la mayor pérdida en alimentos está en frutas y hortalizas derivado de pequeños comerciantes.

Algunas de las grandes compañías han aprendido a manejar sus mermas ofreciendo verduras y frutas ya picadas en charolas; otra parte de sus “pérdidas” son donadas al banco de alimentos o asociaciones civiles.

Pero pequeños comerciantes suelen ignorar cuánto producto pierden en merma que indudablemente se refleja en su bolsillo.

El pasado 20 de octubre investigadores de Ciencias Químicas organizaron “Disco Sopa”, un evento donde se alimentó a más de 100 estudiantes gracias a mermas donadas por fruterías y tiendas de abarrotes.

Zanahoria, papa, col, chile habanero, chile morrón llegaron por kilos, la misma historia que en Banco de Alimentos sólo que en esta ocasión la merma se convirtió en eso al no “llenar el ojo del cliente”, así es como con esas verduras en un perfecto estado interno se prepararon cinco platillos diferentes y en el departamento de alimentos comprobaron la magnitud del problema y el alcance de la solución.

“¿Quién dice que una fruta o una verdura es fea? ¿Por qué no comprarla, por qué no consumirla?”, cuestionó la doctora Rosy Rodríguez durante entrevista un día antes de Disco Sopa.

La merma de comida es conocida en el mundo como Pérdidas y Desperdicios de Alimentos. Si toda la población mundial juntara los desperdicios de comida y se midiera el CO2 emitido, éste ocuparía el lugar número tres de los países con más emisiones de este gas. El primer lugar de emisiones de Dióxido de Carbono es ocupado por China, le sigue Estados Unidos e India sería desbancado del tercer puesto por este conjunto desperdicios reunidos.

Por medio de las futuras investigaciones en el Departamento de Alimentos de la Facultad de Ciencias Químicas se pretende proponer iniciativas para que otras universidades puedan actuar de acuerdo con su rama para prevenir el problema de desperdicios.

Procesar alimentos es una cadena que lleva en el camino el trabajo de ingenieros, tecnólogos de alimentos, biotecnólogos, empresarios y hombres de campo, desperdiciar comida es como deshojar una lechuga, durante el tratamiento de los alimentos se va perdiendo parte de la producción hasta llegar a la mesa, donde finalmente podría quedar fuera de nuestra degustación.

Refrigerar el pan, picar fruta que comience a mostrar detalles en su corteza, guardarla en bolsas para congelarla y después preparar batidos o licuados, producir mermelada con alimentos antes de pensar en llevarlos a la basura, esto y más son soluciones factibles para prevenir la producción de desperdicios.

Los parámetros estrictos de calidad y estéticos influyen a la hora de elegir un producto, pero a partir de investigaciones, propuestas y una conciencia social, se lleva a cabo una batalla para que la próxima vez que una persona apriete una verdura y no la lleve consigo pueda al menos imaginar que eso que tocó podría ser considerada una futura perdida.

Fuente: SinEmbargo

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