Finalmente con mariachis y a la 5 de la mañana acabó la 13ª Conferencia de las partes del Convenio de Diversidad Biológica (COP 13) en Cancún que se llevo a cabo el 4 al 17 de diciembre, y a la cual asistieron más de 6,500 delegados de 196 países que participaron en el diálogo, incluyendo a expertos, autoridades y sociedad civil.
¿Qué se logró en tantos días y con tanta inversión que realizamos tú y yo con el dinero de nuestros impuestos? Que por cierto no fue barato tener el Moon Palace rentado al 100% para la conferencia durante casi 20 días. Pero como bien preguntaba Paco Gil a sus alumnos de economía en el ITAM: ¿eso fue un gasto o una inversión? Pues no lo sabremos hasta saber qué provecho sacamos de todo ello.
Empecemos por revisar los principales resultados de la COP, el objetivo de la Cumbre era integrar la biodiversidad para el bienestar en particular en los sectores de agricultura, forestal, pesca y turismo, ya que son estos sectores los que más dependen de la naturaleza. Los ministros de estas cuatro secretarías se comprometieron a trabajar intersectorialmente para contribuir a su protección y conservación.
Uno de los principales productos de la COP, la “Declaración de Cancún”, incluye todo lo que estos cuatro sectores necesitan hacer para alcanzar la sustentabilidad y ni un cómo ni un con qué. Es decir, es maravillosa la declaración de que la agricultura se tiene que llevar a cabo de una forma sustentable, pero cómo le vamos a hacer para llegar al agricultor que hoy en día utiliza el “paquete tecnológico” que le venden las empresas productoras de agroquímicos.
O también proponer una pesca sustentable y proteger a las especies marinas en peligro de extinción como la vaquita marina, pero el gobierno reduce el presupuesto para la Profepa (Procuraduría Federal de Protección al Ambiente), que tiene que invertir en embarcaciones que estén al tanto de que se cumplan estas condiciones.
Por otro lado, ¿cómo comunicar la importancia del cuidado de la naturaleza al ciudadano promedio? Creo que todos vimos en los medios de comunicación el anuncio en que los niños mexicanos se convierten en la biodiversidad de México, uno en maíz, otro en una ranita y otro en un pez. Sin embargo, si le preguntamos a las personas que no están dedicadas a estos temas el mensaje no ha llegado.
Las personas no están conscientes hoy en día de que nuestros alimentos dependen de los polinizadores para producirse y si nos quedamos sin ellos -lo cual está pasando a una velocidad impresionante-, nos quedamos sin muchos de los principales alimentos de los cuales dependemos. No estoy de acuerdo en las comunicaciones catastrofistas, pues no inducen a la acción, pero comunicarlo adecuadamente con las medidas que todos podamos tomar es urgente.
En una conferencia paralela de Negocios y Biodiversidad se dieron cita más de 100 empresas de diversos países que se comprometieron a sumar esfuerzos para conservar la naturaleza y promoverla como una inversión rentable. Este esfuerzo, si es adecuadamente liderado por empresarios mexicanos, tiene en mi opinión, una mayor probabilidad de éxito.
Los empresarios reaccionan inmediatamente a la principal señal del mercado, los precios, en el momento en que tienen que rentar abejas para polinizar sus cultivos como empieza a suceder, se dan cuenta de que hay que re direccionar sus inversiones.
Durante el evento, el gobierno federal decretó 65 millones de hectáreas de nuevas Áreas Naturales Protegidas (ANP’s), con lo que México está en el camino de alcanzar las metas planteadas en uno de los acuerdo paralelos a la Convención.
Los decretos son bienvenidos y necesarios para otorgar protección a las áreas naturales que aun conservan muchas de las especies y de los servicios ecológicos que la naturaleza nos provee; sin embargo, es importante que estos decretos vayan seguidos de un plan de manejo y del presupuesto necesario para permitir que el nivel de vida de las personas que las habitan no se deteriore gracias a los decretos.
En esta ocasión, una gran parte de las hectáreas decretadas no fueron terrestres, una de las áreas decretadas fue el Pacífico Mexicano Profundo, lo que lo protege de la perforación de pozos petroleros en aguas profundas. Ojalá que el decreto llegue a tiempo a la Secretaría de Energía, no vaya a ser que en estos gobiernos bipolares, por un lado la Semarnat (Secretaría del medio ambiente y recursos naturales) decrete protección y la Secretaría de Energía decrete explotación.
Eso parece suceder en el caso de las metas planteadas en le Reforma Energética, que dicen que tenderemos el 35% de energía proveniente de energía limpia para el 2024 y una reducción de gases de efecto invernadero, y al mismo tiempo se abren pozos a la explotación con la iniciativa privada; no me lo explico.
En fin, que para mí lo más rescatable de la COP, además del reconocimiento al Dr. Sarukhán y a David Gutiérrez de la CONANP (Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas), fue que después de muchos años de que las mismas personas trabajamos por la conservación de la naturaleza ya existían algunos roces entre varios, y en esta ocasión al ser el país anfitrión casi no hubo diferencias, pues nos reunimos con un solo objetivo: lograr que se conserve la vida humana en la tierra.
Fuente: Expansión