¿Es la Responsabilidad Social un tema de moda o algo más? ¿De qué lado está usted, de los que innovan o de los que se hacen parte de una moda? No cabe duda que varias personas están en este último lado, pero muchos más creen que sí se puede ser un gran y verdadero generador de cambios.
Pero, ¿quién esta llamado a ser responsable y quién no lo está?
Existe últimamente una fuerte tendencia en nuestro país a culpar al otro de lo que ocurre, está muy de moda usar los medios de comunicación para justificar la crítica que se les hace a los distintos sectores, o aún más, algunos connotados de nuestro país con derecho a voz pública se permiten muchas veces descalificar a otros sin asumir la irresponsabilidad que significa generar desconfianzas colectivas en relación a algunos o algunas.
Una cosa está clara, o al parecer no tanto, el país es de todos y no de algunos, el país no es de un grupo político, no es de un grupo económico, no es de un grupo religioso, el país es de cada uno de sus miembros, y es por esto que todos estamos llamados y debemos construirlo con responsabilidad.
Por lo tanto, ¿dónde se sitúa la Responsabilidad Social Empresarial (RSE)? Sin duda en el lado de los que no creen que es una moda, ya que comprende una forma de hacer negocios –y por cierto un estilo de vida- que incluye como máxima el respeto de que todas las personas deben vivir en cada grupo humano, organización o país dentro de un marco de derechos y con dignidad.
Avanzando aún más lejos, el desarrollo de una nación responsable, significa –entre otros- el reconocer el derecho a la educación, a una salud digna, al derecho a tener acceso a justicia, a un trabajo decente y con posibilidades de empleabilidad, y así a un sin número de derechos que deberían ser intransables en la construcción de un proyecto de país.
Por tanto, toda empresa debe considerar éstos como valores que debe cuidar, ya que en cualquier sociedad en la cual se inserte no deben estar ausentes. Es más, grandes líderes empresariales exclaman a viva voz, que ningún negocio tendrá éxito en sociedades fracasadas, por lo tanto la conclusión brota naturalmente: las sociedades exitosas son obra de todos sus actores.
Y entonces la pregunta que surge espontáneamente, al menos para mí: ¿Qué país queremos?, se ha hablado mucho del proyecto país, sin embargo, pareciera que en nuestro horizonte cercano tenemos una nebulosa de ese país que soñamos, pareciera que no existe una visión sobre cuál es el sentido que requiere ese proyecto de país, pareciera que el sentido de comunidad y de sociedad no existiera ya, se percibe que cada uno rema hacia sus propios intereses y logros, un ejemplo en relación a esto es lo que hoy ocurre con el concepto de igualdad de oportunidades, es un tema que los discuten un gran número de personas o sectores políticos pero no se avanza en definir los reales sentidos y significados de este, ni en medidas que ayuden a llevarlo a cabo.
En resumen, parece urgente decir que requerimos de un gobierno, de empresas y de ciudadanos desde los distintos sectores que se comprometan en construir un país con sentidos éticos, con responsabilidad, con la noción última de que el otro es lo más importante, por lo cual no podemos permitir más un país con una distribución económica que no enorgullece a nadie, con una justicia que no llega a todos de manera expedita, que no ofrece una educación de calidad con equidad para todos(as), y con bajos niveles de paridad entre hombres y mujeres, por mencionar algunos aspectos.
Es urgente construir un país responsable socialmente para todos y todas, el cual nos impulse a tener el reto de generar un futuro de todos sustentable y en dignidad.
