Antonio B, ingeniero del centro experimental de Renault de Guyancourt, se quitó la vida en octubre del 2006. Tenía 39 años. Su familia emprendió un proceso judicial por considerar responsable a la empresa del estrés que llevó a este empleado a tirarse por la ventana de un quinto piso del edifico en el que trabajaba. Ayer, el tribunal de Nanterre dio la razón a la viuda con una sentencia inédita, que condena a Renault por una falta inexcusable.
El fallo obliga a aumentar la pensión a la familia y a pagar un euro simbólico de indemnización por el perjuicio moral causado a la viuda y al hijo, de 11 años, del ingeniero.
El suicidio de Antonio B. es el único de los tres que tuvieron lugar en seis meses en el mismo centro de estudios técnicos que ha sido reconocido por la justicia como un accidente de trabajo. Los tres ingenieros estaban adscritos a esta unidad donde 1.200 ingenieros trabajan en la creación de los nuevos modelos de la marca.
Los sindicatos denunciaron la fuerte presión a que estaban sometidos y el «ritmo infernal» exigido por la dirección, que obligó a proyectar ocho nuevos modelos al año, el doble que hasta entonces, sin aumentar los efectivos. Por esta razón, los ingenieros debían hacer frente a jornadas laborales de 12 horas e incluso llevarse trabajo a casa.
FRANCE TÉLÉCOM / Así lo constata la investigación sobre Renault encargado a la misma consultora que en los últimos meses está estudiando la situación de la operadora France Télécom, donde se han producido 32 suicidios en menos de dos años.
El estrés profesional sufrido por los trabajadores también ha sido señalado como la razón principal de esta espiral infernal.
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