Uno de los principales factores que han impulsado el desarrollo en los mercados financieros de la inversión socialmente responsable ha sido la creación de instituciones y entidades de control que, además de la elaboración y publicación de ratings, analizan a las empresas incluidas en las carteras de fondos socialmente responsables y a aquellas que forman parte de los índices de sostenibilidad.
En la última década han aparecido numerosos índices de sostenibilidad y agencias de análisis que estudian a las empresas en términos sostenibles, esto es, económicos sociales y de gobierno corporativo.
«Si bien el primer índice bursátil socialmente responsable se creó en 1990 (el Domini 400 Social Index), es el Dow Jones Sustainability Index (DJSI), lanzado en 1999, el principal impulsor de este tipo de inversiones», dice María Ángeles Fernández, catedrática de Finanzas de la Universidad Jaume I de Castellón y ponente del documento ACEA (2009). Inversión socialmente responsable: estrategias, instrumentos, medición y factores de impulso.
Hoy, el DJSI se ha convertido en uno de los más importantes exponentes de la inversión socialmente responsable, ya que se trata del índice más copiado, con más de 4.100 millones de euros en fondos, cestas o certificados.
José Luis Blasco, socio responsable de Global Sustainability de KPMG en España, destaca del DJSI el hecho de que «con las mismas reglas de juego del mercado financiero, no con empresas alternativas o que no formen parte de las carteras habituales, hace un selectivo con una visión de sostenibilidad a largo plazo, incorporando cuestiones que importan en la creación de valor, más allá de la cuenta de resultados».
Y, además, partiendo de la base de que las empresas que cuidan, no solamente a sus accionistas, sino también a todos aquellos con los que se relacionan, obtienen rentabilidades mayores. «Lo que hizo el Dow Jones Index hace 10 años fue poner de largo a la responsabilidad corporativa», añade Blasco, para quien el índice se ha convertido en un estandarte.
De las 36 compañías españolas que formaban parte de los valores elegibles en la reciente revisión de 2009, finalmente han sido 19 las afortunadas. Un balance muy positivo, ya que la media de empresas que otros países tienen en el índice es de tres o cuatro. «Es muy destacable la capacidad de las compañías españolas para consolidarse en el DJSI», apunta Blasco.
¿Por qué una presencia española tan amplia? La explicación para el experto de KPMG está, en parte, en que «la mayoría de nuestras multinacionales son de nuevo cuño. Lo que pasó a finales de los años noventa fue que la ola de responsabilidad se integró en la gestión empresarial de nuestro país como un ingrediente de buen gobierno, una excelente carta de presentación para formar parte de unos índices globales. Estar en el DJSI no significa, nada más y nada menos, que una empresa esté gestionada para el futuro».
ParaMaría Ángeles Fernández, la participación española «demuestra que nuestras empresas son conscientes de que cualquier mejora en los resultados de responsabilidad social generará una recompensa en términos de imagen y reputación y, por tanto, esto conllevará efectos en el beneficio a corto plazo».
Ramón Jáuregui, en la actualidad eurodiputado socialista, siempre involucrado en el fomento de la responsabilidad empresarial, estima que el DJSI ha resultado capital en la evolución de la responsabilidad social empresarial (RSE).
«Si las empresas no hubieran visto los efectos financieros de sus esfuerzos en RSE, hoy no habríamos recorrido ni la mitad del camino que hemos hecho en esta materia. Es más, el impulso de la inversión responsable, a través de indices bursátiles como el DJSI, se ha convertido en el motor más importante de la cultura RSE, a la vista de que el consumo responsable avanza con angustiosa lentitud».
Jáuregui añade que cuantas más empresas españolas estén presentes en el índice, más avanzará la idea de la inversión responsable en nuestro país. «Lo importante, no obstante, es informar a los ciudadanos de que las mejoras de las empresas en este índice se transforman con frecuencia en una mejora considerable del precio de la acción de la compañía. Reputación corporativa es sinónimo de confianza bursátil y el índice DJ ayuda a materializar esa ecuación», subraya.
¿Por qué no terminan de despegar en España los fondos de pensiones que invierten en activos socialmente responsables? Para Ramón Jáuregui, la razón es que sus gestores no exigen criterios sostenibles.
«Ha sido una pena que el Gobierno haya tenido que renunciar, espero que transitoriamente, a la salida a Bolsa con criterios sostenibles de un 10% del Fondo de Reserva de la Seguridad Social. Habría sido un poderoso tractor, en un país que no integra esta cultura en sus inversiones. También falta una mayor publicidad de las entidades financieras a favor de las inversiones socialmente responsables».
Entre las novedades de este año destacan los éxitos de Acciona, Gas Natural- Unión Fenosa y Telefónica, que sobresalen a nivel mundial. También resaltan las buenas calificaciones de Endesa, Repsol y Santander, y la consolidación de las incorporaciones del año pasado, como Criteria, Enagás o FCC. Todas ellas conviven en el índice con BBVA, Iberdrola, Ferrovial, Inditex, Abertis, Iberia, Indra, Red Eléctrica, ACS y Gamesa.