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Economía colaborativa: su lado oscuro


¿Por qué leer esta nota?

Mucho se ha hablado de la economía colaborativ y la posibilidad que ofrece de aprovechar al máximo ciertos recursos. Sin embargo, estos modelos han probado tener un lado oscuro y la investigación de Juliet B. Schor lo prueba.

En el artículo publicado originalmente por ABC, Belén Rodrigo aborda el tema. Transcribimos a continuación


Por Belén Rodrigo

Las plataformas que han ido surgiendo en los últimos años como parte de la llamada economía colaborativa son, en teoría, proyectos que promueven beneficios medioambientales y crean capital social. Pero en la práctica, la realidad puede ser bien diferente. «Me cuestiono si Uber va a durar mucho tiempo y Airbnb será difícil de gestionar, está creando una red demasiado grande», afirma a Empresa Juliet B. Schor, profesora de sociología en el Boston College, que ha pasado recientemente por España invitada por la universidad Comillas ICADE. Esta reputada investigadora norteamericana es muy crítica con los modelos de plataformas en las que existe un beneficio económico para quienes las gestionan.

«En un principio estas plataformas son muy buenas para los consumidores porque los servicios que ofrecen son más baratos. En Airbnb, por ejemplo, la plataforma se queda con un margen razonable, no es muy abusivo y los propietarios ganan dinero. Todos están contentos, pero existe un lado oscuro. Y es el que viven los vecinos, que tienen que soportar la entrada y salida de los turistas. Además, este fenómeno ha provocado la subida de las rentas, son más altas y el mercado del alquiler está más difícil» apunta Schor. Y recuerda que hay todavía un lado más oscuro, que es el de la legalidad. «¿Por qué los hoteles deben pagar unos impuestos y las casas de Airbnb no?» y otro muy preocupante, «el hecho de que sea posible discriminar a los huéspedes porque los propietarios pueden rechazarlos».

Todavía más crítica es con el modelo creado por Uber, donde «hemos visto como manipulan a los conductores, les engañan, toman caminos ilegales. Están destruyendo el mercado tradicional del taxi», recuerda la socióloga. Pero reconoce que «a los consumidores les encanta el servicio porque es más barato». Y no ha resultado ser tan bueno para el ambiente como se esperaba. «Al permitir viajar de forma más barata, muchas personas dejan de andar y cogen el Uber, creando más tráfico. Y no es seguro, paran en cualquier lado para coger y dejar a los clientes».

Se entiende por economía colaborativa el movimiento económico y social que promueve el intercambio y el uso de bienes y servicios a cambio de compartir gastos. Y Juliet Schor diferencia cuatro grandes tipos de iniciativas dentro del consumo conectado: recirculación de bienes (Ebay o Craig´s List), intercambio de bienes (Blablacar y Uber), optimización del uso de activos (Zipcar) y construcción de conexiones sociales (Prosper).

Juliet Schor y su equipo de investigación han tenido oportunidad de hablar con mucha gente que trabaja en estas plataformas. «Para aquellos que trabajan en part-time están contentos y es bueno porque ganan un dinero extra. Pero para los que dependen de ella, tienen condiciones de trabajo muy precarias. Están expuestos a irregularidades sin seguro», afirma la socióloga. Subraya también que estas compañías tienen la reputación de ser verdes «pero en la mayor parte de las veces no es verdad». Con Airbnb, por ejemplo, «se viaja más y hay más contaminación». La investigadora reconoce ser muy crítica con estos modelos e incluso en los proyectos donde no hay ganancia de por medio, cree que se cumple una labor social «pero menos de lo que pensaba».

¿Cómo será la economía colaborativa dentro de diez años? Schor tiene serias dudas de la existencia de Uber por mucho más tiempo, «creo que los conductores se juntarán en cooperativas, los softwares ya no son tan caros». Y a Airbnb vaticina dificultades «porque la red es muy grande». Si hablamos de las plataformas sin beneficios de por medio, «van a crecer, son necesarias pero deben producir más estabilidad».

Nacidos para comprar

Juliet Schor ha investigado también el comportamiento de los consumidores y en una de sus publicaciones «Nacidos para comprar», analiza las técnicas de marketing que se utilizan para convencer a los más pequeños. La socióloga cree que en la sociedad actual «resulta muy difícil a los padres no caer en este juego. No tienen tiempo para jugar con los niños y lo compensan comprando lo que les piden. Toda nuestra cultura está siendo más consumista». Asegura que las personas normalmente no están de acuerdo con esta tendencia «pero es muy difícil romper con la dinámica social porque el mercado está así organizado».

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