Los accidentes en el lugar de trabajo son más comunes de lo que deberían ser y, aunque este tema es serio y urgente, existe otra situación que afecta a las empresas: las enfermedades que sufren o pueden sufrir sus colaboradores.
Con esto, no nos referimos exactamente a una gripe o una enfermedad estomacal, sino a los padecimientos que pueden dañar permanentemente la salud de una persona. Obesidad, diabetes, estrés, problemas de columna e incluso el síndrome del túnel carpiano son afecciones que envían a los colaboradores al hospital.
Las empresas socialmente responsables (ESR) no solamente tienen un compromiso con el planeta, los clientes y consumidores, también deben responder ante sus colaboradores y necesitan preocuparse por su bienestar tanto físico como emocional.
Una de las maneras más efectivas para garantizar esto, es crear una política de salud empresarial que contenga estrategias con visión a largo plazo.
Así tengas una gran cantidad de personas en tu equipo o sean únicamente veinte integrantes, un código de esta índole es necesario para tu compañía.
¿Qué necesitas para elaborarla y garantizar que funcione? Harvard Business Review (HBR) nos habla de un estudio titulado “From Evidence To Practice: Workplace Wellness That Works” en el que hablan de lo que debes y no debes hacer para crear iniciativas de salud corporativa exitosas.
Las 5 cosas que debes evitar
1. No solicites solo revisiones médicas
Lo que varias empresas hacen es pedir que todos sus colaboradores se hagan chequeos médicos para verificar que no tengan algún problema de salud. Sin embargo, esta clase de campañas prueban ser insuficientes y no motivan a los empleados a cambiar hábitos dañinos.
Asimismo, si una persona es sana y le pides hacerse estudios cada cierto tiempo, solo significará dinero gastado que podría emplear en otra actividad que de verdad contribuyera a mejorar su condición física.
Si no les das herramientas para que cuiden activamente de su bienestar, un chequeo clínico regular no alcanzará ningún logro significativo.
2. No les pagues por cuidarse
En algunos corporativos fomentan programas de recompensas económicas, o bien, ofrecen costosos planes de seguro que, esperan, sean suficiente para animar a los colaboradores a proteger su salud. No obstante, estas iniciativas no son exitosas puesto que lo que se necesita conseguir es un cambio a largo plazo, no a corto.
No asumas que tu equipo de trabajo hará algo únicamente porque lo estás premiando, especialmente en el tema de salud. Como señala HBR, la gente normalmente hace cosas que pueden perjudicar su bienestar solo para darse una satisfacción inmediata, como fumar.
No recurras a este incentivo como única alternativa, hay otros estímulos que pueden ser más provechosos. Tal vez al inicio se muestren interesados, pero esta disposición puede perderse pasados unos días porque ya no es una novedad.
3. Tener una página web de salud
Ya sea el sitio de tu compañía o el de la aseguradora, pedirles a tus empleados que visiten una página online para consultar información de bienestar físico y emocional, o para conseguir tips de alimentación es una terrible idea.
Estas acciones no califican como un programa de salud, y hay un riesgo enorme de que la mayoría de tus colaboradores ni siquiera se entere que existe la página web.
Un sitio que hable sobre salud, cómo cuidarse, qué deportes hacer, etcétera, solamente funciona cuando existe una iniciativa sólida en la empresa.
4. Campañas de corto plazo
Una semana de salud o un evento temático que busque concientizar a los colaboradores no es muy práctico si ese es tu único esfuerzo. Al igual que la página web, las campañas que no tengan una duración larga funcionan cuando tu programa de salud está bien establecido en la cultura corporativa.
Otro peligro de este estilo de campañas es lo que ofrezcas en ellas. Ten cuidado de exhibir soluciones dietéticas exprés, es decir, fomentar entre tu equipo el consumo de bebidas o suplementos que prometan hacerlos perder peso en días.
Mejor promociona consultas con buenos nutriólogos o membresías deportivas que los orienten a llevar una vida más sana.
5. Contratar a alguien externo
Pedir la asistencia de una persona que no trabaje en la compañía no es mala idea, pero se convierte en una cuando solamente contratas a alguien y te desentiendes de la situación.
Emplear a un coach o especialista externo sin monitorear su trabajo deja vulnerables las necesidades de tu empresa, ya que esa persona no sabe exactamente lo que requieren tus colaboradores.
Si decides contratar a algún tercero, mantente al pendiente e infórmale los temas que debe tratar con más urgencia.
