En 2015 el número de personas mayores de 80 años alcanzó por primera vez los 10 millones, anunció el gobierno.
Y la perspectiva es que el envejecimiento siga avanzando.
Las autoridades calculan que para el año 2030 prácticamente un tercio de la población japonesa será anciana.
Pero Japón es también una de las naciones donde mejor calidad de vida tiene la tercera edad —después de Suecia y Noruega—, según un informe que publicó en 2013 HelpAge International, una red internacional de organizaciones que promueven el derecho de los ancianos a llevar una vida digna, sana y segura.
Y la forma en la que el país hace uso de la tecnología tiene mucho que ver con ello.
1. Códigos QR en las uñas para los problemas de memoria
La demencia es una de las enfermedades que más afecta a las personas de la tercera edad, tanto en Japón como en el resto del mundo.
Pero en la nación insular acaban de dar con una solución para que, en la medida de lo posible, las personas aquejadas de problemas de memoria encuentren el camino de vuelta a casa si se pierden.
En Iruma, una ciudad al norte de Tokio, muchas personas con demencia senil están siendo monitoreadas a través de códigos QR instalados en las uñas de los dedos de sus manos y pies.
Los códigos QR se conocen también como «códigos de respuesta rápida» y almacenan información personal en una matriz de puntos o en un código de barras bidimensional.
Estos en concreto se están colocando a modo de adhesivos de 1 centímetro y recopilan información personal del anciano en particular, desde la dirección de su casa, hasta un teléfono de contacto y un número para identificar a la persona.
El servicio es gratuito y fue lanzado este mes de diciembre por primera vez en el país.
Según las autoridades sanitarias de Iruma, la iniciativa nació con el objetivo de ayudar a reunir a familiares con sus ancianos perdidos a raíz de sus problemas de memoria y demencia.
La tecnología le permite a la policía obtener su información personal tan solo escaneando el código, el cual además es resistente al agua y puede permanecer pegado en la uña por unas dos semanas.
Según le contó un agente policial a la agencia de noticias AFP, este nuevo método tiene ventajas con respecto al sistema que se estaba usando antes.
«Ya existían pegatinas con códigos QR para ropa o zapatos, pero los pacientes con demencia no siempre los usaban».
2. Lo mejor para moverse por la ciudad: carros… ¡de golf!
Wajima, una ciudad al oeste de Japón, acaba de introducir un nuevo servicio automatizado y gratuito de carritos de golf para ayudar a desplazarse a sus residentes más mayores.
El objetivo es también reducir el creciente número de accidentes de tránsito, muchos de ellos ocasionados por conductores de edad avanzada.
Las autoridades locales pretenden con esta medida que tanto su población joven como sus ancianos estén a salvo. Y, por otro lado, atraer turistas a su pequeña villa costera.
En los carros de golf, controlados por un imán y un sensor integrado, los ancianos pueden desplazarse hasta 3 kilómetros a una velocidad de entre 6 y 12 kilómetros por hora sobre una banda electromagnética oculta bajo la carretera.
Además, llevan cortinas para proteger a sus integrantes de la lluvia y el viento.
Los carritos incluyen conductor, tal como recoge el diario japonés Asahi Shimbun.
Aunque los ancianos de Wajima no pueden confiar en el servicio de carros de golf para que los lleven de vuelta a su casa (o residencia) por la noche, pues solo está operativo durante cuatro horas al día.
3. Y por supuesto… robots
Japón es uno de los países que más invierte en robots para ayudar al cuidado de sus mayores.
En 2013, el primer ministro japonés, Shinzo Abe, anunció que destinaría cerca de US$18 millones a desarrollar este tipo de tecnología.
Pero Japón ya llevaba tiempo invirtiendo en ella.
En 2006, el Centro de Investigación Científica para Asuntos Emergentes RIKEN desarrolló un robot-enfermero al que llamó «Ri-Man» y cuyos brazos, hechos de silicona, permiten transportar a personas mayores, entre otras funciones.
«El país ve como algo imperativo construir robots para el cuidado sanitario y sistemas que monitoreen la salud en el hogar. Sin ellos el sistema sanitario de la nación no resistiría», le dice a la BBC la cuidadora Yasuko Amahisa.
«Simplemente, habrá demasiados ancianos para cuidar, porque el país se enfrenta a una drástica disminución de la tasa de natalidad, un envejecimiento de la población y a una pérdida de los lazos familiares», añade.
«Por encima de todo, Japón quiere que sus sueños sobre robots domésticos se hagan realidad porque su política es claramente contra la inmigración», opina.
Pero la gran mayoría prefieren los humanos a las máquinas. O, en su defecto, los animales.
Tal vez por ese motivo, Paro, un adorable robot con aspecto de foca, está teniendo tanto éxito.
Este entrañable animalito mecánico no ayuda a fregar los platos o a trasladar a un enfermo de la cama al sillón, pero ofrece otro tipo de asistencia fundamental para los ancianos de Japón: la sensación de compañía.
Está diseñado específicamente para ayudar a personas con el mal de Alzheimer y otros tipos de demencia.
«Paro es mi amigo», le cuenta a la BBC Kazuo Nashimura, residente de un hogar de ancianos en Japón. Y añade: «Me gusta que parece comprender las emociones humanas».
Algunos perciben los robots como una tecnología que amenaza con sustituir a los cuidadores y familiares en la atención de los seres queridos.
«Ciertos dispositivos robóticos pueden mejorar la vida de una persona que está sola», explica Nick Hawes, especialista en robótica de la Universidad de Birmingham, Reino Unido.
«Pero eso no debería redimir a la sociedad de su obligación de encontrar nuevas formas de darles [a las personas mayores] contacto humano», explica.
«Pensar que podemos darles un robot y así no preocuparnos más es un enfoque equivocado».
Fuente: BBCMundo