El director de Marketing Deportivo global de Adidas, Jim Gatto, fue acusado de participar en un esquema de soborno en el que los jugadores de baloncesto universitario fueron pagados para asistir a universidades afiliadas a la marca y posteriormente firmaron con Adidas y así se convirtieron en profesionales.
Gatto fue arrestado y actualmente se encuentra entre las diez personas que enfrentan cargos criminales federales.
Por si fuera poco, se encuentran implicados cuatro entrenadores de baloncesto, así como asesores financieros y gerentes.
«Hoy nos dimos cuenta de que los investigadores federales arrestaron a un empleado de Adidas, estamos aprendiendo más sobre la situación, no somos conscientes de ninguna mala conducta y cooperaremos plenamente con las autoridades para entender más», dijo una portavoz de Adidas en un comunicado.
Es difícil creer que la marca no supiera nada cuando su director de marketing está tan involucrado, pero la investigación apenas comienza.
Si estos hechos se confirman, sería un nuevo golpe duro para la que se cree que es la universidad involucrada: Universidad de Louisville, quien firmó un contrato de auspicio de 160 millones de dólares con Adidas en agosto.
También sería un gran golpe por el recuente escándalo sobre sobre sus métodos de reclutamiento de basquetbolistas, que incluía entre otros el servicio de prostitutas para hacer la diferencia.
La queja interpuesta dice que Gatto trabajó con un grupo en el que incluye a Christian Dawkins, identificado como empleado de una empresa de gestión deportiva en Nueva Jersey y Munish Sood, un asesor de inversiones.
A ellos se les acusa de canalizar un pago de cien mil dólares a la familia de un jugador de baloncesto de la escuela secundaria a cambio de que el jugador se comprometiera con una universidad sin nombre.
A cambio, el jugador aceptaba retener los servicios de Dawkins y Sood, mientras estaba de acuerdo en firmar con Adidas, una vez que el jugador se convirtiera en profesional.
Cabe mencionar que los acuerdos de patrocinio con las principales universidades pueden ofrecer a las marcas de ropa una gran oportunidad de comercialización y además están dispuestos a pagar por ello.
Los cuatro implicados en el soborno son: el asistente de Oklahoma Lamont Evans, el asistente de Auburn Chuck Person, Emanuel Richardson de Arizona y el ayudante de USC Tony Bland.
De acuerdo con documentos oficiales, Evans, Richardson y Blan recibieron beneficios de diez mil dólares en un programa que incluye una subvención, un contrato, un subsidio, un préstamo, una garantía, un seguro y otra forma de asistencia federal.
Según el órgano que rige el deporte universitario de Estados Unidos, Kantar Media, la NCAA ingresa anualmente unos 770 millones de dólares por los derechos de retransmisión del torneo final de marzo.
Fue hasta 2017 que esto se convirtió en un negocio que genera cada año miles de millones de dólares.
No es el primer escáldalo del deporte formativo de Estados Unidos, donde la NCAA prohíbe a los estudiantes recibir cualquier compensación económica antes o durante de su carrera universitaria. El más recordado es el de la Universidad de Michigan, donde un hombre fue acusado de pagar más de 600.000 dólares en dinero y regalos a cuatro jugadores, entre ellos Chris Webber y el exmadridista Louis Bullock.
«La foto del básquetbol universitario que pintan los cargos no es bonita: entrenadores en algunos de los mejores programas del país aceptando sobornos en efectivo, agentes y asesores rodeando futuras promesas como coyotes, y empleados de una gran compañía deportiva transfiriendo efectivo a familias de reclutas liceales» (estudiantes secundarios), dijo el fiscal de Manhattan, Joon Kim, en un comunicado.
Los jugadores tienen el sueño de crecer y ser reconocidos por los logros obtenidos dentro de su carrera profesional, es así que los entrenadores se aprovecharon de la confianza de cada uno de ellos y contrataban a un asesor a cambio pagos a familiares.
