Siempre hemos sido fans de Wikipedia; la idea de compilar digitalmente el conocimiento global es atestiguar cómo dimos un paso en el futuro. Los wikis son sitios web, cuyas páginas pueden ser editadas directamente por los usuarios creando, modificando o eliminando contenidos que comparten. El proyecto, creado por y para el mundo, respira comunidad, colaboración, desinterés, evolución. Así es como debiera ser nuestra sociedad. Wikipedia es un paso directo en el mañana.
Claro está que un proyecto de tal envergadura tiene costos. ¿Quién paga por este coloso al que consultamos todos los días? La respuesta vuelve a ser: la comunidad. Año con año, su fundador, Jimbo Wales, forma parte de una sólida campaña que desde el sitio, en cada búsqueda que generas, te solicita amablemente donar un poco (o un mucho) según sea tu voluntad, para mantener este acervo, libre de publicidad.
Nótese que el mensaje aparece en nuestro idioma y no en inglés. Lo que nos hace suponer que en cada país, Wikipedia hace esta solicitud en la lengua nativa; después de todo, se publica en más de cien idiomas. Este es el de habla inglesa con la imagen de su fundador.
¿Funciona? A la fecha Wikipedia sigue sin mostrar anuncios… y cada vez que uno dona, recibe en su mail, además del comprobante, una carta de Katherine Maher, Directora Ejecutiva de la Fundación Wikimedia, para agradecer.
¿Y el Pacto Mundial?
Con el caso de Wikipedia en mente es que nos imaginaríamos que el comunicado del Pacto Mundial de Naciones Unidas, solicitando las contribuciones anuales, debería tener la misma esencia. Después de todo, esta organización también debiera ser un atisbo del mañana, una punta de lanza en la evolución, ya que busca el desarrollo sostenible.
Su fin es promover el diálogo social para la creación de una ciudadanía corporativa global, que permita conciliar los intereses de las empresas, con los valores y demandas de la sociedad civil, los proyectos de la ONU, los planteamientos de sindicatos y las organizaciones no gubernamentales.
Fue una triste sorpresa ver que el mensaje de este año, venido de la bandeja de Lise Kingo, directora de la organización a nivel global, sea una muy desafortunada ejecución.
La redacción del texto, viniendo de la ONU, debería estar redactado en el idioma de la persona a quien va dirigido. No fue así. Si hubiese sido en inglés, la acción no sería afortunada, pero podría ser entendible. Sin embargo, tampoco ocurrió de esa manera.
Lo que se hizo desde la oficina de Nueva York fue redactar un machote en inglés y a mitad del texto insertar un párrafo en la lengua del receptor. En otras palabras, el mail es lo que en México denominaríamos… «spanglish»; y si bien hay un link donde se puede ver la versión online genérica de la carta en español, el envío de este correo es muy lamentable.
Por otro lado, la inserción de la llamada a la acción tampoco es afortunada. Wikipedia habla primero de todo el trabajo y los beneficios, por lo que cuando llega el momento de solicitar apoyo, el usuario no solo se siente obligado sino que lo hace con gusto. En el correo del Pacto Mundial solo hay un párrafo inicial que habla de urgencia y cumplimiento, para enseguida hacer la petición… misma que hay que señalar, es determinada por el tamaño de ingresos de cada empresa.
Sí, es entendible, las contribuciones son necesarias y las organizaciones como esta, sin fines de lucro, tienen muchos gastos y requieren del apoyo de todos sus signatarios, pero como decían las abuelas, en el pedir está el dar, y no entendemos cómo el Pacto Mundial, el buque insignia de las Naciones Unidas para los negocios responsables, no pueda tomarse el tiempo y el trabajo para hacer una comunicación adecuada.
