Imagina que llega el fin de semana y habrá un juego importante de la NFL. El acuerdo es verlo con algunos amigos en un restaurante que lo proyecte en sus pantallas y lo más probable es que sea uno en el que sirvan comida tipo americano. Lo sabes, algunos de estos lugares tienen en su plantilla mujeres a las que uniforman con ropa ajustada y descubierta: los llamados breastaurants.
El término beastaurant comenzó a utilizarse a principios de la década de los noventa, cuando la cadena Hooters comenzó a hacerse popular en Estados Unidos. Desde entonces otros establecimientos han adoptado un modelo similar, en el que se espera que su personal femenino porte un uniforme sensual y, desde luego, cumpla con los estándares de belleza física impuestos por el lugar.
En México la cadena Hooters reina el mercado, aunque en Estados Unidos, muchas marcas han intentado copiar el modelo con éxito ofreciendo además temáticas variadas de van desde las excursiones a la montaña, casas rústicas y vares celtas.
Lo que todos estos lugares tienen en común es que promueven un doble sentido sexual y cosifican a las chicas como su principal atractivo. No son las reinas del mercado norteamericano y ciertamente tampoco entre los mexicanos, pero parecen mantener un crecimiento constante y sí que tienen un púbico bien definido.
¿Por qué los breastaurants son riesgosos para las mujeres?
Además de la clara cosificación a las mujeres, estos establecimientos representan un riesgo para la salud mental para sus colaboradoras. Así lo reveló un estudio publicado por la revista Psychology of Women Quarterly, que sugiere que los entornos de restaurantes sexualmente objetivizantes pueden influir en el desarrollo de múltiples trastornos.
Dicho estudio analizó la relación entre los ambientes de trabajo sexualmente cosificantes y el desarrollo de ansiedad y desordenes alimenticios en una muestra de 252 meseras que trabajan en restaurantes estadounidenses.
«Mi equipo de investigación y yo observamos que algunas mujeres están inmersas en entornos donde se promueve que sean tratadas como objetos sexuales (…) un ejemplo de esto son los llamados breastaurants, que enaltecen la sexualidad de las mujeres, aprueban e incitan la mirada masculina. Dado el crecimiento de estos establecimientos y la atención de los medios de comunicación, nos preguntamos su este tipo de entornos podrían estar vinculados con problemas de salud mental», explicó Dawn M. Szymanski, investigador en la Universidad de Tennessee, Knoxville y responsable del estudio.
Los resultados indicaron una correlación positiva entre los niveles más altos de cosificación y el desarrollo de trastornos. Además los hallazgos apoyaron un modelo teórico de mediación en cuatro cadenas; es decir que este ambiente no solo influía en el desarrollo de ansiedad y desordenes alimenticios, sino también en un menor poder organizacional, menos control personal, e incluso mayor estrés y tendencia a la depresión.
«Esencialmente, descubrimos que trabajan en entornos sexualmente cosificantes no es bueno para la salud psicológica de las camareras», dijo Szymanski en entrevista con el portal PsyPost.
Las chicas además son propensas a tener menor poder organizacional que los hombres, lo que al mismo tiempo se relaciona con falta de control sobre el ambiente que las rodea y las hace más vulnerables al acoso. Esta falta de poder tanto a nivel organizacional como personal, está relacionada con mayores niveles de ansiedad, desordenes de alimentación y depresión.
El investigador advirtió que si bien estos resultados están basados en datos transversales y las conclusiones sobre la causalidad pueden no ser absolutas, este estudio abre la puerta a investigaciones futuras con metodologías más profundas.
¿Cómo es trabajar en breastaurants?
Algunas de estas cadenas, como Hooters, mantienen reglas estrictas sobre el trato de los clientes hacia las meseras. Los clientes no pueden tocarlas, aunque esto no exenta a las chicas de estar constantemente expuestas a acoso verbal.
Los estándares de imagen no se limitan a la vestimenta, el maquillaje es obligatorio para las chicas, no puede ser demasiado ligero, ni extremadamente cargado; las chicas deben cuidar su aspecto físico y su peso. Las uñas deben llevarse con manicura francesa o limpias y solo se permite un anillo en el dedo anular.
En 2015, la revista Cosmopolitan se dio a la tarea de hablar con un par de chicas que habían trabajado en breastaurants para conocer sus opiniones. Aunque ciertamente encontró un ambiente en el que se cosifica a las mujeres, no pareció hallar indicios de depresión, sino a un par de mujeres felices con su trabajo.
«No tengo nada malo que decir sobre Hooters, para ser honesta. He conocido ahí a las mejores amigas de toda mi vida», dijo Courtney Dietz de 21 años en entrevista con la revista y agregó que aunque ciertamente tuvo que lidiar con un par de hombres pasados de copas, la gerencia maneja muy bien esta situación.
«En los dos años que estuve trabajando ahí solo una chica fue tocada. Un chico le tocó el trasero, lo sacaron.» declaró Ashley Yonan, de 24 años.
Las chicas añadieron que este es además un ambiente en el que pueden expresar libremente su sexualidad y sentirse empoderadas al respecto. De acuerdo con Courtney, aunque muchas mujeres están prácticamente seguras de que una chica que trabaja ahí no puede ser feminista porque acepta la cosificación de su cuerpo, el feminismo trata en realidad de reconocer el derecho de cada mujer a decidir y apoyar sus decisiones; después de todo esa es la forma en la que muchas deciden pagarse la escuela que les permitirá conseguir un empleo distinto en el futuro.
No se puede hablar de la mujer o del hombre en general como un colectivo homogéneo. Si hablamos de mujeres encontramos algunas que buscan una alta preparación, puestos laborales de liderazgo y la defensa de sus derechos de igualdad absoluta frente a los hombres, sin embargo también encontramos grupos de mujeres que prefieren puestos de trabajo de servicio, sentirse femeninas y deseadas. La libertad de nuestro país nos dice que si quieres trabajar utilizando tus atributos sexuales como herramienta puedes hacerlo sin problemas, o acaso ¿el medio artístico no juega mucho con esto? por ejemplo cantantes como Shakira o Katty Perry ¿serían tan populares si fueran bajitas, gorditas y orejonas?