A inicios de 2010 un reportero le preguntó a Christine Lagarde, quien entonces encabezaba el Ministerio de Finanzas francés antes de dirigir el FMI, su opinión respecto del papel de las mujeres en tiempos de crisis.
Habían pasado ya los primeros y más duros meses de la crisis financiera global desatada a finales de 2008. Lagarde sonrió y contestó: “Si Lehman Brothers hubiera sido Lehman Sisters, la crisis económica sería claramente diferente hoy en día”.
Desde entonces han surgido miles de estudios y reflexiones en torno a lo que se ha dado por llamar la “lehman sisters hypothesis”. Una búsqueda rápida en Google arroja 153,000 resultados, de los cuales 18,600 citan artículos académicos y científicos que debaten la diferencia que hubiera hecho el género en ese desastre global.
¿Se equivoca la ciencia al poner de manifiesto esta diferencia?
Más allá de este episodio, los hechos y estudios avalan que el empoderamiento de la mujer tiene un efecto multiplicador positivo en todos los ámbitos de la sociedad y es “el motor” del desarrollo y crecimiento económico.
Una mayor igualdad de género se correlaciona positivamente con un mayor PIB per cápita. Más participación de las mujeres en el empleo y los ingresos genera mayor crecimiento económico. El acceso de las mujeres a la tierra y otros insumos agrícolas incrementa la productividad agrícola hasta 30% y reduce el número de personas con hambre. Las empresas con tres o más mujeres en sus órganos directivos superan más de 50% el rendimiento de las que no tienen mujeres en la Alta Dirección…
Y la lista, que enumeraba Michelle Bachelet en 2012 cuando encabezó ONU Mujeres, sigue….
En su agenda global para 2030, Naciones Unidas lo reduce a una frase: “la igualdad entre los géneros es la base necesaria para conseguir un mundo pacífico, próspero y sostenible”.
Es decir que sin empoderamiento de la mujer, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) no se cumplirán.
Uno de los tres actores sociales que determinará el éxito o fracaso de los ODS es la empresa. Los otros son el gobierno y la sociedad civil. Desde Naciones Unidas han aceptado que los Objetivos de Desarrollo del Milenio vigentes de 2000 a 2015 fracasaron por concebir al gobierno como único actor activo en la solución de los problemas globales. Ahora se promueve la corresponsabilidad de gobierno, empresas y sociedad civil para alcanzar las metas previstas a 2030.
Con todo ello, empoderar a la mujer parece ser un nuevo imperativo empresarial, la pregunta es cómo lograrlo de manera exitosa.
1-. Visión estratégica
Lo primero es concebir el apoyo e impulso a la mujer de manera estratégica y no como iniciativas aisladas.
Para esto hay que promover acciones de empoderamiento femenino tanto al interior de la empresa como con la cadena de valor y las comunidades donde se opera, recomienda el Pacto Mundial en México.
“Las mujeres representan 50% de la población en México pero en las empresas, ocho de cada 10 puestos directivos son ocupados por hombres”, de acuerdo con Marco Pérez Ruiz, coordinador de la red local del Pacto Mundial, por lo que destaca la importancia de impulsar el desarrollo y habilidades de las mujeres en todos los niveles sociales.
2-. Compromiso público
Establecer compromisos cuantificables y hacerlos públicos resulta otro elemento decisivo en el éxito de una estrategia efectiva de empoderamiento femenino, ya que permite que la sociedad y otros grupos de interés lleven a cabo un monitoreo abierto y permanente del desempeño de la empresa y evalúen sus resultados.
No por nada cada vez más empresas comprometen de manera pública sus metas en equidad de género.
Un caso es Unilever, que se comprometió a empoderar 5 millones de mujeres entre 2015 y 2020 tanto en sus propias operaciones, como en sus cadenas de suministro y en las comunidades donde opera.
“Contamos con una estrategia clara donde las mujeres juegan un papel protagónico”, explicaba el año pasado Raquel Suárez, directora de Recursos Humanos de Unilever México, al hablar de la participación de género en niveles directivos de la empresa.
Hace unos días, GE anunció que para 2020 tendrá 20 mil mujeres en puestos técnicos para garantizar la paridad de género en la empresa.
3-. Generación de alianzas
Un tercer elemento clave es generar alianzas o integrarse a redes que permitan alcanzar los objetivos proyectados.
“La colaboración de especialistas y organizaciones de la sociedad civil es fundamental para conseguir una estrategia exitosa de empoderamiento a la mujer”, consideró Esmeralda Araiza, gerente de Comunicación y Responsabilidad Social Corporativa de OHL México, al presentar el Programa Mujer y Empleo de la empresa.
Durante su participación en el World CSR Congress, realizado en Mumbai, India el 17 y 18 de febrero, Esmeralda Araiza destacó la fortaleza del programa al promover el empoderamiento femenino de manera integral a través de tres líneas de acción: otorgamiento de becas de formación, impulso al emprendimiento y apoyo a la familia.
En cada una de las líneas de acción, explicó, integran a organizaciones de la sociedad civil e instituciones académicas junto con las cuales alcanzan las metas proyectadas, entre ellas Fundación Marillac, el Centro de Capacitación para el Trabajo Industrial (Cecati), la Universidad de Chapingo, Fundación John Langdon Down y Fundación Citlalitzin.
Según las tendencias actuales, las mujeres alcanzarán las mismas oportunidades que los hombres hasta 2096.
Si cada vez más empresas conciben el empoderamiento femenino de manera estratégica, comprometen públicamente sus metas en equidad de género y generan alianzas que impulsen el desarrollo de la mujer de manera integral seguramente avanzaremos más rápido y, quizá, dejemos de cuestionarnos sobre la igualdad de oportunidades porque será parte de nuestra realidad cotidiana.