Madre, yo al oro me humillo,
él es mi amante y mi amado,
pues de puro enamorado
anda continuo amarillo.
que pues doblón o sencillo
hace todo cuanto quiero,
Poderoso caballero
es don Dinero.
Francisco de Quevedo, 1580-1645
¿Pueden las empresas certificadas como responsables (B-corp) cotizar en bolsa? De que pueden, pueden, pero la pregunta clave es si ello es factible en el mediano y largo plazo, si lo que requieren los inversionistas en valores que cotizan en las bolsas es compatible con lo que se requiere para ser una empresa responsable certificada, por ejemplo, como B-corp.
Hemos escrito varios artículos sobre lo que son las empresas certificadas como B-corp y los requisitos para obtener esa certificación, así como las diferencias entre estas empresas y las empresas con fines de beneficios (financieros y sociales simultáneamente, benefit corporations), constituidas en base a leyes y estatutos especiales. Si el lector necesita conocer sobre estos tipos de empresas y sus diferencias puede consultar mis recientes artículos ¿Se puede ser responsable por estatutos?: Empresas con fines de beneficios y Empresas B, Cuarto sector: Hacia una mayor responsabilidad social empresarial, y el más reciente, Se crea DanoneWave como empresa con fines de beneficios: Buena noticia para la RSE…….. por ahora.
En el primero de los artículos mencionados, publicado el 31 de mayo del 2015, comentábamos que el 16 de abril de 2015 se produjo un evento que confirmaba el interés del mercado en las B-corp.
Etsy [i] una empresa certificada como B-corp salió a la bolsa y no en cualquier bolsa, sino en una de las más representativas del capitalismo con fines de lucro, la Bolsa NASDAQ en Nueva York (bolsa para empresas mayormente de tecnología, donde cotizan Apple, Facebook y Google entre muchas otras).
Ahora la prueba de fuego pasa a ser su continuidad. Es muy posible que su exitosa salida a bolsa se deba al interés de un grupo especializado de inversionistas en ISR, algunos particularmente interesados en el éxito de la oferta pública de acciones. Si el mercado financiero funciona, como es de presumir, el precio de las acciones reflejará las perspectivas de beneficios después de haber cumplido con sus obligaciones de hacer el bien. El mercado evaluará el conjunto.
Y hacíamos una serie de preguntas:
Pero cuando se materialicen los conflictos entre beneficios y bien social y los beneficios tengan que reducirse para mantener ese bien social, ¿qué reacción tendrán los accionistas, algunos de los cuales ya no serán los originales o los que compraron las acciones en su salida en bolsa? ¿Cuánta paciencia tendrán?
¿Habrá un descuento en ese precio sobre empresas financieramente comparables? [ii] ¿Tendrán una prima sobre acciones comparables por el hecho de ser “responsables”? ¿O para mantener la cotización y el interés del mercado harán recortes en el bien social? ¿Qué prioridad tendrá el mantener la certificación como B-corp) ¿Cuál será el comportamiento de sus accionistas en las asambleas generales? ¿Continuará el apoyo a los equipos directivos? ¿Se ampliarán los tipos de accionistas más allá de los especializados?
Después de dos años de cotizar en bolsa tenemos respuesta a algunas de estas preguntas.
Dos años de cotización en bolsa
En los dos años transcurridos desde su debut en bolsa el precio de la acciones ha caído a la mitad de su valor máximo, alcanzado días después de su salida. A pesar de que las ventas aumentaron en 33.4% durante el 2016 la empresa todavía no produce beneficios.Los costos de gestión y personal son cerca del 25% de los ingresos, en tanto que en Ebay y en MercadoLibre (plataforma de comercio virtual en América Latina) son cerca del 10%. Al comparar el modelo de negocio de Etsy con Ebay o con Amazon (aunque esta es 100 veces mayor en volumen de ventas), algunos accionistas han considerado que Etsy no tiene las ganancias que sería de esperar, sobre todo porque sus costos son proporcionalmente mayores a los de empresas de comparación.
Algunos inversionistas activistas alegan que el hecho de ser una empresa certificada como B-corp le hace incurrir mayores gastos para el beneficio de la comunidad, de sus empleados, del medio ambiente y de sus suplidores que suelen ser pequeñas empresas o personas. Sus gastos en oficinas (sus empleados tienen seguro de salud casi gratuito, disfrutan de algunas comidas gourmet gratuitas, un empleado, el ecologista oficial, lleva los desechos a una granja ecológica en bicicleta, tienen una sede de US$40 millones con paredes irrigadas para crecer plantas y con paneles solares para generar energía, clases de yoga y de artesanías, entre otros beneficios) y de personal son muy elevados (pagan sueldos superiores en 40% al que se considera sueldo justo en la zona). La política de bajas por paternidad /maternidad es de seis meses para cada uno, más generosa que la de Facebook y Google, sin tener los elevados beneficios que tienen estas empresas.
