Desde hace un par de años surgió el debate sobre la compra del coche autónomo y todas las paradojas que lo rodean. Desde que estos coches salieron a las calles, han habido varios accidentes en los que se involucra a un automóvil autónomo con un peatón u otro coche.
Recientemente se suscitó uno en el cual dejó a una víctima mortal en la ciudad de Tempe, Arizona. Ella cruzaba la calle con su bicicleta, fuera del paso peatonal y un volvo XC90 autónomo no la detectó y la arrolló. La trasladaron al hospital pero fue tan fuerte el impacto que ella falleció.
A raíz de ello se puso a debate la circulación de estos coches, a pesar de los accidentes y de las críticas surgidas la decisión fue seguir rodando en diversas partes del mundo.
Por su parte, los defensores dicen que los coches autónomos se encuentran en fase de pruebas y todas las tecnologías registran fallos cuando están en rodaje.
Pero… ¿de dónde viene esta idea de no necesitar a un humano al volante? Todo surgió en la Expo Universal de 1939, cuando Norman Bel Geddes presentó un coche que se mantenía en el asfalto gracias a un circuito eléctrico construido en el pavimento de la carretera y que enviaba señales al vehículo para que se mantuviera dentro de la vía y circulara a la velocidad adecuada.
A partir de ello, se han creado prototipos que pudieran asemejarse a dicha tecnología, sin embargo el tema de la seguridad es el que está saliendo a flote, puesto que por lo visto, adquirir uno, no es nada seguro.
De acuerdo con el sitio TICbeat, existen seis niveles distintos de conducción autónoma, cada uno con distintas implicaciones y responsabilidades para el ser humano. Los vehículos más avanzados no podrán predecir el comportamiento de los conductores humanos con la misma facilidad que lo hacen con otros automóviles informatizados, mientras que para los humanos podrá ser difícil de comprender algunas de las pautas que seguirán los coches inteligentes al pie de la letra.
Los vehículos autónomos más avanzados no podrán predecir el comportamiento de los conductores humanos con la misma facilidad que lo hacen con otros automóviles informatizados.
Durante la conducción surgen imprevistos que se tienen que resolver puesto que, tanto los peatones y las máquinas pueden presentar elementos ajenos al control. Entre ellos, está elegir dos alternativas para evitar un accidente, y la elección de una u de otra podría implicar fallecidos, ya sean pasajeros del vehículo, peatones o personas que viajan en otros coches.
Para hacer esta elección, la máquina deberá decidir qué hará y quién debe de salir afectado o no. Se supone que las máquinas siempre estarán programadas para salvar la vida de los humanos antes que los bienes materiales, sin embargo hay veces que la máquina deberá elegir.
¿A quién elegir? De acuerdo con investigadores del Media Lab del Massachusetts Institut of Techhnology (MIT) y del departamento de Machine Learning de la Universidad Carnegie Mellon (CMU), se propone que todos los ciudadanos del mundo decidamos los principios éticos de un coche autónomo.
En caso de accidente, los coches autónomos se enfrentarían a tomar la decisión de:
¿A quién veríamos más ético atropellar? ¿A víctimas de distinto género, edad, salud, nivel económico, infractores de las normas de tráfico? A quién matar en diferentes escenarios: al propietario del automóvil, a diez peatones, a un único peatón.
De acuerdo con el estudio de la Touluse School of Economics, cuando se trata de una relación de 1 a 1 (conductor- peatón), los encuestados decían de forma dividida con un 50% de los votos, pero cuando la elección estaba entre un conductor y diez peatones, el 75% optaba por “matar” al conductor.
La ética en la conducción de coches eléctricos
El dilema ético que se plantea ante la llegaba del coche autónomo es mayúsculo. Entre ellos está, en dónde quedarán las personas que dependen económicamente de este sector, como conductores privados, taxistas, camioneros, conductores de ambulancias, repartidores, entre otros.
Se dice que entre dos y tres millones de trabajadores se podrían quedar en la calle, según se vaya extendiendo la licencia para utilizar coches autónomos en las ciudades.
Según TICbeat, esta cifra equivale a entre el 60% y el 80% de todos los empleos del sector transporte en Estados Unidos. De entre todos estos profesionales amenazados por la tecnología, 1,6 millones son conductores de tractores o camiones de gran tamaño, otros 826 mil son conductores de camiones pequeños; 505 mil son conductores de autobuses escolares o pasajeros con discapacidades y tercera edad; 364 mil serán conductores particulares; 180 mil 960 se cuentan entre taxistas y choferes profesionales y por último, 168 mil conductores de autobús urbanos.
De esta manera, el debate ético sobre el coche autónomo amplia las implicaciones económicas y sociales de la inteligencia artificial.
Respecto a la compra de los coches autónomos, de acuerdo con un estudio del Instituto de Ingeniería Eléctrica y Electrónica, más de dos tercios de los consumidores admitían no verse preparados para ceder la conducción a la máquina.
¿Tú te encuentras listo para recibir en tu ciudad este tipo de coches? ¿Qué piensas sobre la circulación de los autónomos?