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¿Podemos ser racistas y sexistas sin darnos cuenta?

Y hoy tenemos que estar tan preocupados por formas más sutiles de prejuicio como por el racismo y el machismo abiertos del pasado que nos avergüenzan.

El prejuicio sutil es el terreno donde se hacen asunciones injustificadas o se deja de hacer un esfuerzo para incluir a personas diferentes de nosotros, o que no se ajustan a nuestras expectativas.

El término usado para las expresiones de prejuicio sutil es »microagresiones».

Consisten en repetir un estereotipo o desestimar fácilmente el punto de vista de alguien, lo que puede marginar a un individuo.

Y las personas que cometen esas microagresiones pueden estar completamente inconscientes de que tienen una visión prejuiciada.

Los psicólogos distinguen entre nuestras actitudes explícitas -creencias y sentimientos que admitimos- y las implícitas, que son las creencias y sentimientos revelados por nuestras acciones.

Así, por ejemplo, tú puedes decir que no eres machista, pero si interrumpes más a las mujeres que a los hombres en las reuniones estarías mostrando una implícita actitud sexista, que es muy diferente de la actitud explícita no sexista que profesas.

«La cultura del victimismo»

Lo que pasa con el prejuicio sutil es que es por definición sutil: pequeñas burlas, diferencias y ambigüedades en la forma en que tratamos a una persona con respecto a otra.

Esto hace que sea difícil de medir, difícil de abordar, y para algunas personas, difícil tomar en serio.

Los escépticos creen que cuando las personas se quejan de ser tratadas de manera diferente en pequeñas cosas están siendo demasiado sensibles, tratando de reivindicar una cultura del victimismo.

Estas personas consideran que las pequeñas diferencias no tienen gran influencia en los resultados en la vida y no es donde debemos centrar nuestra atención.

Seguramente tienes tus propias ideas sobre esto. Voy a hablarte de algunas pruebas que intentan demostrar que un millar de pequeñas heridas sí cuentan.

A principios de la década de 1970, un equipo dirigido por Carl Word en la Universidad de Princeton reclutó a estudiantes blancos para un experimento, con el presunto fin de evaluar la calidad de unos candidatos laborales.

Sin que se percataran, el experimento era realmente acerca de si el trato de los reclutadores variaba si los candidatos eran blancos o negros.

A pesar de creer que su tarea consistía en encontrar el mejor candidato, los reclutadores blancos trataron a los candidatos de manera diferente según su raza. Se sentaban más lejos de los negros, y mostraban menos signos de interrelación, tales como contacto visual o inclinarse durante la conversación.

Más recientemente, investigaciones de seguimiento han reafirmado estos resultados y han mostrado que estas señales no verbales de amabilidad no estaban relacionadas con sus actitudes explícitas, por lo que operan independientemente de las creencias declaradas de los participantes acerca de la raza y el racismo.

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Trato diferente

El experimento de Princeton probablemente no dice nada que no supiera, por dolorosa experiencia, quien que haya sido tratado de manera diferente debido a su raza.

Los candidatos negros en este experimento fueron tratados peor que los blancos no sólo en las señales no verbales que los entrevistadores desprendían, sino porque se les dio 25% menos de tiempo como promedio durante las entrevistas.

Esto por sí solo sería una injusticia, pero ¿cuán desventajoso es ser tratado de esta manera?

El segundo experimento de Word nos da una idea de esto.

Después de recoger estas mediciones de conducta no verbal, el equipo de investigación reclutó a nuevos voluntarios y los entrenó para reaccionar a la manera de los sujetos originales del experimento.

Es decir, que fueron entrenados para tratar de entrevistar a los candidatos igual que los participantes originales habían tratado a los candidatos blancos: estableciendo contacto visual, sonriendo, sentándose más cerca, permitiéndoles hablar durante más tiempo.

Tú puedes decir que no eres machista, pero si interrumpes más a las mujeres que a los hombres en las reuniones estarías mostrando una implícita actitud sexista.

También fueron capacitados para reproducir el tratamiento que recibieron los candidatos negros: menos contacto visual, menos sonrisas y así sucesivamente.

Todos debían ser tratados con cortesía y justamente, y sólo variarían las señales no verbales.

A continuación, los investigadores reclutaron a más estudiantes blancos de Princeton para desempeñar el papel de candidatos, y fueron asignados al azar para ser tratados de manera no verbal como los candidatos blancos o como los negros en el primer experimento.

Los candidatos que recibieron las señales no verbales para los «negros» tuvieron peor desempeño en la entrevista, según la calificación de jueces independientes.

Cometieron muchos más errores al hablar, en forma de vacilaciones, tartamudeo, errores y frases incompletas, y eligieron sentarse más lejos del entrevistador después de una interrupción a mitad de la entrevista que provocó que retomaran sus sillas.

No es difícil ver que en una situación tipo «el ganador se lleva todo», como una entrevista de trabajo, estas diferencias podrían ser suficientes para perder una oportunidad.

Lo que es notable es que el desempeño de los participantes había sido dañado por el trato no verbal que muchos de nosotros podríamos producir sin querer o darnos cuenta.

Y el efecto se observó en los estudiantes de Princeton, una de las universidades élite del mundo. Si incluso un blanco de élite privilegiada sufre bajo este tratamiento, es de esperar efectos aun mayores para las personas que no entran en situaciones de gran presión con tales desventajas.

Más que individuales

Experimentos como estos no lo revelan todo sobre la discriminación.

Los problemas como el racismo son modelados por mucho más que las actitudes individuales, y, a menudo están apoyados por el prejuicio explícito, así como por el prejuicio sutil.

El racismo afecta a los candidatos antes, durante y después de las entrevistas de trabajo en muchas más formas de las que he descrito.

Lo que este trabajo muestra es que, a pesar de las buenas intenciones, las reacciones de la gente a los grupos minoritarios pueden tener efectos poderosos.Las pequeñas diferencias pueden sumar.

Fuente: BBCMundo

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