La conmoción y el dolor que ha dejado en lo más profundo de nuestro ser social y personal el atentado del pasado 15 de septiembre en Morelia debe llevarnos a reflexionar y cuestionarnos seriamente.
No sólo hemos de buscar responsabilidades en criminales sin escrúpulos o en un Gobierno ineficiente lleno de compromisos que le maniatan; tenemos que cuestionarnos todos y cada uno de nosotros, en perspectiva de nuestra responsabilidad ciudadana.
Me pregunto si detrás de todo esto existe un profundo vacío de referentes morales y éticos, si acaso será que hemos generado unos parámetros de éxito que nada tienen que ver con ser virtuosos sino simple y pobremente «ricos».
Es decir, nuestra sobrevaloración del tener, y el olvido del ser. Coordinador del Diplomado de Organizaciones Civiles y Responsabilidad Social, ITAM.
Reforma, “Sector 3”, Vida, p. 9, Domingo 21 de septiembre de 2008