¿Has implementado en tu empresa alguna de estas prácticas? Entonces, es momento de pulir algunos aspectos de tu programa de salud para convertirlo en una iniciativa sólida.
Las 6 cosas que SÍ debes hacer
1. Comprométete como líder
Puedes elaborar una buena política de salud empresarial y contar con el interés de tus colaboradores, pero si cada directivo de la empresa no está igual de comprometido, el programa pasará sin pena ni gloria.
Cuidar del bienestar físico y mental de tus colaboradores debe estar fusionado con la misión y visión de la compañía. Promueve activamente el cuidado de la salud entre tu equipo de trabajo e inspíralos.
2. Trabajo sano, vida sana
Ofrecer membresías de gimnasio o recomendar buenos nutriólogos y doctores no basta. Igualmente debes garantizar que dentro de la oficina se viva una rutina saludable.
Preocúpate por apoyarlos en todos los aspectos que puedas: en su crecimiento profesional, en su estado emocional, en su economía, y en su bienestar físico y social. ¿Cómo puedes hacerlo? Determina horarios de trabajo flexibles, dales la libertad de tomar decisiones en proyectos y refuerza la promoción de las políticas de salud.
Si tu empresa cuenta con servicio de comedor, procura que el menú no contenga alimentos dañinos. Anima a tus colaboradores a usar las escaleras en lugar del elevador.
3. Pide la opinión de tus colaboradores
No puedes forzar a tu personal a que acepte un programa de salud, especialmente porque en este tema se puede manejar información sensible de sus vidas privadas. Necesitas crear un compromiso genuino y, para lograrlo, tienes que dejar que tus colaboradores tengan voz en la iniciativa.
Realiza un sondeo para saber si tus propuestas son bien recibidas o si necesitas cambiarlas para que más empleados se animen a participar.
También puedes establecer comités de bienestar, conformados por trabajadores que se dediquen a sugerir y dirigir actividades en las que se involucren no solo ellos, sino sus familias. Dales un presupuesto para que estas ideas se lleven a cabo sin contratiempos.
4. Difunde el programa
Como siempre, una buena comunicación es básica para conseguir el éxito en un proyecto. Tienes que enviar mensajes claros desde el inicio y explicar el programa detalladamente, sin dejar espacio a dudas o incoherencias.
Si respondes qué implica la iniciativa, cómo funciona, qué ganan ellos y cómo pueden involucrarse, ya estás un paso adelante en el camino, pues tus colaboradores tendrán toda la información que necesitan para conocer a fondo el programa.
Este tipo de comunicación tiene que ser frecuente y con un contenido variado, es decir, utiliza diferentes canales. Puede ser en tu sitio web, mediante correos electrónicos y newsletters, carteles, videos, audios, etcétera.
5. Encuentra los incentivos adecuados
Sí, ofrecer recompensas está permitido siempre y cuando no busques solucionar todo con este medio. Los premios pueden ser un buen método para animar a tus colaboradores a participar en la iniciativa, si sabes cómo elegir el estímulo.
El fin de esta estrategia es convencer a tu personal que los nuevos hábitos que adquirirán son una mejor recompensa que la que les estás dando.
Puedes implementar una breve actividad deportiva durante la jornada laboral que los relaje y divierta. De esta manera, regresarán al trabajo activos, felices y más productivos. Al darse cuenta de cómo esta actividad los beneficia, no querrán dejar de hacerlo y lo realizarán por cuenta propia.
6. Evalúa desde el comienzo
Monitorear una iniciativa, sea cual sea, es fundamental para revisar si el progreso es el deseado, qué no está funcionando y qué está siendo aceptado. Mide el rendimiento de tu programa de salud mediante el retorno de inversión (ROI) o el valor de inversión (VOI).
Con el ROI podrás medir datos tangibles, como la disminución de las ausencias o permisos de enfermedad en la oficina. Por otro lado, con el VOI puedes examinar el impacto que ha tenido la iniciativa en el núcleo de tu compañía.
Complementa estas dos herramientas y tendrás una evaluación completa que te ayudará a mejorar.
Elaborar una política de salud no es sencillo, puesto que hay muchas falsas creencias respecto a lo que debe o no integrar este programa.
Infórmate acerca de lo que están haciendo otras empresas, escucha testimonios y, al final, decide qué elementos se ajustarán mejor a las necesidades de tus colaboradores para empezar a crear tu política.
Nosotros te compartimos un ejemplo de una política de salud y bienestar para que la estudies, y te dejes guiar por ella al redactar la tuya.