También se les achaca que no han aprovechado las innovaciones que están disponibles en el mercado virtual para aumentar su volumen de ventas. Que gastan demasiado en gastos administrativos en vez de invertir en investigación y desarrollo para ser más competitivos. Es muy difícil salir bien parado cuando usan a empresas como Ebay y Amazon como referencia.
Estos inversionistas concluyen que hay un problema de gestión y que si cambian a los directivos, se puede ajustar el modelo de la empresa con el fin de explotar mejor su posición en el mercado (intermedian ventas de más de US$3.000 millones anuales, con ingresos para la empresa de más de US$300 millones, con más de 28 millones de compradores activos durante 2016 y tienen casi 2 millones de suplidores y una plataforma informática que puede rendir mayores beneficios).
Estos inversionistas (hedge funds) ven una oportunidad de hacer un gran negocio, adquiriendo un pequeño porcentaje de las acciones en la bolsa y forzando el cambio de gestión. Su interés es puramente comercial y de corto plazo. Huelen sangre y saltan sobre la presa. ¿Pueden, con porcentajes del orden del 4% de las acciones, cambiar la gerencia? Un grupo minoritario aprovecha en este caso la debilidad de la gerencia (su gestión no es excelsa) para amenazar con atraerse a otros inversionistas y forzar el cambio. En sus palabras:
La tendencia histórica de gastos mal gestionados ha ofuscado el extremadamente atractivo modelo de negocios….Estamos completamente preparados para tomar las acciones que sean necesarias para proteger los intereses de todos los accionistas de Etsy” (énfasis añadido).
Estos inversionistas no conocen el concepto de “stakeholders” y su visión es cortoplacista. Para ellos responsabilidad ante la sociedad son “gastos mal gestionados”. Presumiblemente al lograr el cambio y la subida del precio de las acciones en la bolsa, venderán sus acciones y buscaran a otra presa. Es su modelo de negocios. [iii]
Y el mercado de valores los respalda. Apenas se anunció esta intervención y se despidió al CEO, con reputación de ser “favorable a los empleados”, a mediados de mayo del 2017, el precio de la acción subió 25%. También despidieron a 80 empleados de casi 1.000 entre permanentes y temporales (el 21 de julio despidieron a 150 más).
Podemos estar en desacuerdo con la actuación puramente comercial y egoísta de estos hedge funds, pero son una realidad del mercado. Podemos defender que la empresa debe maximizar el conjunto de beneficios sociales y financieros en el largo plazo, que la empresa debe responder ante sí misma, que la empresa tiene responsabilidad ante la sociedad y no solo ante los actuales accionistas (como lo hacíamos en el artículo ¿De quién es la empresa? ¿Qué debe maximizar?) pero la dura realidad de la jungla financiera es que lo cuenta es el dinero. Poderoso caballero es Don Dinero.
Obviamente que esto pone en duda la recertificación de la empresa como B-corp y las indicaciones son que no la pedirá. Fue de corta duración.
¡Es la gestión!
Después del análisis de este caso cabe preguntarse: ¿Es compatible la gestión de una empresa certificada responsable con los requerimientos de los inversionistas en bolsas de valores?
Este es un buen ejemplo para analizar la calidad de la gestión de las empresas socialmente responsables, y en particular las que buscan certificaciones o se comprometen por estatutos. Este es un claro caso que demuestra que no basta con gestionar la empresa con alma, es necesario también gestionarla prestando atención a su sostenibilidad financiera. Sin esta sostenibilidad financiera asegurada la sostenibilidad social y ambiental deja de ser relevante. La principal responsabilidad de la empresa es su continuidad financiera para poder hacer su contribución a la sociedad. Si hay dudas sobre ello, se presentarán accionistas activistas que tratarán de controlar la gestión y cambiar su rumbo, sin preocuparles mucho en el corto plazo los temas sociales y ambientales. Entran en “modo de gestión de supervivencia”, lo demás es superfluo.
Es muy común encontrar empresas constituidas con fines sociales que son muy efectivas en satisfacer las necesidades de la sociedad, pero que su gestión, al enfatizar la satisfacción de estas necesidades, suele descuidar la sostenibilidad financiera. Suelen tener dirigentes con más capacidades para gestionar lo social que lo financiero, y es muy difícil que puedan compatibilizar ambas características. Muchas veces, para lograr su continuidad deben recurrir a donaciones y/o subvenciones. La “economía social” está llena de estos casos. De la misma manera, es muy difícil encontrar emprendedores que sean capaces de articular e iniciar grandes ideas y que luego sepan gestionar su desarrollo y crecimiento, suelen ser buenos ideólogos, pero malos gestores. Pero hay excepciones como Google, Facebook, Microsoft y Tesla entre otros.
El caso de Etsy demuestra que las iniciativas que pretenden ser socialmente responsables, a un nivel que va más allá de las acciones puntuales tradicionales, y que deben acudir a los mercados de valores para financiar su crecimiento deben tener una gestión financiera al mismo nivel, o superior, de excelencia. Con esto no queremos decir que lo financiero deba ser lo prioritario, pero si se quieren lograr ambos objetivos, sociales y financieros, las gestiones de ambas partes deben del mismo alto nivel. No es fácil.
¿Y los demás stakeholders?
Natura, empresa certificada como B-corp, que cotiza en la bolsa de valores de Sao Paulo es un buen ejemplo del balance entre los intereses de los accionistas y los de la sociedad y un contraste con Etsy, sobre todo por la posible reacción de los stakeholders. Natura vende cosméticos producidos con productos naturales, amigables con el medio ambiente, que son vendidos por miles de personas (mayormente mujeres) en forma directa al cliente.
Es muy poco probable que se tenga que enfrentar a una situación como la de Etsy ya que las circunstancias son muy diferentes. Es menos común en Brasil encontrar hedge funds que persigan a las empresas para obtener ganancias en el corto plazo. Tanto el mercado de valores como el de adquisiciones de empresas es menos extendido que en EE.UU. Pero además el caso de Natura lo hace mucho menos probable. Es una empresa con stakeholders más visibles. Si se intentara una situación como la de Etsy es muy probable que sus stakeholders, en particular los vendedores, salieran a la defensa de la empresa. Es una empresa muy respetada por la sociedad en el país y orgullo de ser ejemplo mundial de responsabilidad social. Adicionalmente el modelo de negocio es muy diferente, el comercio no es virtual, anónimo como en el caso de Etsy, es directo de persona a persona.
En el caso de Etsy sus principales stakeholders son sus empleados/dirigentes y sus suplidores y era de esperar que los demás accionistas que compraron la emisión inicial sabiendo de la estrategia de responsabilidad de la empresa. Los clientes son más anónimos y no se preocupan por la situación comercial de la empresa, tienen otras opciones de compra. Los suplidores deben preocuparse por el futuro de la empresa, pero mientras puedan vender más sus productos mejor. Son relativamente pequeños y no se preocupan de la responsabilidad social de su intermediario. Más bien deberían estar de acuerdo con los esfuerzos de los inversionistas activistas en mejorar el crecimiento de la empresa. Y losdemás accionistas parece que no estaban descontentos con la posibilidad de que sus acciones subieran de precio. Son los empleados y los directivos los que deben tener más interés en la responsabilidad social de la empresa, pero en este caso son los “causantes” de la intervención de los inversionistas activistas y es poco probable que pueden oponerse. Hay poca resistencia de los stakeholders a los cambios que piden los inversionistas activistas.
Un ingeniero senior, al conocer esta situación expresó su opinión elocuentemente: “No estoy llorando, es que soy alérgico al capitalismo”. Se necesitan muchos como él, comprometidos con el avance de la sociedad, pero también algunos que se preocupen de la brutal realidad del entorno.
En resumen
Es posible para una empresa certificada como B-corp o aun una empresa con fines de beneficios, compatibilizar sus objetivos sociales con los financieros de cotizar en bolsa.Pero su gestión debe ser al mismo nivel o superior al resto de las empresas que cotizan en bolsa, porque no solamente compiten con éstas en los mercados de capitales sino que además deben poder cumplir con sus objetivos de excelencia en la sostenibilidad social y ambiental.
[i] Etsy es un mercado virtual y físico de bienes no industrializados (artesanía, arte, etc.) que junta compradores y vendedores, muchos de los cuales son artistas apoyados por la empresa, que se organizan para vender sus productos a través de la plataforma de Etsy. También participan empresas de manufactura que apoyan a los que venden sus productos.
[ii] En su debut en bolsa la acción se comportó mejor que algunas de las empresas altamente esperadas como Facebook y Alibaba (el Amazon de China). Subió más del 80% en el primer día de cotización (a mediados de mayo cotizaba a un 20% superior al precio de salida).
[iii] Un excelente artículo sobre la situación de Etsy se puede leer en The Barbarians Are at Etsy’s Hand-Hewn, Responsibly Sourced Gates.
Antonio Vives
Con un Ph.D. en Mercados Financieros de Carnegie Mellon University y con una trayectoria como profesor en 4 escuelas de negocios, Antonio Vives es actualmente catedrático y consultor en la Stanford University. Socio Principal de Cumpetere. Ex-Gerente de Desarrollo Sostenible del Banco Interamericano de Desarrollo. Creador de las Conferencias Interamericanas sobre RSE. Autor de numerosos artículos y libros sobre RSE y del blog Cumpetere en español.